Ruta al pico Liño para contemplar la majestuosidad de los Picos de Europa y el Mar Cantábrico
de ruta por... ·
Esta excursión es sencilla y apta para todos los niveles, y destaca por salvar numerosas cuestas empinadas que trascurren por majadas de pastoreo, por pista y por monte
MARA LLAMEDO
Peñamellera Alta
Miércoles, 29 de junio 2022, 15:22
Hoy nos vamos a caminar a la larga Sierra del Cuera, un bello cordal de caliza oscura que se extiende a lo largo de 30 kilómetros, con vistas al Mar Cantábrico. En estos dominios, vamos a ascender una de sus cumbres más famosas: el pico ... Liño, de 1182 metros de altura y ubicado en la vertiente oriental de este cordal, con inmejorables vistas por sus cuatro costados y una destacada panorámica de los tres macizos de los Picos de Europa, en los que destaca la imponente visión del Urriellu, conocido también como Naranjo de Bulnes.
La excursión, sencilla y apta para todos los niveles, destaca por salvar numerosas cuestas empinadas que trascurren por majadas de pastoreo, primero sobre pista y luego ya metida a monte puro. Y aunque su dificultad máxima estribe en las numerosas subidas que encadena, el esfuerzo muscular es racionado y merece bien la pena, ya que se adereza de perfectas panorámicas en las que se combina la visión, casi infinita, del mar Cantábrico y sus pueblos costeros orientales con la siempre perfecta postal que regalan los imponentes Picos de Europa y las distintas sierras que, desde allí hasta los dominios marítimos, enmarcan el paisaje.
AL PICO LIÑO (1182) DESDE ALLES (PEÑAMELLERA ALTA)
Tipo de ruta:
Circular
Distancia:
14 kilómetros (aprox)
Dificultad:
Moderada
Tiempo:
4-5 horas (aprox.)
Altura:
1182 metros
Desnivel:
892 metros
Descripción de la ruta:
Paso a paso
Iniciamos nuestros pasos en el precioso pueblo de Alles (Peñamellera Alta), con la figura plana, alta y aún lejana del Liño destacando en el horizonte montañoso que guarda el lugar.
Nuestro primer punto de referencia es la pequeña ermita de San Roque, de donde parte una pista ganadera de cemento, bien marcada y distinguible, que debemos subir completa. Así, sin posibilidad de pérdida y avistando desde el inicio el macizo central de los Picos de Europa, vamos ascendiendo por el firme de hormigón, entre marcadas curvas, cabañas y praderías.
La subida no da tregua, siempre en pendiente y serpenteante. A media pista se puede tomar como referencia una caseta (tipo las que se usan para esperar el autobús), perfecta para tomar un respiro y un buche de agua mientras contemplamos la solemne silueta de Picos combinada con la belleza de los pueblos y valles más bajos, viendo claro el pequeño mapa que trazan las casas y calles de Alles, lugar del que partimos y que vemos ahora muy abajo, encajado entre montañas y verdes intensos.
Siguiendo por pista, vamos aproximándonos a la conocida como Majada de Llabandames, con casas, ganado, algunos mastines tranquilos controlando desde las sombras y con especial predominio de intensas manchas de bosque formadas por árboles autóctonos como robles, avellanos, tilos y largos fresnos. En esta zona termina la pista que, hasta ahora, ha guiado nuestros pasos, elevándonos a los casi 700 metros de altura sobre el nivel del mar.
En este punto, el firme se convierte en camino de montaña, bordeando las laderas y levantándose por encima de las cabañas ganaderas, que van quedando a nuestra espalda mientras que el sendero, muy cómodo de seguir, se dirige a mano derecha (dejando ahora el Liño a la izquierda) entre verde y piedras. Nuestro siguiente punto de referencia es un árbol, solitario y destacado en medio del sendero ascendente, que contempla -impasible y afortunado- la silueta de los Urrieles y el Cornión, así como Alles en la distancia, casi como dibujado en medio de este paisaje montañoso.
Dejando el árbol a nuestra espalda, continuamos ascensión girando ahora de forma leve hacia la izquierda y conquistando, paso a paso, la divisoria entre las vertientes, que va ganando altura y termina asomada a la zona marítima, desde donde el mar cantábrico nos saluda por primera vez presumiendo de belleza, azul infinito hasta la raya del horizonte y pequeños pueblos costeros que se dibujan en la distancia.
Estamos en la collada de Morea, asomada en su vertiente sur al mar y, a la contra, mirando al norte, a la silueta de los macizos de Andara y los Urrieles.
A partir de este punto, nos queda aún tramo hasta la cabeza del Liño, aunque lo vemos ya muy cercano. Para conquistarlo tendremos ahora que crestear, salvando las laderas altas de otros dos picos parecidos en altura a aquel al que nos dirigimos: el pico Ubricario y el Jou Negru.
Salvada la larga cresta, desde un jou durmiente y alto muy cercano a nuestra cumbre de hoy, sólo restan unos pasos más para, de forma definitiva, coronar la cima del Liño, el cual ascendemos por su vertiente norte, abriendo camino por entre peñas salpicadas de verde hierba que nos hacen de escalones finales para alcanzar el punto más alto del día de hoy, señalado con un vértice geodésico y un buzón de cumbres.
Las vistas desde el Liño son magníficas: los tres macizos de los Picos de Europa destacan en la visión, que se extiende por los profundos valles, se asoma a la continuación del Cuera, contempla la sierra del Sueve y, luego, gira y gira hasta llegar a los dominios marítimos, que dominan el otro lado de la visión cimera hasta encontrarse de nuevo con el tramo contrario del cordal en el que estamos, por el que hemos llegado a esta atalaya de montaña, ideal para contemplaciones largas.
Toca emprender el regreso. Y vamos a hacerlo descendiendo directos, campo a través, por la cara sur del Liño, bajando en acusada pendiente por una zona de hierba y matorrales de tamaño medio donde damos con un desdibujado sendero que nos deja justo delate de una cabaña, con depósito de agua y pradería cercada por muros.
Desde la cabaña, sólo nos queda desviarnos ligeramente a la izquierda para encontrar una pequeña canal tallada en piedra que nos va bajando, primero recta y luego haciendo zigzag hacia la derecha, y vuelve a depositarnos en las praderías y la cabaña que habíamos encontrado justo donde terminaba la pista por la que empezamos a andar. Toca, pues, reandar la pista hacia abajo, viendo Alles acercarse en nuestro descenso.
Tras descender la pista, volvemos a nuestro punto de partida del día y nos despedimos de una excursión por el oriente asturiano que, aunque no se levanta sobre altas cotas, resulta perfecta para conocer esta zona y contemplar, de manera radiante, los omnipresentes e imponentes Picos de Europa, completamente expuestos de cara al Liño y con su roca más famosa, la del picu Urriellu, reinando en la estampa montañera durante todo el trayecto recorrido
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