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J. Garay
Miércoles, 2 de agosto 2023, 07:27
Presume la página web del refugio del Jou de Cabrones que «probablemente es el más aislado de España». Puede que sea así. Se mire por donde se mire, llegar hasta los 2.034 metros del Jou (así es como llaman en Asturias a los ... hoyos u hondonadas que crea la erosión en las montañas a lo largo de miles de años) donde se emplaza en el corazón del macizo central de los Picos de Europa no es nada fácil. Por Caín, localidad conocida por estar en uno de los extremos de la ruta del Cares, supone superar el canal de Dobresuengo y sus 1.450 metros de desnivel positivo. Unas cinco horas, según quienes lo han hecho (entre los que no se cuenta quien escribe estás líneas. Es una asignatura pendiente). Si se apuesta por partir de Pandébano, hay que pasar primero por el Urriellu para atravesar después la brecha de los cazadores y la horcada arenera. No menos de cinco horas también. Una tercera alternativa parte de Poncebos -el otro extremo de la mencionada ruta de El Cares- y pasa por Bulnes de arriba camino de la canal de Amuesa y la cuesta del Trabe. Unos 2.000 metros de desnivel positivo y cuatro horas y media de esfuerzo. Más que una cima de tres mil metros de los Pirineos. Es esta ruta la que dibujaremos aquí. Merece, y mucho, la pena.
Antes de ello, cabe preguntarse qué hace este refugio situado en un emplazamiento tan singular. Según cuenta el que fuera guarda entre 1991 y 2000, la razón es que cualquier actividad montañera en la zona requería, como queda dicho, un gran esfuerzo solo para llegar. De ahí que se buscara esta especie de fonda para dar una base a los montañeros. Las primeras tentativas de construir un refugio en este punto se remontan a los años sesenta del siglo pasado. Fue en 1968 cuando terminaron las obras de aquella primera construcción. No duró mucho. Los fuertes vientos que se arremolinan en invierno y una alud acabaron con ella. Un segundo intento a principios de los setenta tuvo el mismo desenlace. Hubo que esperar a 1982 para que se apostara por levantar sus paredes en el emplazamiento actual, para ampliarlo en 1991 con una nueva estructura tubular que perdura hasta la actualidad.
Dicho lo cual, es hora de empezar a andar. En plena ola de calor de este tórrido verano, partimos desde Poncebos a las 4.45 de la mañana. No queda otra si se quiere evitar la canícula (cuando el calor es más fuerte en el Norte). El camino parte unos metros antes del inicio de la ruta del Cares y hacia la izquierda en lugar de hacia la derecha. El cartel indica 5 horas y 45 minutos. No hay que asustarse. Será una caminata larga pero no tanto. Con los frontales para ver en plena noche arrancamos en dirección Bulnes. La temperatura es buena y se avanza sin problemas por el zig-zag que remonta el curso del río Tejo. En 45 minutos llegamos al punto donde debemos girar a la derecha, justo antes de entrar en la parte baja del preciosos pueblecito de Bulnes. El cartel indicativo no deja lugar a dudas.
Empieza aquí la verdadera subida. Tras alcanzar la parte alta de Bulnes, que queda a la izquierda, seguimos progresando para entrar en una especie de valle en cuyo fondo se divisa la canal de Amuesa, una fuerte pendiente encajonada en la montaña de unos 850 metros de desnivel positivo. No hay que dejarse llevar por las apariencias y subir por el zig-zag que se dibuja en la pedrera. El camino avanza por la izquierda de la canal. Mientras avanzamos, el sol comienza a dejarse ver a nuestra espalda. Una hora después alcanzamos la salida, la conocida como majada de Amuesa, un precioso paraje con pequeñas cabañas para el ganado que invita a hacer un pequeño descanso mientras el sol se deja ver ya en todo su esplendor.
Tras reponer fuerzas, la ruta continúa por la cuesta del Trabe, que nos encamina hacia la izquierda para dirigirnos directamente al Jou de los Cabrones. Son las 8.15 de la mañana y nos vemos ya cara a cara con las cimas de Picos. La zona de las Llambrías avanza por el lateral de estas montañas. La subida ahora es mucho más progresiva; gran parte del desnivel se ha superado ya. El camino discurre sin mayores dificultades hasta llegar a un primer paso de trepada que cuenta con una cuerda para ayudar a superarlo. No es complicado, pero conviene no despistarse. Más adelante encontramos otro, este ya más sencillo.
Y ya, encajonado en un su jou, aparece el refugio de los Cabrones. Allí están el pico de cabrones y su cresterío, el Dobresuengo y, aunque no se vea, Torre Cerredo, la cima de los Picos de Europa. Una maravilla. Son las 9.30 de la mañana. Han sido 4,5 horas y un desnivel de casi 2.000 metros. Más que la subida al Aneto, al Posets, al Taillón… El refugio más aislado de España. ¡Ah! lo del nombre es porque en el pasado abundaban unos machos cabríos de gran tamaño, hoy desaparecidos.
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