De Tresviso hasta el Cueto Cerralosa para disfrutar de una panorámica los Picos de Europa
de ruta por... ·
Hoy vamos a conquistar el techo de Peñamellera Baja, un estupendo balcón a más de 1500 metros de altura desde el que divisar, cómodamente, la belleza alpina de la zona y el mismísimo Mar Cantábrico
MARA LLAMEDO
Cueto Cerralosa
Lunes, 9 de mayo 2022, 15:07
De los tres macizos que componen los Picos de Europa, el Oriental (llamado Ándara) es el que menos alturas registra y el que menos extensión tiene. Sin embargo, a pesar de ser el más discreto, su belleza y el perfil de sus cumbres – entre las que destaca la Morra Lechugales, de 2444 metros- siguen configurando un paisaje imponente y alpino, digno de contemplar, conocer y andar. Y si hay un lugar que haga de balconada perfecta para mirar este macizo, esa es la sierra de Cocón, un cordal de siete kilómetros que se caracteriza por gozar de afilados perfiles y que constituye (además de nuestro destino de hoy) el límite entre Asturias y Cantabria.
Precisamente, nuestros pasos para este día nos van a llevar hasta el techo mismo de la mencionada Sierra de Cocón, concretamente al Cueto Cerralosa, un precioso y accesible mirador que también es el techo del concejo de Peñamellera Baja y que se asoma sin interrupciones a los tres macizos de Picos, abriendo este paisaje, muy cercano, el macizo de Ándara. Un destino que se eleva 1565m sobre el valle de Sobra, frontera natural entre la Sierra que hoy vamos a caminar y los siempre impresionantes Picos de Europa.
De Tresviso al Cueto Cerralosa
Tipo de ruta:
Ida y Vuelta
Distancia:
7 kilómetros
Dificultad:
Fácil-Moderada
Tiempo:
4 horas (aprox.)
Lugar de salida y llegada: Tresviso
(Cantabria) CM-88/01
Altitud máxima:
1565 metros
Descripción de la ruta
Para comenzar nuestra caminata, debemos acercarnos primero en coche hasta un pequeño pueblo de altura: la localidad de Tresviso, situada a 907 metros en pleno Parque Nacional de los Picos de Europa y poblada por poco más de medio centenar de personas. Un enclave especial, ubicado en un entorno único, y que constituye nuestro punto de salida y llegada para esta jornada dedicada a la conquista del Cerralosa.
Para llegar a Tresviso, nos espera un viaje de coche fascinante, que ya nos introduce de manera radical en el característico paisaje de relieves de los Picos de Europa. La localidad de Tresviso tiene un único acceso rodado (la CM-88/01) y para llegar hasta ella tendremos que discurrir dirección Sotres, pasando por Las Arenas (Cabrales), el desfiladero del Cares, la cuenca del Duje y Tielve.
Una vez aparcados en Tresviso (hay zonas de estacionamiento cerca del ayuntamiento, del bar y de la iglesia) comenzamos a caminar por una pista de cemento que nos acompañará -zigzagueante, larga y pendiente- durante unos 2 kilómetros de recorrido, aupándonos de un tirón hasta los 1200 metros de altura y terminando casi a las puertas de una vieja cuadra.
El firme a partir de la zona de la cuadra va cambiando, volviéndose más arenoso, mientras continúa ascendiendo, pasando junto a cabañas y praderías, para luego cruzar una majada extensa desde la que ya se empiezan a vislumbrar los perfiles inconfundibles de los Picos de Europa, que saludan cercanos y aderezan el compás de la caminata de forma muy agradable.
Tras pasar la majada, encontraremos una portilla que debemos cruzar y que podemos tomar como referencia. Nuestro camino continúa ahora ascendiendo la sierra, con el sendero cada vez más desmarcado y buscando los pasos más cómodos para abrirnos camino a la cresta. En esta ascensión pasamos junto a una cueva, «La Casona», un lugar que ayudó a madurar centenares de quesos de la zona y que guarda en sus entrañas los secretos del pastoreo y la vida rural de antes.
Sin tregua, el camino continúa ascendiendo: toca sortear una zona en la que el sendero se pierde, caracterizada por la abundancia de matorrales, brezos y hierbas. Sin embargo, no resulta difícil guiarse y encontrar camino: sólo hay que tomar como referencia la cumbre a la que nos dirigimos, la cual ya vemos muy cercana.
El último tramo de ascenso –un pequeño ramal en zigzag- nos eleva a la cresta de la sierra, que debemos andar un rato, sin dificultad ninguna, para alcanzar por fin nuestro punto más alto del día de hoy: el Cueto Cerralosa.
El lugar, marcado con un buzón de cumbres, es perfecto para disfrutar de bocatas, un descanso y buenas y extensas panorámicas: asomado a todo el esplendor de los Picos de Europa y las sierras que los cercan, contemplando los tres macizos y destacando en la visión, imponente, el famoso pico Urriellu, la Peña Santa, el Neverón o la Torre de Santa María. Y, un poco más allá, la sierra del Sueve (al oeste), la Sierra del Cuera (al norte) y el mar cantábrico.
Para regresar a Tresviso (lugar que nunca hemos dejado de observar en la distancia y que luce maravilloso desde lo alto, enterrado entre montañas), tan sólo tenemos que reandar los pasos de nuestra ascensión, pero en sentido contrario: volviendo a pasar junto a la cueva, atravesando de nuevo la portilla y llegando a la pista junto a la enorme y solitaria cuadra abandonada.
Luego, volvemos a pisar la pista que nos dió la bienvenida y, en rapido descenso, dos kilómetros de sendero nos depositan de nuevo en Tresviso, lugar del que partimos y donde hoy termina nuestra jornada.
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