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Santiago Yaniz
Santander
Jueves, 18 de julio 2024, 07:17
Madre soy de Iberia/ que incesante en mi seno, nace y dura./ A los tres mares que la ciñen corren/ distintos y purísimas mis aguas./ Al Ebro, el Híjar, el Pisuerga al Duero/ y el Nansa se despeña./ Tres destinos/ Mediterráneo, Atlántico, Cantábrico./ Y mi cúspide eterna/ bendiciendo, vientos de Dios,/ España, toda en torno
Así de bonito le escribió Gerardo Diego al Tres Mares. No fue el único en hacer con él poesía. Lo había hecho antes, en el año 1849, poniendo por primera vez ese nombre al hasta entonces llamado pico de los Asnos o Cueto Negro, el poeta Ángel de los Ríos; aquel, al que apodaban 'el sordo de Proaño', escribía sobre la sierra de Híjar «donde se cierra y forma vértice el valle del Ebro», que es justo en esa montaña.
Ya lo ha dicho el poeta, tres ríos arrancan en esta cima, los tres van cada uno a un mar distinto y allá arriba, encaramado a 2.175 metros de altitud, hay un balcón excelso del que no se ve ningún mar.
Resulta curioso que quien situado en ese mirador cumbrero pueda vaciar su cantimplora dándose una vuelta en redondo echará el agua a tres mares diferentes. Al sur, por el Híjar primero y el Ebro después, van las aguas al Mediterráneo. Al oeste marchan las aguas que por el Pisuerga y el Duero terminan en el Atlántico. Al norte les queda el camino más corto al Cantábrico por el río Nansa.
El Tres Mares es la única cima de la península que goza de tres vertientes a mares diferentes; por eso también le llamaron en tiempos de la guerra del 36 Tres Aguas, Tres Vertientes en un romance publicado en el siglo XIX y más lejos en el tiempo Estrabón le llamó en su geografía Mons Idubeda como «inicio de la Cordillera Ibérica». Lo de Cueto Negro o Pico Negro le viene de quedarse oscuro y revelar su fachada cuando visto desde el valle de Campoo se oscurece en el crepúsculo vespertino. Por esa peculiaridad le han dedicado canciones y poesías y también ha cambiado su nombre originario, que fue Pico de los Asnos.
Subir al Tres Mares y al vecino Cuernón o Cornón (2.145 m.) son las excursiones iniciáticas más accesibles en el gran circo de Alto Campoo. Las cimas vecinas en las sierras del Cordel y Peña Labra están también al alcance.
Gracias precisamente a las carreteras que trepan a las montañas de la sierra del Cordel nos podremos asomar con facilidad al Tres Mares. Desde la estación de esquí de Alto Campoo en Brañavieja sube aún una carretera de 5 kilómetros hasta el Mirador de la Fuente del Chivo, ubicado en la línea de la cresta que marca la divisoria de aguas y la frontera entre Cantabria y León. Este balcón panorámico, solo accesible con permiso de las nieves entre mayo y octubre, asoma hacia la Cantabria occidental, de la que despuntan las montañas de Liébana y los Picos de Europa.
De aquí dos opciones fáciles: a izquierda el pico Tres Mares, a derecha el crestón del Cornón, iniciando una línea de cumbres que dibuja un gran circo en el extremo de las sierras del Cordel y de Híjar. El único que vierte aguas a tres océanos es Tres Mares. Asomarse a su mirador produce hasta vértigo, pues al otro lado la montaña se desploma en un escalofriante despeñadero. Las panorámicas sobre el cordal de Peña Labra con los Picos de Europa al fondo son excepcionales.
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