-¿Qué hace Juanito Oiarzabal por Cantabria?
-A Santander no es la primera vez que vengo para dar una conferencia. Vengo a divulgar y a dar a conocer el proyecto que tengo entre manos y que lo paralicé hace dos años y medio con motivo de una embolia pulmonar que sufrí en el Dahulagiri. Ahora la intención es retomarlo. Se llama '2 x 14 x 8.000' y consiste en darle la segunda vuelta a las catorce cumbres más altas del planeta. Me quedan cuatro que se me están resistiendo por diferentes motivos; no porque sean las más técnicas, ni las más difíciles o más altas. Ahora estoy en eso. A ver si soy capaz de volver al Himalaya y a ver si me termino de recuperar. Ahora iré al Aconcagua, en Argentina, a ver qué tal estoy para ver si puedo con lo demás.
«Soy de la vieja guardia, soy un jabato, me he curtido de forma diferente y no lo cambio por nada»
-¿Qué es lo que enseña en sus conferencias?
-Quiero hacerle ver al aficionado todo lo que conlleva una expedición al Himalaya. Desde la aproximación, la aclimatación, la colocación de los diferentes campos de altura y luego ya la propia cumbre.
-¿Qué ha cambiado desde que usted subió por primera vez uno de esos catorce picos?
-Ha cambiado todo. Absolutamente todo; la mentalidad, la información. En aquellos años, en 1985 cuando yo subí el primer ochomil ha cambiado la gente, los equipos, los propios valles... Sobre todo los partes meteorológicos, que son básicos. Para todos. Hay que transmitir a la gente que cuando uno acude a la montaña siempre ha de informarse de qué condiciones se va a encontrar. Hace 30 años salías a la cumbre el día más importante; vas abasteciendo los campos, aclimatarse y todo, pero el día de la cumbre es el más importante porque tienes que estar perfectamente para subir y luego bajar. Los partes han cambiado, ahora los clavan al 100%. Cuando subíamos nos teníamos que dar la vuelta muchas veces. Si hubiésemos tenido esos partes yo hubiera acabado los catorce ocho miles mucho antes. En mi caso ha cambiado la experiencia de esos treinta años.
-¿Qué diablos se le ha perdido allí arriba para volver a subir otra vez a lo más alto?
-No se trata de que se me haya perdido algo allí arriba. Yo comencé muy joven de la mano de mi padre; fui conociendo valles, montañas países ... Fui el primer español en completar los catorce y el sexto de la historia a nivel mundial. Eso no se consigue así porque sí. Hay que tener una trayectoria. No es como ahora, yo soy de la vieja guardia, soy un jabato. Me he curtido de una forma diferente. No voy a criticar lo que hacen los chavales cuando van a una montaña del Himalaya. Yo empecé por Los Pirineos, Los Alpes... Los Alpes son el mejor colegio. Nadie sabe lo que yo he escalado allí. Allí es donde uno se curte, aprende, soluciona momentos críticos y situaciones comprometidas. Todo eso trasladado al Himalaya y a la suerte que he tenido en la vida, porque yo he tenido mucha suerte. Después de realizar 45 expediciones al Himalaya, subir 26 ochomiles y mantenerse vivo es para decir que tengo suerte. Este negocio es muy complicado y hay que saber lo que quieres. Tener ambición y sólo arriesgar en un momento preciso. A mí se me han muerto ocho compañeros con los que he escalado toda la vida. Si no sabes lo que hacer te puedes quedar allí.
-¿Se le ha faltado el respeto a la montaña últimamente?
-Cada uno con su vida puede hacer lo que quiera, quién soy yo para criticar. Hay gente que de un 3.000 o un Aconcagua (6.962 metros) se van al Himalaya. Es verdad que los chavales de ahora, con el entrenamiento que tienen mucho más específico, programado, gimnasio, compaginado con la montaña... En mi caso no hago tanta programación física, pero siempre he estado en contacto con la montaña. Las dos modalidades valen, pero para mi gusto me quedo con la mía que quizás no sea la más estética, pero sí la más romántica.
«Con los partes meteorológicos de hoy, yo habría subido los catorce ochomiles mucho antes»
-Hay quien le crítica. Los hay que dicen que Juanito tiene un carácter muy... ¿Qué les diría?
-Cuando estás en este mundo. Cuando has hecho tanto tienes tus detractores y seguidores. Además yo he estado en un 'reality' diez años en la televisión vasca, en otro nacional... Por mi carácter se me critica, pero luego cuando se me conoce se dan cuenta de que sale el Juanito que no están acostumbrados a ver. Probablemente para subir tantos ochomiles y hacer tantas expediciones uno tiene que tener este carácter. Si uno no es así podría darse una situación distinta. No tengo nada que añadir, tengo mi propia personalidad, no tengo que demostrar nada. He tenido muchas situaciones difíciles. La montaña me lo dio todo y me lo quitó.
-¿Cuándo pensó que era la última vez? ¿Cuándo se le pasó por la cabeza que su vida se había acabado?
-He tenido momentos muy complicados. He tenido muchas avalanchas, accidentes y mis compañeros han muerto al lado, pero yo siempre hablo de una en el Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del planeta. En 1996, junto con los hermanos Iñurrategui y Quique de Pablos, después de llegar a la cumbre. Repentinamente entró una nube y nos envolvió y fueron los momentos más críticos que he tenido en la vida. Hoy digo: '¿Cómo pudimos bajar de allí?' Nunca se ha repetido algo igual. Tu te dabas cuenta de que no íbamos a llegar a la tienda. Eras más joven, pero sabías que no ibas a bajar. Otra, una avalancha en el Shisha Pangma donde murió Zulú; bajando del Everest donde mi compañero Miranda se mató delante mío...
-Si mira atrás ve que ha hecho casi de todo y ha rozado el límite, pero ¿qué ve delante suyo?
-Veo al Juanito que se está apagando, a todos nos ha pasado. Yo era una persona tremendamente ambiciosa y capaz de hacer lo que me proponía. He sido un personaje que me he caracterizado por hacer cosas no normales; he subido el Everest por el norte y por el sur, por una vía diferente, sin oxígeno, en el K2 abrimos una ruta nueva; el Kanchenjunga también lo subí por el norte y por el sur... He intentado hacer cosas, no creativas, pero que se salieran de lo normal. Me hubiera gustado más la calidad y no la cantidad. Soy la persona con más ochomiles del mundo, pero si hubiera tenido más calidad, es decir subir por sitios más difíciles, mejor.
«Ser ambicioso y saber lo que haces porque si no no bajas. La montaña me lo dio todo y me lo quitó»
-¿Cómo lleva su recuperación?
-Ahora estoy recuperándome de una embolia pulmonar, he engordado, no estoy bien del todo, pero no paro. Estoy todo el rato haciendo montaña, lo compagino con los viajes como guía en Los Alpes. Salgo mucho al Kilimanjaro, Aconcagua... Todo esto me hace pensar que después de tres años... He subido treinta veces al Aconcagua y para mí ese monte es una prueba que me tiene que hacer ver sí estoy bien. La medicación me ha engordado y no soy capaz de quitar un kilo y ahí arriba se notan los gramos. Ya no tengo la velocidad de antes, pero sí tengo las mismas ganas.
-¿Por qué decidió subir dos veces los catorce ochomiles? ¿No tuvo bastante con una?
-¿Por qué volver? Fue una casualidad. En 1999 empecé a trabajar con 'Al filo de lo impasible'. Edurne Pasabán se incorporó y yo la acompañé en sus expediciones y... No es fácil. Hay que tener recursos económicos, ganas... Fui la segunda persona del mundo en subir el K2 en dos ocasiones. Ya si libras la primera... Todo esto lo paralicé por lo que pasó. Además yo siempre he subido sin oxígeno, salvo la primera vez que subí el Everest a partir de los 6.500 metros y esta vez el planteamiento es diferente porque debido a la embolia pulmonar si lo tengo que usar lo usaré. Es una cuestión personal y nada más; no se trata de exportar la cosa, no aporta nada repetir las montañas. Es un reto personal. No tengo que demostrar nada a nadie. Sólo a mí.
-¿No cree que está un poco loco?
-La gente me dice que dónde voy. Son cuatro ochomiles de los bajitos, no son complicados y creo que es algo que me propuse y que ahora puede ser el momento.
-¿La montaña es cara o sale cara?
-Siempre se dice la palabra mágica: privilegiado. He vivido de esto, vivo de esto y la época que me tocó en Euskadi había dinero. La empresa privada apostaba e hizo que muchos pudiéramos hacer muchas cosas. Eso ahora es complicado. Ya se ha hecho todo y a los que hay que apoyar ahora es a aquellos que hacen cosas nuevas y creativas. Ahora no puedes ir a una institución y decirle que te dé dinero para ir a un ochomil, por que ya se ha hecho. Para subir al Everest de la forma que se hace pues no. Los que ya lo hicimos ahora vivimos de las rentas. La montaña es cara, todo es caro y no se gana el dinero de otros deportes. Y puede salir muy cara si no sabes lo que haces. Me conformo con lo que tengo.
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