Silvia Trigueros, la sonrisa de la reina destronada en el Tor des Geants

Pero todo ello no impidió a la corredora afincada en Abadiño lucir una resplandeciente sonrisa, la del trabajo bien hecho, la de quien lo ha dado todo y reconoce la superioridad del rival. Y en un rostro que probablemente mostraba el mejor aspecto de las seis ediciones en las que ha participado. Que será la última si mantiene lo anunciado antes de la salida «para cerrar una etapa y centrarme en nuevos objetivos». Un ciclo que sella con un balance único y como indiscutible reina del Tor des Geants: tres victorias (2018, 2019 y 2021), dos segundos puestos (2017 y 2022) y un séptimo (2016).

«Bueno, ya terminé mi Tor des Geants, en esta ocasión en segunda posición. La última parte se me hizo dura y fue imposible seguir el ritmo de una gran Sabrina Verjee», explicaba Silvia en sus redes sociales poco después de terminar subcampeona y décima en la general. Además, reconocía estar «muy emocionada por todo el ánimo, respeto y cariño de toda la gente. Intenté devolverlo dando lo mejor que tenía dentro», concluía.

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Y vaya si lo dio. La atleta comenzó la prueba dominadora, marcando el ritmo y mostrando su jerarquía. Solo le siguió de cerca la otra gran favorita, la italiana Liza Borzani, pero no pudo aguantar el ritmo de la baracaldesa y se retiró sin haber completado el primer tercio de carrera. Incrustada en el 'top ten' de la clasificación general (llegó a ser sexta pasado el ecuador de la prueba), en esos momentos, los tiempos de Silvia se aproximaban a los de 2019, cuando logró el récord.

Pero por detrás emergió Sabrina Verjee, que hizo una carrera de menos a más y fue reduciendo las diferencias poco a poco. La adelantó por primera vez durante la segunda noche de carrera en el refugio de Barma (km 178), cuando Silvia paró por primera vez a dormir. El problema es que pidió a los voluntarios que le despertasen tras hora y cuarto y no lo hicieron hasta una hora más tarde. Superado el enfado, al menos, ese descanso adicional sirvió a la vasca para ir a degüello a por la inglesa, cuya táctica de descanso es la de hacer microsueños, y adelantarla pocas horas después. A partir de ahí mantuvieron un bonito duelo en el que fueron alternándose o compartiendo el liderato hasta que tras el refugio de Magià (km 266) Verjee tomó la delantera definitivamente y ya no hizo más que aumentar la ventaja hasta la meta.

Por detrás, Silvia intentó aguantar el ritmo de la británica pero pronto se rindió a la evidencia. Verjee tenía una marcha más e intentar seguirla podría significar no terminar la carrera. Así que se lo tomó con más tranquilidad. Incluso se permitió comer un gran plato de guisado con patatas en el avituallamiento de Ollomont (km 298). Le supo tan bien que de ahí al final solo pensó en comerse un chuletón en cuanto terminara la carrera.

Hasta entonces, las tortillas de patata fueron una vez más la base de su alimentación. Tortillas, por cierto, preparadas 'in situ' en los lugares y circunstancias más inverosímiles por su marido Asier, pieza imprescindible en la logística de un prueba física y mentalmente inhumana como esta.

80h19'Es el tiempo que logró la ganadora, la británica Sabrina Verjee.

84h58'Es la marca de Silvita Trigueros, casi media hora por debajo de su plusmarca de 2019

Aunque el increíble tiempo de Verjee en meta (80 horas y 19 minutos) no se puede considerar récord porque el trazado ha sufrido este año un recorte de casi cinco kilómetros y 700 metros de desnivel para evitar unos corrimientos de tierra en el Col Brison, es difícil no definirlo como tal. Le sirvió, además para lograr la quinta posición absoluta, a 'solo' diez horas del ganador.

Verjee debutaba en el Tor, no es ninguna desconocida y su palmarés recoge importantes victorias y récords en la ultradistancia. Ganó la Spine Race en 2020 y la Spine Fusion en 2019, ambas de 430 kilómetros, además de lograr el año pasado el récord en el desafío de los lagos Wainwright (525 kilómetros y 36.000 metros de desnivel positivo) batiendo la marca anterior de Paul Tierney.La británica, que se ha pasado casi todo el verano en Alpes preparando a conciencia la prueba, explicó tras cruzar la meta que «No corrí pensando en Trigueros. Quería hacer mi carrera». Explicó que «nos adelantamos varias veces en los refugios, porque una u otra estaba durmiendo. Fue bonito hacer un trozo del viaje con ella». Y desveló que tuvo algunos problemas de salud durante la prueba que pudo superar, como los que le provocó la altitud en el asma que padece: «A 36 horas de la meta no podía comer y fue duro. En comparación con las carreras que estoy acostumbrado a hacer, las montañas aquí son más impresionantes y tuve problemas con la altitud, a pesar de que vine aquí unas semanas antes para aclimatarme, lo que me ayudó mucho»