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jose javier gómez arroyo
Martes, 17 de septiembre 2019, 14:45
Entre los muchos documentos que el autor de 'Niebla' guardaba y que se custodian hoy en la Casa-Museo Unamuno, figuran gran cantidad ... de cartas personales, escritos, recortes de prensa, alguna que otra lámina y alrededor de un millar de fotografías, elementos todos que de por sí definen a la persona que los ha ido guardando a lo largo de los años y que son igualmente un producto del instante en que se atesoraron, resultado de unos años en los que el interés se centraba en la ilustración de libros, reportajes o historias contadas; y época cuando también las artes gráficas vivirán una gran expansión que irremediablemente afectó también a la naciente fotografía. Y aún teniendo en cuenta que don Miguel no era un apasionado de este medio, si lo era de acumular material fotográfico que otros le enviaban o de compañeros que captaban los lugares visitados en su compañía.
Dentro de esta colección, custodiada hoy en la Casa Rectoral de Salamanca en la que vivió don Miguel de Unamuno, figuran algunas imágenes de la excursión que el reputado filósofo realizó a Vega de Pas en julio de 1909 y, más concretamente, de la ascensión al Castro Valnera y que quedaría reflejada en su libro 'Por tierras de Portugal y España', publicado dos años después, aunque curiosamente sin ninguna imagen en el relato de estas que se conservan. El texto describía la tierra de los pasiegos y abogaba por la promoción de sociedades de montañeros: «...volví a hacer, con otros amigos, otra correría por tierras de la montaña de Santander, ascendiendo al Castro de Valnera, bajando al valle del Pas y rematando por fin en la histórica Santillana del Mar. Estas excursiones no son sólo un consuelo, un descanso y una enseñanza; son además, y acaso sobre todo, uno de los mejores medios de cobrar amor y apego a la patria. Por razones de patriotismo debería fomentarse y favorecerse las sociedades de excursionistas, los clubs alpinos y toda asociación análoga».
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Este recorrido se haya ilustrado casi en totalidad en diecisiete placas estereoscópicas numeradas que comienzan con una imagen de Las Machorras hacia el puerto de La Sía y a la que le sigue otra donde ya se puede ver el macizo de Castro Valnera con nuestro protagonista y sus acompañantes despojándose de la ropa por el calor y esfuerzo en la subida. Como se afirma en el libro 'Miguel de Unamuno y la fotografía ¡Imaginar lo que se ve!' y publicado por la Universidad de Salamanca, estas no son imágenes de carácter costumbrista, sino de paisajes, de la montaña y de la propia villa pasiega. Después aparecen otras fotografías desde el puerto de Estacas de Trueba hacia Vega de Pas, todas representaciones binoculares tan de moda en los principios del siglo XX y que muy posiblemente fueron tomadas por su amigo el Doctor Enrique Areilza Arregui que le acompañó en su excursión por las tierras de los pasiegos.
Miguel de Unamuno intentó subir en una ocasión la cumbre del Pico Almanzor, pero se quejó de no haberlo podido hacer, así que se fijó el reto de subir al Castro Valnera: «Todos los años tengo que hacer alguna ascensión a la montaña, y ya que no pude, como fue mi propósito, dominar los dos mil seiscientos de Gredos, me quedé con este otro. Poco a poco, sintiendo como va ensanchándose y entrenándose el pulmón, probando la resistencia del cuerpo, dándose conciencia de la salud, sudando los humores del gabinete. A trechos un breve alto sobre la hierba, junto a una fuente, y allí un rato de conversación. Con la transpiración y la respiración parece como que uno se funde con el ambiente y se siente hijo de la libre naturaleza. De cuando en cuando una mirada a lo alto... ¡ lo que falta aún! Y cuando menos se espera, en la cumbre ya... () Allí, al pie de nosotros, en el fondo de la quebrada, debajo de un imponente precipicio aguileño, la montaña de Santander, la tierra de los pasiegos...».
Fuera de toda duda, todos somos conscientes de cuánta razón tenía aquel ilustrado pensador, más si cabe para perezosos como el que suscribe y que, aún yendo poco a sudar la camiseta por la montaña, no dejamos de apreciar que estas caminatas son un beneficio para la mente por la oxigenación que se produce en el cerebro y para la salud en general, para la liberación de energía y el aprecio por la naturaleza, que al fin y al cabo es con lo que cuenta la montaña pasiega.
Don Miguel de Unamuno volvería a Vega de Pas muchos años más tarde, en 1930 y con el propósito de cumplimentar a un amigo del alma y de la sabiduría, el doctor Enrique Diego-Madrazo. Esta vez también quedó inmortalizado el encuentro del gran escritor con el ilustre pasiego, del que damos cuenta aquí con una fotografía en la villa y en compañía ambos de otras dos notables personalidades, como fueron el general Queipo de Llano y el polígrafo y descendiente montañés José María de Cossió, instantánea proporcionada por el también médico y cirujano Manuel Oria Martínez-Conde, pariente de Madrazo y guardián de su legado. Junto a sus amigos, en aquél sosiego pasiego, seguro que don Miguel evocaría el pensamiento escrito de su anterior visita: «Luego atravesamos el valle de Pas, todo austero recogimiento, de una paz triste. Praderas de esmeralda, arboledas y entre ellas las cabañas de los pasiegos, que parecen tumbas, con sus techos de pizarra. Una carretera en que crece la hierba que serpentea en revueltas al pie del macizo del lomo de Pas, todo sombra y todo silencio. En el fondo corre el Pas, a que da alguna vez vida alguna cascada. Es un paisaje musical, pero de música litúrgica, gregoriana, de pocas notas y ellas de órgano. Me acordaba de Obermann, del enorme Obermann. En el fondo del valle, unas figuritas de hombres y mujeres segaban hierba en los prados». (Por tierras de Portugal y España, Miguel de Unamuno, 1911).
Con esta bella descripción y con el firme e irrenunciable propósito de la conservación de los espacios naturales protegidos, eduquemos en el respeto a la naturaleza, a nuestro paisaje, a la cultura y a las tradiciones, como ya hizo hace años don Miguel de Unamuno, a todos los que nos han de continuar, solo así garantizaremos la conservación de este hermoso patrimonio pasiego.
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