«El verdadero triunfo es regresar a casa»
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Muchos años de lectura y su propia experiencia personal han covertido 'Everest 1924' en su obra más madura y personalHablar con Sebastián Álvaro Lomba (Madrid, 1950) te sumerge en las mismísimas laderas del Everest. Aventurero y polifacético, estuvo al frente del mítico programa de televisión 'Al filo de imposible' durante 27 años. En esa época realizó más de sesenta expediciones a montañas de ... más de 8.000 metros de altura, 350 documentales, los tres polos de la tierra...Un bagaje del que se sirvió –acompañado de muchos años de lectura– para escribir su última obra, que presentará el próximo 16 de septiembre en el Ateneo de Santander. Pero, su estancia en la capital cántabra se alarga hasta por la noche ya que mantendrá una cena- tertulia en el Club La Tendida.
–En su último libro cuenta la historia de George Mallory y Andrew Irvine, dos montañeros británicos que, tras sufrir el colapso del mundo fruto de la I Guerra Mundial, desaparecieron en el intento de ser los primeros en escalar el Everest. De la guerra y del Everest puedes no regresar…
–De hecho no volvieron. Nadie vuelve de su último viaje, es decir, todos vamos a morir. Lo que me interesaba era mostrar el ambiente que había en Europa y más concretamente en Reino Unido, tras el horror de la Primera Guerra Mundial. También pretendo situar al lector en el mundo físico e ideológico, espiritual, geográfico de lo que significó la exploración romántica en Asia Central a mediados del siglo XIX y comienzos del siglo XX, su época dorada. En el proceso de creación del libro están implicados muchos años de lectura, pero también muchas expediciones al Everest. Y a partir de ahí, he tratado de meterme en la cabeza de estos hombres excepcionales e irrepetibles. Es mi libro más maduro y personal, pero a la vez el más mestizo.
–¿Qué hay de usted en esos jóvenes exploradores británicos?
–Hay algo mío porque yo me he alimentado de ellos. Pero digamos que bajo el punto de vista literario lo que he tratado de hacer es un texto que reúne por un lado mi conocimiento y, por otro lado, mi profesión de periodista. Y entonces lo que he querido es hacer una obra a medio camino entre lo que puede ser un reportaje geográfico, periodístico, y, digamos, una creación sentimental de cómo yo creo que fueron esos personajes que, para mí, son los más atractivos de la historia. Lo que hago como autor es intentar separarme para ver en conjunto toda la sociedad, todo el ambiente que estuvieron viviendo, pero al mismo tiempo tratando de darle al lector lo que yo considero que son los datos esenciales para que extraiga no solamente sus conclusiones, que es muy libre de hacerlo, si no que se enamore de aquella época, de aquella geografía, y de aquellos personajes.
–Ha confesado que durante la grabación del programa 'Al filo de lo imposible' estuvo a punto de morir, al menos, en siete ocasiones. ¿Cómo se prepara mentalmente para las desgracias que pueden llegar a ocurrir?
–Todos nos preparamos durante nuestra vida para morir y, generalmente, suele ser un proceso largo en el caso de la sociedad actual. Al mismo tiempo que vas envejeciendo también vas siendo consciente de que es una carrera contra el reloj de los años que te quedan. Lo que diferencia a los alpinistas del resto de la sociedad es que, generalmente, morimos antes. Vemos fallecer a compañeros, a amigos muy jóvenes. Todo eso nos va preparando para nuestro propio final y para que nuestra mente nos ayude a morir mejor. Los montañeros hemos escogido vivir de forma diferente y lo que elegimos son vidas plenas. Cuando vamos al Everest no vamos buscando la muerte, vamos buscando la vida en su plenitud. Con toda la pasión, con todas las emociones, siendo conscientes de que hacemos una actividad peligrosa y que por tanto podemos no regresar a casa,
–Ha sido el máximo responsable de cuatro expediciones al Everest, dos de las cuales hicieron cumbre. ¿Qué se siente?
–Preocupación. Cuando Juanito Oiarzábal y Juan Vallejo en el 2001 hicieron cumbre, llegaron sin oxígeno. En ese momento piensas que el descenso va a ser aún más peligroso porque la gente que lo consigue llega completamente exhausta, al límite de sus posibilidades, por lo que al bajar se puede producir algún accidente. Hasta que no llegan al campamento base no se va ese sentimiento de preocupación. Una vez allí, tenemos preparadas unas botellas de cava para brindar. Un final feliz es regresar a casa, no hacer cumbre. El objetivo de cualquier expedición es volver con tú familia, eso significa que la expedición ha sido un éxito. El único fracaso consiste en quedarse en la montaña.
–La pandemia ha puesto de relieve otro tipo de actividades de ocio como el senderismo. ¿Existe preparación previa suficiente para evitar posibles accidentes?
–La preparación es básica para cualquier tipo de actividad en la naturaleza. El ser humano medio español ha perdido el contacto con la naturaleza, somos urbanitas. Debemos de preocuparnos por tener ciertos conocimientos básicos: saber a dónde voy, si debo recurrir a la ayuda de un guía de montaña, si llevo el equipo necesario, si he mirado la previsión del tiempo...
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