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Se ruborizaba Aitana Ocaña (Barcelona, 1999) este viernes, al ser recordada por la tremenda pujanza de las canciones que ha venido publicando desde que se hizo con la plata en Operación Triunfo 2017. Esta misma cotización le bastó al día siguiente para firmar una propuesta ... de gran éxito en la Campa de la Magdalena y esgrimir una vez más los argumentos que la han llevado a ser cabeza de cartel en más de un festival de verano. Lo malo es que la catalana repitió el argumentario y se conformó con copiar y pegar el espectáculo de su gira, mal llamado 'Play Tour', porque jugar, lo que se dice jugar, poco.
Cantó con acierto y propuso una versión orgánica y más interesante de su catálogo gracias a su banda, pero Aitana optó, seguramente porque le bastó y le seguirá bastando, por el piloto automático para ganarse a Santander, que se dejó la garganta con ella en cada moraleja que formó la hora y veinte minutos de recital, desde un emocionado 'Vas a quedarte', 'Nada sale mal', versiones de su paso por la academia o 'Teléfono', que inauguró el furor a las once de la noche. ¿La frescura? Comunicando.
Después de que una nube negra se acomodará sobre la Magdalena –y de la que antes se libraron Trapical Minds, que tuvieron más salero y carácter– nada de eso era una prioridad. Todo lo que fuera evitar los chubasqueros de colorines iba a ser una gran noticia. Y se cumplió. El concierto de la cantante se libró del agua casi por segundos, precisamente gracias a que su salida al escenario fue adelantada quince minutos. Por eso cuando las pantallas gigantes dieron la sorpresa con una cuenta atrás, cientos de jóvenes con la pierna cambiada, muchos acompañados de sus familias, corrieron en manada para coger buen sitio.
A partir de ahí hubo también notas positivas. El cuarteto instrumental que acompañó a Ocaña coloreó y oxigenó el repertorio de una forma importante. En esa línea, el medido trabajo de éstos, las cuatro bailarinas y la propia Aitana reveló el rodaje y la experiencia que han acumulado en las últimas semanas. Hasta tuvo tiempo también de versionar la canción de Adele 'Someone like you', antes de una seguidilla de tres canciones interpretadas en OT y una despedirse con 'Me quedo', 'Lo malo' y una versión sólo con piano y apagada de 'Procuro olvidarte', indefendible como despedida.
Otros que se fueron de manera abrupta –después de un selfi– aunque acumularon más naturalidad y, dicho sea también, más gracia ante el público de la Campa fueron los colombianos Trapical Minds. El conjunto de urbana y reguetón formado por Lalo Ebratt, Yera y Skinny Happy exhibió el músculo que ya distingue a la agrupación con las canciones que han plagado las listas de éxitos en cuestión de meses, como 'Déjate querer' o 'Te cantaría'.
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