El festival de Castro Urdiales, que ayer acogió las actuaciones del dúo zaragozano, el artista local Kerchak o bandas como Arde Bogotá, tiene prevista una asistencia de casi 25.000 asistentes entre sus dos jornadas
Camisas extravagantes, música en directo y ganas de pasarlo bien. Ese es el resumen de la primera jornada del festival Sonórica, que este año celebra en el estadio Riomar de Castro Urdiales su edición más masiva hasta la fecha. La cita, cada vez más multitudinaria, ... tiene tirón y este año vuelve a confirmar que su ubicación es estratégica.
El de anoche era un cartel de corte pop, con Nil Moliner o Paula Mattheus entre otros artistas. Un encuentro apto para todo tipo de públicos, desde el infantil hasta el de mediana edad e incluso algún senior, siendo los segundos los que ganaron por goleada en lo que a presencia se refiere. Y con ellos, repetimos, las camisas extravagantes; patos, flamencos, y palmeras fueron algunos de los estampados estrella, una indumentaria que lejos de cualquier criterio estilístico -aunque para gustos los colores-, sin duda tuvo anoche otra función bien distinta: la de encontrarse en la distancia.
A festivales como el Sonórica hay que ir cada vez más preparado, tanto en atuendo como en monedero, porque si bien es cierto que la oferta musical destaca entre otras citas de la música en directo en la región, en lo que a precios se refiere también saca sobresaliente. En el sentido negativo de la calificación.
¡Que noche tan mágica estamos viviendo! 🙌 Emociones a flor de piel y música increíble en Sonórica 2024🎶🔥 pic.twitter.com/0ksThKEuXD
Cuestiones de ambiente aparte, la jornada musical de ayer en Castro comenzó puntual con el proyecto local de Kerchak sobre los escenarios, que encontró en el festival una oportunidad perfecta para presentar su último disco: 'La Recompensa'. Tras él, Nunatak. Los de Cartagena fueron los encargados de dar continuidad al espectáculo que acababa de comenzar, un show que poco a poco fue congregando a más asistentes en el estadio de Riomar; Javi Chapela fue la tercera propuesta del viernes, un artista gallego al que el festival le ha servido de carta de presentación, aunque aún tenga mucho camino por recorrer y mucho tono que coger. 22 años es un buen punto de partida.
Lo de Nil Moliner se puede resumir como la dosis imprescindible de buen rollo que todo festival veraniego que se precie debe tener. El catalán presentó sobre el escenario principal del Sonórica —con tilde en la -o, como le chivaron pasado un rato al propio artista— una banda compacta, alineada y multiinstrumental (con especial protagonismo a los vientos) que vistió a medida las canciones del artista, algo a destacar ahora que en muchas citas musicales lo que falta es, precisamente, la música. Ayer convirtió a Castro Urdiales en su 'Lugar Paraíso' (2023).
La canción de autor llegó en el momento en que la vizcaína Paula Mattheus se subió al escenario sobre las 21.50 horas. La suya es de esas voces que reconoces al instante, de las que identificas y si te gusta, acudes a su llamada. Y ayer acudieron muchas personas, siendo uno de esos conciertos que sorprende para bien. Si en tan sólo 3 años Mattheus ha conseguido hacerse una audiencia tan fiel es porque el suyo es un proyecto de carácter y entidad propios. Vayan a verla, porque singles como 'Me Presento' merece la pena escucharlos en directo.
Amaral y Arde Bogotá, Ídolos de masas
Zaragoza y Murcia están en el mapa, y eso en parte es gracias a los artistas que no reniegan de su tierra y además la reivindican en cada escenario. Así lo hicieron ambas bandas.
Amaral demostró que es una de las formaciones con mayor poder de convocatoria en nuestro país. Con un lleno hasta la bandera, el grupo ofreció un repertorio repleto de esas canciones denominadas 'clásicos': Nicolas Cage, Marta, Guille y los demás, la vela de la tarta que, como sabrán a estas alturas, no se puede consumir... Ya me entienden. Y todas emocionaron, porque son canciones universales. A ellas se le sumaron también otras como 'Mares igual que tú', que no por más contemporáneas hacen que el público se quede en silencio. Amaral, veterana en los escenarios, puso la nota perfecta interpretando su 'Revolución', canción acompañada de varias imágenes proyectadas en una pantalla de fondo incluyendo manifestaciones, marchas y símbolos de movimientos sociales que evocaron un sentido de resistencia y cambio. Mensaje más claro, imposible.
Poco importaron los 15 minutos de retraso arrastrados del concierto anterior del grupo Antifan con los que Arde Bogotá salieron a escena a las 01.30 horas. Con toda la energía del mundo y, si cabe, un poco más, la banda repasó en directo los dos discos que tiene en el mercado: 'La Noche' (2021) y 'Cowboys de la A3' (2023), dos álbumes que siguen ganando adeptos con cada escucha nueva. De ellos fue la mayor parte del merchandising que llevaban puesto los asistentes, siendo incluso difícil esquivar la mirada de alguna camiseta del grupo. Con canciones como 'El Beso', 'La Salvación' o 'Antiaéreo' los de Antonio García ofrecieron un espectáculo de rock que, al igual que su predecesora, inundó el estadio hasta el punto de ser difícil encontrar un trozo de césped visible, espacio que se fue vaciando una vez finalizada la actuación de los murcianos. Ladilla Rusa y su mítico 'Macaulay Culkin' pusieron el punto final a la noche.
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