Ana Mena despliega su Bellodrama en Santander

La artista malagueña dio anoche en el Palacio de los Deportes de Santander un espectáculo de hora y media en el que demostró que lo que mal empieza no necesariamente mal acaba. Tras veinte minutos de espera y un amago de comienzo —el sonido y los audiovisuales proyectados sobre el escenario tuvieron que parar nada más empezar—, la artista salió a escena bajo el ritmo de 'Me he pillao x ti', tema que interpreta junto a Natalia Lacunza en su disco 'Bellodrama' (Sony Music, 2023).

En el recinto, público de todo tipo: menores de edad acompañados de sus padres, grupos de amigas, gente de mediana edad, despedidas de soltera, personas que, como ella, también eran de Estepona, etc. La radiografía, cuanto menos llamativa, rompió con el prejuicio de la malagueña como ídolo adolescente. Ana Mena trajo su música para quien quisiera escucharla, y anoche fueron alrededor de 5.000 personas los que no se lo pensaron dos veces. Y de edades muy diferentes.

«¿Quién ha venido esta noche a cantárselo todo? Es espectacular ver esto así de lleno, es el mayor regalo para los que estamos encima del escenario. ¡Gracias Santander!». Tras las tres primeras canciones, la artista se arrancó por bachatas con 'Un millón de lunas'; proyectó un chat de whatsapp con 'Ya es hora' —canción que interpreta con Becky G y De La Ghetto— y versionó dos canciones de esas que es imposible no haber cantado en algún momento: 'Obsesión', de Aventura, y 'Puedes contar conmigo', de La Oreja de Van Gogh. Fue aquí cuando Mena quiso volver a sus orígenes: «Cuando empecé a hacer conciertos hace diez años, recorriendo todas las ferias de España, solo tenía un single y tenía que rellenar 45 minutos con covers, por eso este 'Bellodrama Tour' es un sueño», dijo. Y sueño cumplido también fue el de algún fan que, al tener a la artista en frente, no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas. Las múltiples cámaras instaladas en el Palacio de los Deportes se encargaron de recoger el momento.

En el concierto de anoche se respiró alegría, ganas de pasarlo bien, respeto entre el público y una sed generalizada que hizo que a mitad del espectáculo lo que iban a ser calimochos se quedaran en cocacolas; lo de Ana Mena vaciando las reservas de vino era algo alejado de toda previsión. Y sucedió.

Anécdotas aparte, el show de la artista lo tuvo casi todo para ser un diez: diversión, ritmo, momentos personales, interacción con el público, naturalidad y gente entregada que unió fuerzas —más si cabe— con la traca final. 'Carita triste', 'Música Ligera', 'Madrid City' o 'Las 12' pusieron el punto y final a una cita a la que, muy probablemente, quien haya ido, repita. Y lo hará no solo por la artista, sino también por el cuerpo de bailarines que la acompañan, una parte fundamental y necesaria del show, que solo se vio ligeramente empañado por la calidad del audio del recinto: «Ella muy bien, pero el sonido no tanto».