«La brecha entre el pop y la música clásica es tan inmensa como injusta»

-La música de Beethoven y The Beatles en un mismo concierto. ¿Cómo surgió?

-La Fundación GMP y yo ya llevamos tiempo desarrollando un proyecto solidario que se llama 'Dreamers'. La tercera edición se iba a haber celebrado en 2020, el mismo año en el que se conmemoraba el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven y el 50 de la disolución de The Beatles. Se organizaron un gran número de actividades entorno a las dos efemérides y a mí se me ocurrió hacer algo diferente.

-Algo diferente que se pudo ver en el escenario del Auditorio Nacional de Madrid la semana pasada.

-Así es, la crisis sanitaria impidió que fuera antes. Llevo muchos años defendiendo que cuando la gente dice que la música une no es exacto. Ojalá lo fuera, pero la música solo une a los del pop con los del pop y a los de la clásica con la clásica. Pero entre ambos hay una brecha tan inmensa y tan injusta que las celebraciones de 2020 me daban una oportunidad para poder justificarlo.

-¿Es tan grande ese brecha? ¿Es tan incompatible que un amante del pop disfrute de una sinfonía o un aria de ópera?

-Pues es una pena pero sí. Parece que los aficionados al pop siguen considerando a la música clásica como a la música de la caspa, la antigua, de elites y hasta de ricos y eso es algo tan inexacto, tan manipulado. Fíjate lo rico que eran Mozart, o Schubert que vivían de sirvientes de otros.

-¿Acaso el mundo de la música clásica no tiene el mismo concepto del pop y del rock?

-Pues algo parecido. En este mundo llevamos tiempo ninguneando a la música popular sin entrar en los valores que realmente lleva consigo. Me refiero a valores del contratiempo, de ritmo, melódicos... Valores maravillosos. Te pongo un símil, es como sí los de la música clásica estuviésemos sentados en una mesa con mantel y comiéndonos una menestra de verduras maravillosa que ha habido de cocinar durante dos horas como mínimo, a fuego lento y no valorásemos la importancia que tiene estar en la barra de un bar o la de ese mismo restaurante degustando unas aceitunas maravillosas, unas buenas anchoas o una tortilla exquisita. Es tan importante lo uno como lo otro, y nosotros no queremos reconocerlo. Ni los unos a los otros ni los otros a los unos.

-¿Entonces, la idea del concierto era la de unir a los aficionados a la música clásica y al pop?

-Eso es. El concierto fue una alegoría que pretendió, y yo creo que consiguió con gran éxito, intentar unir a la gente. Mi idea, la de todos lo que trabajamos en este proyecto era hacer un guiño, un golpe de afecto para ver si ya de una vez los músicos del pop, que la gran mayoría son multitudinarios, se interesen un poco más por la historia de la música clásica, por su lenguaje y comiencen a escuchar un poco más a Beethoven o Brahms.

-¿Realmente hay tanta gente así?

-Demasiada. Muchos de los que se denomina músicos se van de esta vida sin haber percibido ni una sola vez lo que es la música elaborada... En fin.

-Musicalmente, ¿qué ofrece 'The Beethoven'?

-Pues interpretamos nueve obras, interpretadas por una orquesta efímera formada por músicos profesionales, amateurs, niños mayores... y un coro de 400 personas. En la orquesta también hay músicos con discapacidad y otras personas con el mismo problema en el coro, que disfrutaron e hicieron disfrutar al público muchísimo

-¿Y el concierto reunió a más aficionados a la música clásica o la de The Beatles?

-En la sala había gente de la música clásica y muchísimo del pop que han descubierto que las melodías de The Beatles, que realmente es su gran valor, llevadas a altas esferas a través de orquestaciones y de los movimientos musicales son maravillosas. Muchos tuvieron la oportunidad de ver por primera vez en directo una orquesta sinfónica a pleno gas y quedaron impresionados.

-Entonces, el concierto ha servido para ir abonando nuevo público.

-Efectivamente. Nuestro objetivo también era atraer a más gente a la música clásica, porque todos los intérpretes de este mundo, y es algo que a mí me maravilla, estaños más acostumbrados, de forma injusta, a ver como los grandes conciertos de pop o rock pueden tener aforos hasta de 50.00 personas, mientras que nosotros nos movemos en otro tipo de escenarios. Yo he llegado a dirigir conciertos en iglesias en las que solo cabían 150 personas. De verdad que me parece súper injusto. Nuestro concierto fue otra experiencia.

-¿A que ONG se va a destinar la recaudación?

-El 100% de la recaudación se destinará a los proyectos de la Fundación Síndrome de Dwon en Madrid y a APSA de Alicante y estamos todos muy felices porque se van a llevar una recaudación muy muy importante.

-¿Se podrá ver este concierto en otros escenarios?

-Tengo esperanzas de que pueda repetirse. Después del concierto se acercaron media docena de personas interesadas en llevarlo a otros sitios y con dos de ellos ya lo hemos apalabrado.

-Y además de 'Dreamers', ¿en qué proyectos trabaja?

-En bastantes cosas. Sigo con mi programa, 'La partitura', en El Toro Televisión, en el que ya llevo bastante tiempo y que tiene mucha audiencia. Es un proyecto que me hace mucha ilusión porque presento y entrevisto a muchos músicos intentando paliar la gran laguna musical en la que sigue inmersa este país. Es un programa de divulgación de la música con el que intento que el público acceda a los conciertos con alguna clave previa que le ayude a disfrutar más de la experiencia. También llevo a cabo un proyecto muy potente de potenciación de talentos y doy conferencias con diferentes instituciones. Además doy charlas de liderazgo en diferentes empresas y sigo ofreciendo conciertos y componiendo, tanto en España como fuera.

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