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Javier Camarena (Xalapa, México, 1978) iba para ingeniero, intentó ser pianista, por el camino estudió canto sin intención de dedicarse a ello y ahora es uno de los tenores que se rifan los teatros de ópera de medio mundo. El 16 de agosto estará en ... el Festival Internacional de Santander (FIS) acompañado al piano por Ángel Rodríguez. Es la primera vez que actúa en Santander, una ciudad «hermosa», dice.
El tenor acaba de hacer historia este mes en el Covent Garden de Londres al pisar su gran escena de 'La fille du régiment' durante cuatro funciones consecutivas. Debutó en Zurich, Suiza, en el 2007, y desde entonces Javier Camarena ha sido admirado por la belleza de sus interpretaciones en un repertorio de gran virtuosismo y dificultad.
La crítica especializada ha ovacionado sus interpretaciones en un repertorio que incluye obras de Bellini, Bizet, Donizetti, Haydn, Mozart, Rossini y Verdi. Ganador del Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli en el 2004, hizo su debut en un rol estelar como Tonio en 'La Hija del Regimiento', de Donizetti. En 2005 obtuvo el primer premio en el Concurso de Canto Juan Oncinas en Barcelona y un año después ingresó en el International Opernstudio en Zurich, bajo la tutela del maestro Francisco Araiza.
-¿Su pasión por la música fue un amor a primera vista?
-La música es innata en mi vida, siempre me gustó todo lo que estaba relacionado con ella. Pero no fue hasta los 19 años que decidí seguir esta vocación y estudiar la carrera de música. Primero probé con la ingeniería y con el piano. Después llegó el canto.
-¿Y cómo ha sido este matrimonio estos años?
-Ha sido como un matrimonio de verdad con este arte, es cierto. Hemos tenidos nuestros altibajos y momentos que quedan en la memoria por su belleza y sabiduría y por la desesperación o la frustración a la hora de resolver situaciones. Sin lugar a dudas ha sido la decisión más acertada que he tomado en mi vida, el seguir mi pasión, mi amor, esa corazonada o intuición que tuve de pequeño. Ha sido un caminar con mucho sacrificio, mucho estudio, dedicación y disciplina. Pero ha valido mucho la pena.
-¿Cómo cuida su voz?
-En la medida de lo posible procuro llevar una vida normal. No vivo para trabajar, trabajo para vivir. Me gusta llevar una vida normal pero cuando tengo compromisos de trabajo procuro sobre todo dormir bien, comer bien y mantener mi cuerpo hidratado.
-Este verano estará por primera vez en Santander, en el Festival Internacional de Santander (FIS).
-Sí, es la primera vez que visito Santander. Estoy muy emocionado por pisar esa ciudad tan hermosa que sólo he visto en fotos.
-¿Y qué programa presenta?
-Es un programa dividido en dos partes. La primera es más operística, con obras de Rossini, Donizetti... y la segunda se orienta más a la zarzuela con algunas de las romanzas más significativas.
-¿Cuál cree usted que es la clave de su éxito?
-Tomar muy en serio mi carrera y mi trabajo. Subir a un escenario siempre es un compromiso que requiere de muchísima responsabilidad. Procuro estar siempre en la mejor condición posible y entregarme al cien por cien al público. Detrás de cada actuación hay muchos años de preparación y estudio.
-¿Quiénes son sus referentes en la música, en el canto?
-Hay tantos... Pero si tengo que elegir me decanto por el maestro Francisco Araiza, Alfredo Kraus o Fritz Wunderlich y Pavarotti. Son mis principales referentes a la hora de buscar algo para completar mis interpretaciones.
-¿Se considera un divo?
-(Ríe). Soy el antidivo. A estas alturas del partido, en nuestros días y en nuestra época, cuando la ópera necesita más que nunca acercarse al público joven, este tipo de aptitudes en el sentido negativo de la palabra ya no caben. Uno tiene que estar cerca del público y hacerle entender que la ópera no es un género antiguo, sino que sigue tan viva como en sus inicios y sigue siendo un género que invita a reflexionar y te permite vivir unas emociones que difícilmente vivirás con otros géneros musicales, sea el que sea. Incluso por encima de aquellos géneros modernos que te hacen mover los pies. Hay otro tipo de emociones que este género toca y logra conmovernos. Es un arte que vale la pena vivirlo y es obligación de los artistas enviar este mensaje para que el público entienda que la ópera llegó para quedarse, está aquí y está vigente.
-Pero lo cierto es que mucha gente sigue pensando que la ópera es para las élites.
-Hoy en día ver un espectáculo de ópera puede ser más barato que ver a tu artista favorito en un campo de fútbol. En el estadio verás a tu artista a muchos metros, muy lejos de donde tú estás, y la ópera genera otro tipo de emociones, se vive en un escenario más íntimo donde hay una orquesta de sesenta músicos acompañando a un cantante que canta sin micrófono y llega a cada una de las butacas del escenario sea el teatro que sea, desde el Metropolitan de Nueva York, la Bastilla de París o la misma Arena de Verona. En estos espectáculos de ópera constatas lo mucho que se puede desarrollar la voz humana. Elitista a nivel de coste económico ya ha dejado de serlo. La ópera es un género que invita a estudiar y olvidarte de la inmediatez y del disfrute rápido y fugaz para conocer al compositor, su obra, entrar en contexto y así disfrutar más. Es una obra de arte que se representa cada vez que una persona va al teatro.
-¿En qué momento de su carrera se encuentra? Cómo elige los papeles?
-Elegir un papel u otro es un tema de desarrollo vocal que me lo tomo muy en serio y lo cuido mucho. No me gusta acelerar el paso por una ambición. Por más que me encante la ópera 'Tosca', de Puccini, pensar que hoy puedo cantar a Mario Cavaradossi sería una locura porque mi voz no está preparada para ello. Siendo humilde conmigo mismo, realista y consciente de mis posibilidades, así elijo mi repertorio.
-¿Y en este contexto, qué futuro le concede a la ópera?
-Prometedor, porque cada vez hay más jóvenes interesados en este arte, a nivel de cantantes. Las generaciones que vienen después de la mía son cantantes cada vez más preparados porque la competencia se ha vuelto muy fuerte. En este contexto los mejor preparados son los que llegan a los escenarios. Y como comentábamos antes, la figura del divo que llega a un lugar y se siente superior a todo, va desvaneciéndose poco a poco. Ahora es al revés, al cantante lo que le interesa es estar cerca del público porque nos debemos a él.
-¿Qué cualidades debe tener un buen tenor?
-Un buen cantante tiene que ser ante todo un buen músico, con una buena preparación. No somos sólo productores de sonidos, tenemos que estar pendientes también de nuestro arte y capacidad de expresión artística. Además, es necesario estar cada vez más comprometidos con la puesta en escena. El tiempo en el que el cantante se paraba en el escenario, cantaba y sin inmutarse se iba, ya no existe. Hay una nueva visión sobre cómo estar en el escenario y un cantante debe estar a la altura. Hemos llegado a un punto con las nuevas tecnologías de que no sólo cantas para la gente que está en el teatro, sentada en una butaca. Ahora el concierto se retransmite en alta definición por todo el mundo. Son nuevos retos para un cantante que tiene que cuidar no sólo la voz, también la presencia física y la puesta en escena. Y, ante todo, es fundamental no perder la calidad humana.
-Si un joven le dice que quiere ser tenor, ¿qué le responde?
-La carrera de música es muy hermosa porque al final te preparas para hacer realidad un sueño que no es para vivirlo uno mismo, sino para compartirlo. Si estudias canto y te encierras en casa a cantar, no pasa nada, pero el músico se prepara para entregarse a un público. Es una carrera muy hermosa, celosa y hoy en día la preparación es fundamental. Hay que estudiar muchísimo la teoría musical, porque hay que ser un buen músico, no solo un reproductor de sonidos. Además, debes dominar los idiomas, porque los cantantes cuando interpretamos jugamos con las palabras. La comunicación con el público es directa y cuanto mejor controlemos el significado de cada palabra mejor podremos expresarlo sobre un escenario. La carrera de música es una carrera de resistencia y no de velocidad. Se necesita mucha disciplina y entrega, una fe ciega y un gran amor a la música. En definitiva, entregarte al público a través del canto. Si permites que la meta sea ser famoso, llegará un momento en que te frustres, y no es eso.
-Cerremos la entrevista con una canción. ¿Cuál entonaría ahora mismo?
-Es una pregunta muy sencilla, 'México lindo y querido'. Por varias razones: porque sí, porque se extraña la casa y se extraña el país cuando viajas tanto y porque me encanta cantar para mi gente.
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