Cantantes con acento santanderino

«Santander, las estrellas se van pero vuelven después, en tu cielo a brillar... Yo también dejaré tu bahía, y un recuerdo en mi vida que jamás borraré...». Diez voces al unísono, acompañadas de varias guitarras españolas, entonaron los versos de 'Santander, novia del mar' en la explanada del Auditórium de El Sardinero, un lugar de referencia para la música popular cántabra. Diez voces que para muchos no pasarán desapercibidas. Y es que la pasada semana El Diario Montañés reunió a familiares y músicos de las míticas formaciones Los Brisas, Cuarteto Piquío, Los Puertochiqueños y Los Carabelas para homenajear su trayectoria a propósito de la moción que aprobó el Pleno municipal –a propuesta del PRC– con la que se reconocerá «su contribución a la música santanderina». «Muy emocionados», los artistas acudieron a la cita en la que compartieron anécdotas de su trayectoria musical, que ya forma parte de la banda sonora de la ciudad.

El homenaje municipal, promovido por Manuel Encabo, y Felipe Piña, portavoz del PRC, que también acudió a la cita, pretende colocar una estrella en el Paseo de la fama del barrio de Tetuán a Los Carabelas, así como un código QR que remita a su historia junto a la placa que tienen en el Auditórium. La iniciativa también incluye la colocación de una placa honorífica, acompañada de un código QR del Cuarteto Piquío, Los Puertochiqueños y Los Brisas en los Jardines de Piquío, Puertochico y la Plaza de Las Brisas, respectivamente. «Es un orgullo y una alegría», comenta Cholo Mariño, uno de los integrantes de Los Carabelas.

Y es que casi tres años después de su último concierto en el Auditórium, Los Carabelas aún se emocionan cuando regresan a este lugar, que además lleva su nombre. «Volver aquí para nosotros es muy importante y muy bonito», reconocen. «Esto es una alegría más que recibimos de este bonito Santander. Estamos encantados con el cariño tan grande que recibimos y más en un lugar como este...», añade. La formación, fundada en 1956, cuenta con 52 producciones discográficas, entre las que hay boleros y ritmos hispanoamericanos. Unas melodías que echan de menos tocar en directo. «El tiempo que ha pasado desde nuestro último concierto ha sido triste. Anhelamos mucho esta plaza y este escenario», comenta Cholo mientras señala el Auditórium. «Ha sido duro parar pero es mejor hacerlo en un buen momento, cuando mejor lo podíamos hacer», reconoce. «La despedida fue apoteósica», recuerdan los tres artistas. Una de las cosas que más «nostalgia» les da es que la gente aún les pare por la calle para preguntarles «que por qué no siguen». «Claro que seguimos ensayando y estando juntos... Para recordar, para no perderlo. Nos reunimos todas las semanas, rememoramos momentos y después nos tomamos una cerveza».

A los que también les une una amistad «de setenta años» es al trío Los Brisas, fundado en 1952 y reconocido como el conjunto de boleros «más veterano de España» con un repertorio que incluye boleros, habaneras y canciones montañesas. José Luis Santiago, Nanín Rodríguez y Emilio Carrera –se unió al grupo en el año 92– no se esperaban este homenaje. «A estos años nos encanta que nos hagan un halago como este. Además, nos trae muchos recuerdos».

Muchos de esos recuerdos, ligados a su infancia y a sus inicios en la música. «Nacimos cantando en el coro de la parroquia de San Roque del Sardinero», recuerda Nanín, quien no concibe contar la historia de este trío sin mencionar el bar Chupi, en la Avenida Los Castros, donde ya cantaban y tocaban la guitarra. «Y también tenemos que hablar de Jesús, Pachi y Serafín Galán, que fueron los que nos inculcaron la música».

En el encuentro también estuvo presente el Cuarteto Piquío, formado por Rafael Villegas, José Medrano, Jesús García, y José Luis Varela. En su nombre acudieron el hijo y los primos de Rafael, Francisco Antonio Villegas, Marta de la Fuente y Luis del Campo Villegas. «Llevamos muchos años esperando para hacer esta propuesta y creo que es algo muy merecido para los cuatro grupos más representativos de Cantabria», comenta Francisco. Y advierte de que este primer reconocimiento trascenderá a muchos más. «Intentaremos llevarlo al panorama nacional».

Los familiares de Rafael, «orgullosos» de su recorrido vital, recuerdan la figura de un artista discreto que «siempre llevó toda su trayectoria en privado. Sabíamos que componía y que era el fundador del grupo pero hasta que no heredé no fui consciente de todo el material que tenía», recuerda su hijo, para quien su padre tuvo una carrera «ejemplar». «Es el mayor autor y compositor de la historia en su género de la música montañesa y marinera y fue el primer cántabro que hizo una banda sonora a una película», dice en referencia a la obra La Niña de Luzmela, de Concha Espina.

Otro de los grupos conmemorados es el de Los Puertochiqueños, que se fundó en los años 40 con Lolo y Chiqui Ocejo y Agustín Martínez. Así, al fallecer Chiqui, entró a forma parte del grupo Miguel Baquero. Posteriormente lo hizo también Francisco Ocejo, hermano de los fundadores. Todos ellos contribuyeron a divulgar la cultura de Puertochico y Santander mezclando canciones marineras y montañesas con boleros y habaneras.

Teresa Mier y Ana Baquero, viuda e hija de Miguel Baquero, no pueden evitar pensar qué hubiera sentido el artista si hubiera vivido este «merecido homenaje». «Esto es lo que él quería y nos gustaría que lo hubiera visto. Estamos muy agradecidas de que se escuche su voz», comenta Teresa. «Toda nuestra familia está muy agradecida porque el reconocimiento no es algo que hayamos buscado nosotras, es que parte desde fuera, entonces es aún mas emotivo», añade su hija.

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