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Los 'disc-jockey' que están haciendo disfrutar a Cantabria durante este verano muestran su lado más personal y todo lo que se esconde detrás de la cabina
DJ Musicalex Santander
En los 22 años que lleva encima de los escenarios ha tenido tiempo de poner la nota musical en fiestas como las de Comillas o el Chupinazo de Santander, dos de las grandes citas del verano cántabro. Álex González, más conocido como DJ Musicalex, lleva detrás de una mesa de mezclas desde los 16 años, cuando pinchó por primera vez en las fiestas de Los Salesianos, su colegio. En ese momento lo que más sonaba en los altavoces era el 'Papi Chulo' de Lorna. A una de esas fiestas acudió DJ Cheda –otro de los habituales en las cabinas de Cantabria– y a partir de ese momento se convirtió en su «padrino» musical. Le llevó a los carnavales de Santoña –los más multitudinarios de la región–, donde pincharon mano a mano.
Sin duda un impulso que no dudó en aprovechar. Cheda fue como un maestro para Álex. «Él me enseñó a desarrollar mis habilidades cara al público». Sin duda, clave en su carrera, porque Álex, más que un DJ, se siente un «animador». «Me gusta hablar por el micrófono, bajar a bailar con los chavales, interactuar con la gente...».
Por esta razón lo que de verdad disfruta es pinchar «en verbenas», un tipo de fiestas en las que hasta hace no tanto las orquestas eran las protagonistas. «Se están perdiendo las orquestas de pueblo y creo que hay que hacer un esfuerzo por mantenerlas», considera.
DJ Cheda Santander
DJ Cheda lleva detrás de la mesa de mezclas desde los 15 años y ahora, con 53, no ha perdido ni una pizca de pasión. Pinchadiscos de discotecas de Santander ya extintas como el Albatros o La Real, sigue estando en primera línea de batalla. Desde pequeño estuvo interesado por la música y con tan solo 9 años entró en el conservatorio. «Desde ese momento ya tenía claro mi camino. Lo mío era la música». Concretamente la clásica, primer género del que se enamoró. «Fue la primera música que me llamó, a pesar de que con el tiempo me fui acercando a otros estilos». Uno de ellos, sin duda, es la electrónica, género con el que trabajó en sus inicios. Lo recuerda con nostalgia: 'Freed from Desire', 'Flying Free', 'Rhythm of the Night'... «La música de baile de los 90 era la más divertida». Ahora se dedica a hacer shows especializados en esa electrónica y, tal y como afirma, quiere «centrarse en ese estilo».
Pero hay algo que para Cheda está por encima de la música. El cariño de la gente y saber que, «aunque sea por dos horas, se olvidan de sus problemas». «Un año, en el Chupinazo de Santander estuve con un chico con parálisis cerebral. Le saludé, nos hicimos unas fotos... A la semana me encontré con los padres y se acercaron a agradecérmelo muy emocionados». Son cosas que para Cheda «no tienen precio».
Adrián Deerre Torrelavega
El nombre de Adrián Derre ha estado en boca de todos los cántabros desde el pasado verano, cuando compartió escenario con Quevedo –segundo artista español con más oyentes en spotify solo por detrás de Rosalía–. Algo al alcance de muy pocos. No es la única estrella internacional con la que ha compartido cartel, también lo ha hecho con artistas como Dellafuente, Bad Gyal o Yandel, entre otros. Pero, a pesar de codearse con figuras de ese calibre, este DJ mantiene los pies en el suelo: «Es fácil que se te vaya la cabeza, por eso hay que relativizar».
Pero como toda historia de éxito, la de Adrián también tiene un principio.
Al igual que Musicalex, su relación con el mundo 'disc-jockey' comenzó pinchando discos en su instituto, donde conoció a un DJ profesional en una extraescolar. «A partir de ahí empecé a indagar más y descubrí a David Guetta, cuando estaba en auge. Al poco tiempo me compré mi primera mesa y después de practicar empecé a pinchar en los bares de chavales en Torrelavega». Esas raíces son las que le mantienen la cabeza amueblada. Y es que su ciudad y su gente se antepone a cualquier estrella internacional: «Compartir camerino con Quevedo fue increíble, pero no lo cambiaría por la primera vez que pinché en las fiestas de Cartes o por mi estreno en el Auditorium de Torrelavega».
K-Style Laredo
M uchos conocerán a K-Style por el 'remix' de 'Los Perros' de Arde Bogotá, canción que cuenta con más de 6 millones de reproducciones en Spotify y que él mismo produjo junto a Andrés Campo. Pero existe un David –su nombre real– mucho más allá de éxito de esa canción. No duda de que fue un «punto de inflexión» en su carrera, pero ya se sentía «valorado» por el público desde mucho antes. Casi desde que hizo su primer bolo siendo un niño de 14 años en la discoteca Lurpe de Durango. En esos años ya trasteaba con la electrónica de la que se enamoró escuchando un programa de Radio Meruelo. «Pinchaban bacalao, progresivo, trance... me flipó y a partir de ahí empecé a indagar». Poco después una caja de cereales marcaría su futuro: «En unos cereales que me compré venía un equipo muy básico para juntar música. Y así empecé a hacer mis primeros pinitos»
Dos años después de su debut como DJ pincharía en «uno de los templos de la música progresiva en España», la Sala NON (Lemoa). «Recuerdo que, a pesar de no sentirme nervioso, me temblaba la mano al poner la aguja en el vinilo». Los nervios es algo que aún le sigue «acompañando antes de cada bolo». Sin ir más lejos la semana pasada en el Aquasella, donde pincho ante 80.000 personas. Aún dice que «cuando empieza la música, los nervios se van y todo fluye».
DJ Teky Colindres
Sergio Goyenechea, más conocido como DJ Teky, ha recorrido todos los rincones de Cantabria y alrededores gracias a su oficio como 'disc-jockey'. Este verano ha estado pinchando en pueblos como Colindres, Rasines y Ramales, y también en Burgos. Lleva en ello desde hace 26 años, cuando empezó en La Paloma de Ampuero.
Comenzó a interesarse por la música mucho antes, escuchando en la radio a los DJ de la época. La electrónica fue la primera que le marcó. «Escuché en la radio a DJ como Toni Peret y a partir de ahí empecé a comprar discos». Lo que le abrió las puertas de las discotecas fue la emisora laredana Radio Costa Esmeralda: «Con 19 años me surgió la oportunidad de trabajar en la emisora y empecé con un programa de música electrónica llamado Ruta Dance».
A través de este programa se dio a conocer y las discotecas se hicieron eco: «Me salieron bolos en Santoña, Laredo, Solares... Fue muy progresivo».
Para Teky ser DJ es un 'hobby' y dice que le gusta «casi todo del trabajo». Pero hay algo que no soporta: «las envidias y los rencores del mundillo». Pertenece al colectivo de DJ New Millenium, a través del que siempre ha abogado por la asociación y por «repartir el pastel». «Si una fiesta de seis horas la podemos hacer entre cuatro o cinco DJ, ¿porqué van a ir sólo dos?», se pregunta.
DJ Estrada Santander
Manuel Estrada es otro decano en esto de las cabinas. Desde ese primer bolo en un after de la calle Panamá (Santander) que tan nítidamente rememora –«recuerdo cargar mi maleta con todos los discos y coger el autobús para llegar puntual»– ha tenido tiempo para acumular cientos de anécdotas «que no se pueden contar», pero que le darían «para escribir un libro». Pero mezclar música de otros es algo que le interesaba desde mucho antes. «Con tan sólo siete años ya compraba cintas de casette y las mezclaba», comenta nostálgico. A día de hoy sigue al pie del cañón.
Las bodas son las que ocupan la mayor parte de su trabajo, pero este verano también ha pinchado en algunas fiestas por Cantabria, Reocín y Balmaseda entre otras.
A pesar de que se ha tenido que amoldar a los nuevos tiempos, sigue disfrutando de la música «como el primer día».
«Antes estaba más enfocado en la electrónica, pero ahora no queda más remedio que pinchar reguetón». Música que admite escuchar y disfrutar en su tiempo libre. «Tengo que estar al día de lo actual y no voy a negar que hay algunas que están bien hechas». Pero en su opinión, el problema es que «sacan canciones como churros y se consume a toda velocidad». «Antes si querías un disco concreto tenías que ir a Madrid, pedirlo por correo a Londres... Era más romántico», comenta.
DJ Raspu Castro Urdiales
DJ Raspu y las fiestas de Castro Urdiales son dos conceptos que van de la mano desde que con 18 años debutó pinchando en la peña Zaka del municipio costero. La música ha tenido un papel muy importante desde su infancia, cuando en misa se sentaba «al lado de un señor que cantaba de maravilla, solo para escucharle mejor». Recuerda también que por esos prematuros años «siempre que había un escenario me subía a cantar y a bailar». Por esa razón, su familia está acostumbrada a «verle desde abajo». «Siempre me han apoyado», comenta.
Su andadura como pinchadiscos, como la de tantos otros, comenzó en el colegio y, a partir de ahí, siempre que llegaba el momento de poner música en cualquier contexto todos los ojos apuntaban a él.
«Cada vez que había algo de fiesta en la peña, el que tenía que poner la música era yo». Pero en un inicio era un 'hobby' que compaginaba con otros empleos. «He trabajado de carpintero, en una empresa de autobuses, en la construcción...».
Pero tras 35 años de afición altruista se convirtió en oficio. «Después de casarme decidí empezar a cobrar por ello y no me faltaron las ofertas. Así que me centré en la música». La que más le gusta escuchar es la de los cantautores: «Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez... Cuando alguien me pide una canción suya en un bolo me pongo a llorar», cuenta entre risas.
Alejandro Gil Santander
Es casi imposible tener más trabajo que Alejandro Gil hoy en día. En tan sólo un año y medio como DJ ha pinchado en algunas de las discotecas con más prestigio en Cantabria, como el Kudeta y el Malaspina en Santander o el Garfanta en Noja. También ha participado en festivales multitudinarios como El Evento del Año en el Cívitas Metropolitano en Madrid, donde ha dado sus primeros pasos a nivel nacional en discotecas como Atta o Panda Club. Sin duda es uno de los DJ de moda de la región.
Según cuenta, sus primeros pinitos en la profesión los dio por «puro azar». «Llevaba unos dos años trabajando en el Kudeta: en la puerta, en barra... ayudaba en lo que podía. Un día vino un DJ que no le gustó a mi jefe y a última hora me ofrecieron sustituirle. Acepté, lo hice bien y ahí me quedé».
Pero a Álex siempre le ha gustado la música: «Estopa, Amaral, El Canto del Loco... La que me recuerda a mi infancia». Estos gustos se ven reflejados en sus sesiones: «Mi intención es generar nostalgia en el público de la misma manera que esa música me la genera a mí».
Ahora mismo, Álex trata de compaginar su faceta de DJ con la carrera de ingeniería, pero cuando la acabe no descarta «dar un paso más». «Me gustaría dedicarme a tiempo completo un par de años a ser DJ, porque además de estar bien remunerado, se puede viajar mucho y conocer mundo».
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