Claudia Vidal, la cántabra que muestra su talento en las filas de la Jonde

«Para todos los músicos que nos dedicamos a estudiar esta carrera, conocemos la Jonde, sabemos lo que es y la mayoría, si no todos, queremos formar parte de ella». La torrelaveguense Claudia Vidal, de 22 años, se presentó el pasado año a las pruebas que convoca la Joven Orquesta Nacional de España. Una formación compuesta de «los mejores músicos jóvenes del país», como destacaba su directora artística, Ana Comesaña, que esta noche actuarán en el Palacio de Festivales (19.30 horas).

Vidal recuerda cuando se publicaron las listas, en las que comprobó que estaba dentro de la bolsa de instrumentistas de la orquesta, con muy buena posición. «Llamé corriendo a mi madre, muy contenta y con mucha alegría por saber que durante dos años iba a poder formar parte de esta orquesta tan maravillosa y de proyectos increíbles».

Reconoce que el trabajo de la formación «es muy exigente», pero «es lo que tiene que ser para luego conseguir los resultados y en el mundo de la música clásica es algo a lo que estamos acostumbrados». De hecho, dice, «nos gusta», porque contando con músicos de tanto nivel para instruirlos, «sería un desperdicio no ser exigente».

La música torrelaveguense participa desde el pasado domingo, en la gira de cinco conciertos para el que se han preparado, como es habitual en el caso de la Jonde, en Zaragoza. Allí ha establecido la orquesta su cuartel de invierno. Los primeros días han estados de «parciales», esto es; cada instrumento con un profesor de esa especialidad. «Esto es algo que no siempre se hace o no se le da tanta importancia a preparar cada instrumento de la orquesta individualmente y me parece que es un elemento clave para, a la hora de juntarnos, sonar rápido y bien». Después, comenzaron a ensayar con Vasily Petrenko, el director seleccionado para este encuentro. En ambos casos, dice, el trabajo «ha sido increíble, muy intenso y muy productivo».

Convivir durante varias jornadas –veinte en total–, preparándose para el escenario, convierte la música en el todo que rodea a estudiantes y profesores durante ese tiempo. «Es entrar en una burbuja de la que a veces cuesta salir». Ensayan durante muchas horas, comparten desayuno, comida y cena y el escaso ocio. «Se te olvida que existe el mundo de fuera, pero todos lo disfrutamos mucho».

Aprender en casa

Claudia comenzó a estudiar viola en el Conservatorio de Torrelavega a los 6 años. Allí continuó hasta los 17. Lo considera su casa y regresa al mismo espacio a practicar cuando se encuentra en la ciudad. Una década formándose en la capital del Besaya, de la que dio el salto a San Sebastián para continuar con los cuatro años de formación superior en el Centro de Música Superior del País Vasco que terminará en pocos meses.

Es obligado salir fuera para los músicos clásicos de Cantabria si quieren completar su carrera académica. «Somos de las dos o tres comunidades autónomas que no tenemos centro de estudio superior de música». Una pena y una reivindicación. Conoce el proyecto de crear un nuevo conservatorio en Torrelavega «que se lleva oyendo mucho tiempo». Por temas de espacio «es evidente que no se puede seguir en ese espacio; hay muchos niños y jóvenes interesados en estudiar música y hace tiempo que las instalaciones se quedaron pequeñas».

En el momento en que se encuentra actualmente, Vidal quiere seguir estudiando. «Hay que alcanzar altos niveles de perfección y siento que todavía tengo mucho que aprender». Le gustaría salir de España y cursar un master en Alemania o Austria, países «donde hay más tradición y se ve la música clásica de otro modo». Su sueño ideal sería trabajar en una formación orquestal. «Me encantaría volver a España y conseguir plaza en alguna orquesta de aquí».

Sobre el concierto de esta noche, celebra el contenido, «pocas veces se ve un programa tan interesante e intenso» con Bartók, uno de sus compositores favoritos, con Milhaud y una propuesta «muy divertida que no estamos acostumbrados a escuchar» y con Ravel, «una maravilla, algo que aunque no estés familiarizado con la música clásica te pondrá los pelos de punta». En realidad «la música clásica, si le das una oportunidad, es difícil que no disfrutes». Máxime con una orquesta joven, plena de energía y entusiasmo que ha preparado su recital «con muchísimas ganas e ilusión».

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