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Lo mariachi tuvo anoche su sitio en Torrelavega, porque Alejandro Fernández y sus músicos, más de una docena y todos ataviados en sus respectivos trajes, se encargaron de ello casi en exclusiva. El artista comenzó a las diez de la noche con estricta puntualidad, y ... durante las dos horas que duró su concierto hubo tiempo para traer a la memoria colectiva el recuerdo de un aplaudido Vicente Fernández, padre del cantante, pero también para reivindicar la cultura mexicana a través de la música y, claro, para recuperar viejas tradiciones, como la de visitar España con una gira. La de anoche llevaba por nombre 'Amor y Patria', dos conceptos que gran parte del público asumió como propios desde que accedieron al recinto, portando banderas de México y España, éstas últimas con los títulos de las canciones del intérprete bordados. Sirva 'Mujeres Divinas' de ejemplo.
Excentricidades aparte, Fernández se presentó ante el público de la capital del Besaya tras la tercera canción: «¡Buenísimas noches! ¿Cómo estáis? Estoy muy contento de tener la oportunidad de regresar a España después de tantos problemas, de poder estar en Torrelavega, y en Santander, ¡y en todos sus alrededores! Les tenemos una noche muy especial, ¡porque esto va a ser una fiesta mexicana para todos ustedes!». Y lo prometido fue deuda, para delicia de los asistentes. O mejor dicho, de las asistentes. En femenino. Porque el público anoche, en su mayoría, tenía nombre de mujer.
A 'Tantita Pena', el tema que dio comienzo a ciento veinte minutos de música, le siguieron temas más recientes y de corte más pop, algo por lo que el artista mexicano siempre se ha diferenciado y que le ha puesto en el radar sonoro de un público más amplio a lo largo de su trayectoria. Prueba de ello fueron las distintas generaciones que anoche se dieron cita en Torrelavega. Si quieren ejemplos, los tenemos: 'Te Voy a Perder'; 'Te Olvidé' o 'Que Seas Muy Feliz' son algunos de ellos.
Además de por interpretar los clásicos, el mexicano también dio a los asistentes un motivo para seguir sus pasos ahora, en presente: «Estamos estrenando dos o tres canciones que ya hemos sacado al mercado, y se las quiero presentar esta noche. Sepan que vamos a ir sacando canciones poco a poco, lanzando música nueva con todos los vídeos, y me gustaría vernos aquí, en el escenario, pero también allá, en las redes». Dando importancia a los audiovisuales, el músico incorporó a su propuesta unos audiovisuales repletos de 'catrinas' —nombre con el que se conoce popularmente a las calaveras mexicanas— y color, como si tratara de dar el mensaje al mundo de que está de vuelta; de que tiene ganas de escenario.
El bis, a diferencia de otras muchas propuestas, no tardó en llegar, y con él lo hizo una pregunta sobre el tema 'Mátalas' respondida al unísono: «sé que este tema ha generado polémica en redes sociales, así que les voy a preguntar: ¿quieren que la cante?». A la pregunta del mexicano, respuesta unánime: 'sí'. Y tiene mucho de simbólico que fuera ese y no otros uno de los momentos más aplaudidos de la noche. Quizá mirar con ojos de hoy lo creado y compuesto hace más de veinte años no sea del todo acertado; o quizá sí, por venir de dónde venimos y definir hacia dónde queremos ir. Juzguen ustedes si merece reflexión.
Pasadas las doce de la noche la jornada se cerró con miles de personas cantando las canciones de Vicente Fernández, como 'La Estrella', que sobrevolaron El Malecón en boca de su hijo. 'El Potrillo' demostró anoche que a pesar de «haber pasado unos años complicados» sigue siendo el rey y tiene voz y presencia para rato. Y eso, para las parejas que se quedaron bailando después de finalizado el concierto, es una buena noticia. Celebrémosla.
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