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«Qué suerte haberlo visto, y encima aquí, en Torrelavega». Ese fue el comentario general entre los asistentes que anoche fueron espectadores en primera persona de un espectáculo que comenzó cuando las agujas del reloj marcaron las 22:10 horas —y las once, y las ... doce…—, y que se extendió hasta pasada la madrugada. Dicen que lo bueno se hace esperar, y Sabina, en honor a la palabra, salió a escena diez minutos tarde, los justos para poner algo nerviosos a quienes ocupaban una localidad en El Malecón. Desde su salida, lenta y asegurando cada paso antes de dar el siguiente, el artista contó con la ovación del público, que se puso en pie para recibir al de Úbeda: «Buenas noches, Torrelavega. Qué lujo estar aquí».
La tercera de las grandes citas del Año Jubilar Lebaniego en Torrelavega anoche tuvo nombre y apellidos, los de Joaquín Sabina, probablemente uno de los más importantes defensores de la palabra cantada que a sus 74 años, y 'Contra Todo Pronóstico', nombre de la gira en la que está inmerso, ha retomado los escenarios tras su caída en el Wizink Center hace tres años. Anoche, en Torrelavega, mencionó el fatídico accidente: «Ya sabéis que he pasado por un par de operaciones de clavícula y cerebro, y encima el día que salí del hospital empezó la maldita pandemia, así que llevo años sin subirme al escenario. Vamos a disfrutar esta noche, ¡que tenemos hambre de escenario!»
Acompañado de una banda bien engrasada que engrandeció el espectáculo, especialmente Marita Barros a la voz, que quedó en dos ocasiones al frente del show mientras Sabina cogía fuerzas, la puesta en escena durante las dos horas que duró fueron una masterclass de canción de autor y blues que, por momentos, hicieron desconectar a los asistentes con una recopilación de 22 canciones que empezaron a desfilar con 'Cuando era más joven', 'Sintiéndolo mucho' y 'Lo Niego Todo', para seguir con otros títulos como 'Lágrimas de Mármol', haciendo referencia a esa supervivencia tras tiempos peores, o 'Cuando Aprieta el Frío', la canción que el artista dedicó a sus amigos del norte: «una de las mejores cosas de este oficio es que uno vuelve a ver a amigos que vienen al concierto y que no los veía desde hace muchos años. Así que está canción se la dedico a Juan Ramón Lucas y a Sandra Ibarra; a Quique González, amigo querido y compañero de fatigas que hace 17 años decidió venirse a vivir aquí, en mitad del campo; a Carmen, por su espléndido y fantástico trato en el hotel rural donde nos hemos quedado, y a Miguel Angel Revilla, el rey de las anchoas».
La noche sabinera también recordó sobre las tablas otros nombres irreversiblemente vinculados al artista. Fue el caso de Chavela Vargas y José Alfredo cuando sonó 'Por el Bulevar de los Sueños Rotos', «hay que celebrar siempre la vida de Chavela Vargas», decía Sabina, o también el de Krahe, Aute o Milanés: «uno ha cumplido 74 años en el oficio, pero eso implica quedarse sin muchos compañeros que me están dejando demasiado solo. Va por ellos».
Ovación a #sabina en Torrelavega#cantabriamasxdescubrir@cant_infinita pic.twitter.com/9OLxHrFxOm
— Mouro Producciones (@MouroProd) July 5, 2023
Familias enteras, parejas y grupos de amigos jóvenes y sobre todo no tan jóvenes disfrutaron anoche de un concierto sin aglomeraciones, en el que el público estuvo sentado con sus localidades asignadas y en el que la tienda oficial del artista, que hasta el momento es el único que ha traído su merchandising a El Malecón, no paró de atender a los seguidores que se acercaban hasta el fondo del estadio para conseguir algún bien: camisetas, bombines, tazas o calcetines. Si una cosa se puede serigrafiar, tengan por seguro que el equipo de Marketing de Joaquín Sabina lo habrá customizado.
'Rubia Platino', 'Contigo', un mix entre 'Y nos dieron las 10' junto a 'Noches de boda' y 'Pastillas para no soñar' fueron las encargadas de escribir el punto y final a un capítulo más en la trayectoria musical de Joaquín Sabina, cuya gira hizo anoche su decimoctava parada en tierras cántabras tras tocar el pasado 1 de julio en Murcia y tener previsto hacerlo en A Coruña dentro de un par de semanas. En esa parada, la de anoche, se subieron 7.000 personas que, casi por unanimidad, sentenciaron: «se me ha hecho corto». Mereció la pena volver a ver al Maestro.
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