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Ayer fue día grande en la capital cántabra: domingo, buen tiempo, jornada previa al día grande de la ciudad y planes para todos los gustos: desde el Teresuca Fest a citas más grandes, como en la que anoche se reunieron miles de personas: el 'Magdalena ... en Vivo'. Lo único que faltó fueron plazas de aparcamiento, pero ese es otro cantar.
El festival dio el pistoletazo de salida recuperando algo a lo que ya no estábamos acostumbrados, las muchedumbres de gente, y ahí el único responsable de tales masas fue Juan Luis Londoño, nombre que quizá de primeras no les diga nada. Pero si lo mencionamos por su nombre artístico, Maluma, la cosa cambia. Si se trata de poder de convocatoria, —y convocar, convocó— la propuesta no pudo ser más acertada.
El concierto, el más esperado de todo el festival, no lo empezó el artista sino su público, que al escuchar el comienzo de 'Hawai' tras veinte minutos de espera -fruto, en parte, de las largas colas para acceder al recinto y de aquellos que quisieron saltárselas sin éxito-, no estaba dispuesto ni a que fuera el de Medellín el que diera la intro sobre el escenario. Si buscan en el diccionario 'ansia' puede que les remita a este evento, un concierto que podrán ver hoy al completo en las historias de Instagram de prácticamente todo el mundo. Eso sí, lo harán de quince segundos en quince segundos; de momento el formato no permite mayor duración por vídeo.
El caso es que ayer pisaron la Campa toda clase de personas: desde esa pareja de padres primerizos que dejan a su hijo con los abuelos por primera vez «para poder desfogar un poco», hasta Lorena, que aprovechó los minutos previos al concierto para mandar un audio a su jefe advirtiéndole: «que sepas que mañana no voy a trabajar». También estuvieron en pista aquellos a quienes, desde la silla de ruedas, el ocio se les complica en no pocas ocasiones por falta de accesibilidad -una asignatura pendiente para muchos festivales- y a quienes, por el contrario, no se les complica nada porque la zona VIP es ir a caballo ganador. Ya ven, público variopinto y diverso el que tuvo anoche Maluma, como variopinta fue su puesta en escena: 15 personas sobre el escenario trabajando cuerdas -guitarra acústica incluida-, batería, teclados, baile y coros. Y todo sobre una base de colores que nada tiene que envidiar a la firma de Okuda San Miguel.
«Qué felicidad estar aquí en esta Semana Grande de Santander, conociendo su cultura. Yo vengo de Medellín, Colombia» se presentó Maluma, que prosiguió: «soy un latino muy orgulloso que lleva su bandera alrededor del mundo, y como siempre digo: si ustedes no dejan de aplaudir, yo no dejaré nunca de cantar».
La ovación del público dio paso a las canciones, sonando entre ellas 'Madrid', 'Corazón', 'Mojando Asientos', 'Borro Cassette' o 'Chantaje' -una pena no haber cuadrado con Shakira de la que vino a coger unas olas a Oyambre; todo no puede ser-. Las mencionadas fueron solo algunas de los veinte temas que llevaba el artista en setlist, un listado que el de Medellín interrumpió en varias ocasiones para hablar con su público, al que contó cómo le ha ido la gira: «Han sido dos meses llenos de muchísimo trabajo, de muchas adversidades, en los que nos han pasado cosas bonitas y otras más difíciles» y dedicar 'Amor de mi vida' (ADMV), canción escrita durante el confinamiento, a los afectados por el covid: «Quiero dedicar esta canción a las personas que han perdido a sus seres cercanos durante la pandemia. Si se la saben, por favor, cántenla conmigo». Súmenle al contenido la forma, una Campa de La Magdalena llena de luces a modo linterna, y habrán encontrado el momento emotivo de la noche.
La 'Papi Juancho World Tour' recaló en Santander para perrear, olvidarse de los problemas, pasar un buen rato y, si apuras, inventar coreografías con movimientos de esos que salen una vez pero a la hora de repetirlos, al menos entre el público, cuesta. No es fácil coordinar una clase de zumba para 10.000 asistentes, al igual que no es fácil llevar en gira a tantas personas pisando las mismas tablas en una actuación en directo. Recordemos: quince. Por todo ello, el artista hizo un brindis con su público copa en mano: «un brindis por ustedes, ¡solo estamos comenzando!». Y sonaron los primeros acordes de 'Felices los cuatro' a la guitarra. El resto, tratándose de una canción con 1.795 millones de reproducciones, se lo pueden imaginar.
Ayer en la Campa de la Magdalena fueron felices algunas personas más que los cuatro a los que canta Maluma. Concretamente, 10.000. Y aunque no sabemos si finalmente Lorena ha ido hoy a trabajar, que siga siendo así y los conciertos sigan haciéndonos olvidar todo lo demás.
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