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Nuestro país es multicultural, diverso y no deja de ser una unión de pueblos que, además de cosas en común, tienen mil costumbres y tradiciones propias. Lo que nos hace grandes. Anoche, en Santander, Miguel Poveda, catalán, reivindicó al barrio en el que se crió, ... de raíces andaluzas, donde mamó el flamenco y los valores que le han hecho ser como es hoy. Reivindicó a Los Chichos, alabó la figura de Federico García Lorca y su 'barraca', cantó por el amor libre y convirtió la Plaza de Toros de la capital cántabra en un tablao flamenco.
María Peláe, malagueña, también creció escuchando flamenco y también reivindicó «el amor libre». Cantó primero que Poveda y sorprendió a la gente con su portentosa voz y su mezcla de estilos. Este jueves, alternó partes más flamencas, con rumbas y momentos muy festivos en los que puso a bailar al público, como cuando sonó 'La Putukita', la canción que lanzó recientemente junto a Melody. En su 'show', hubo hasta monólogos cargados de crítica social, trompetas y ritmos latinos, con espacio para el mítico 'Bamboleo'.
Poveda salió muy dispuesto a emocionar al «público flamenco» de Santander y convirtió la plaza de Toros de la capital cántabra en un tablao, transitando por todos los palos de un género que ha absorbido desde que era un crío.
Comenzó su actuación de pie, cantando junto a su banda, explicando que, a su llegada a nuestra región, le habían llegado «señales desde el más allá» que le habían transmitido que el de este jueves sería un día especial y que casi no le había dado tiempo a preparar su actuación, porque no había podido evitar ir a la Casona de Tudanca, a más de una hora en coche, a visitar una exposición sobre La Barraca, la mítica compañía teatral de Federico García Lorca.
Anoche, Poveda no dudó en reivindicar en varias ocasiones la figura de Lorca, un personaje que le obsesiona y que le hizo creer en la diversidad. De hecho, durante su actuación, lanzó un grito por el «amor libre» e hizo su propia versión 'El gran varón', un tema de salsa popularizado por el músico de raíces puertorriqueñas Willie Colón y que cuenta la historia de una persona transexual que en los ochenta fue rechazada por su padre y murió de manera solitaria, por culpa del sida.
Poveda, barcelonés, de padre murciano y madre manchega, también homenajeó a sus vecinas, las de su «barrio andaluz» de Badalona, las que bajaban a la calle a hablar de música, las que lo mismo hablaban de Morente que de Los Chichos y con las que el cantaor se sentía como en casa. «Vamos a chichear sin complejos», dijo en honor a todas ellas, cantando 'Chicheando' y demostrando que, para él, no hay un solo flamenco, sino un género musical diverso, que se ha ido despojando a lo largo del tiempo de muchos de sus prejuicios.
La de Poveda fue una actuación larga, quizá demasiado, de dos horas de duración, en la que incluso hubo momentos en los que fue capaz de llenar el escenario sólo con su voz. Este jueves, cantó, tanto en solitario, como con su banda, tocó algunas de las canciones de su último trabajo, 'Diverso', en las que tiende puentes entre el flamenco y otros estilos musicales como el tango, cantó por la recientemente fallecida María Jiménez, por petición del público, e interpretó 'Alfileres de colores', que no estaba dentro del 'setlist' de canciones que pensaba tocar, por aclamación popular, mientras la gente que se había dado cita en el festival La Plaza, en la Plaza de Toros de Santander, le arropaba dando palmas.
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