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Lo de este domingo estuvo cargado de seducción, bailes y canciones que forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones de españoles. Hubo gente levantando mecheros encendidos, señoras al borde del infarto, personas pendientes del partido de la selección española de baloncesto e interminables ... rondas de aplausos.
Lo cierto es que Raphael demostró que es el 'Mick Jagger' de la música española: ambos tienen setenta y nueve años, están en un estado de forma envidiable para su edad y no piensan en la retirada. Las más de cuatro mil ochocientas personas que se dieron cita en la Plaza de Toros de Santander alucinaron con la buena salud que aún tiene el cantante y con su impresionante voz. Los asistentes no dejaron de aplaudir en ningún momento y vibraron al ritmo de temas que son historia de la música española, como 'Mi gran noche', 'Estar enamorado' y 'Vivir así es morir de amor'. Porque en la capital cántabra no sólo pudimos escuchar los grandes éxitos del jienense, sino que también sonaron versiones de canciones míticas de otros músicos, como 'Resistiré', 'Se nos rompió el amor' y 'Vivir así es morir de amor'.
Raphael se encuentra celebrando actualmente sus sesenta años sobre los escenarios, con una gira por España y América que este domingo pasó por nuestra región: se encargó de cerrar a lo grande el festival 'La plaza', un ciclo de conciertos que nos ha deparado otras actuaciones para el recuerdo, como las de Hombres G, Vanesa Martín y Pablo Alborán.
El concierto de Raphael fue un espectáculo: salió a escena bajo una interminable ovación, no dejó en ningún momento de mostrar su sonrisa 'profidén' ni de poner caras seductoras, bailó todo el rato de un lado a otro del escenario y levantó continuamente a la gente de sus asientos. Una gran parte del público estaba formado por personas mayores que seguramente lo han acompañado a lo largo de su carrera, pero eso no fue un impedimento para que los asistentes no dejaran de moverse. Lo cierto es que el cantante tampoco paró: tocó la friolera de veinticinco canciones y no hizo bises ni descansos. De hecho, el único momento de la noche en el que descansó fue cuando, a mitad de su actuación, uno de sus ayudantes le trajo una silla de escritorio e interpretó un tema mientras estaba sentado, lo que fue todo un 'show'.
El jienense salió al escenario ataviado con un traje y estuvo acompañado en todo momento por una pequeña orquesta de músicos y por unos visuales que parecían salidos de una aplicación de chimenea de las de los teléfonos móviles. Puso en pie a la gente cantando 'Vivir así es morir de amor' y 'Mi gran noche', hizo enloquecer al público femenino añadiendo un «yo también quiero volver a Santander a estar contigo» en la letra de '¿Qué tal te va sin mí?' y cantó 'Estar enamorado' mientras toda la Plaza de Toros de Santander le hacía los coros.
Eso sí, el final de la noche fue aún más apoteósico: montó una 'rave', una fiesta electrónica, al ritmo 'Yo soy aquél', puso a bailar a las pocas personas que aún no estaban en pie al ritmo de 'Escándalo' y recibió una enorme ovación después de cantar 'Como yo te amo', la canción con la que cerró a lo grande su actuación.
Los números del cantante asustan: ha grabado más de cincuenta trabajos y acumula más de trescientos discos de oro, casi cincuenta de platino y es el único artista de habla hispana que ha recibido un disco de uranio, que obtuvo en 1982 después de vender cincuenta millones de copias de su recopilatorio 'Raphael: ayer, hoy y siempre'. Seguramente, en la actualidad, apenas vende álbumes y es muy posible que ya no vuelva a editar ningún sencillo que llegue al número uno de las listas de éxitos de nuestro país, pero él tiene claro que aún tiene mucho que ofrecer a su público y no piensa en la jubilación ni en vivir una vida fuera de la música. Ha asegurado que no tiene intención de retirarse y que, cuando llegue el momento de hacerlo, se marchará discretamente. Hasta entonces, queda Raphael para rato. Sin ir más lejos, este domingo, colgó el cartel de lleno en el festival 'La plaza' y demostró que aún está en un estado de forma envidiable. ¡Larga vida a Raphael!
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