Mikel Erentxun Cantante

«No me he conformado nunca con vivir de rentas, siempre he mirado adelante»

-Cada cierto tiempo toca volver a hablar, porque lo suyo es una carrera que no se detiene

-Efectivamente. A punto de cumplir 40 años en esta profesión, no he parado nunca. Realmente, solo paré en pandemia y, apenas unos meses. Me siento un poco como Dylan; siempre de gira y sacando discos de manera ininterrumpida.

-Quizá terminen haciendo también una película sobre usted...

-(Ríe) No creo, pero la que se está rodando ahora mismo tiene muy buena pinta y además el actor me encanta. No parece que vaya a ser un biopic al uso.

-Cuando estuvo el pasado verano en Torrelavega, celebró la película 'Elvis'. ¿Le gustan ese tipo de relatos sobre figuras a las que admira?

-Sí, me gustan. He leído mucho sobre esas artistas y de repente verlos con movimiento. Elvis pertenece a una época en la que no había móviles ni YouTube y la película pone movimiento a esas escenas que yo recordaba desde pequeñito. Fue como vivirlo de verdad en algunos momentos. En algunos momentos parece más un documental. La ambientación estaba muy muy bien hecha.

-40 años de carrera, 59 en el DNI, 28 discos. ¿Qué diría la numerología?

-Básicamente que ya soy muy mayor (ríe) y que llevo muchos años haciendo música. La verdad es que me encanta. Las cifras te demuestran que soy un artista que ha apostado por mirar siempre hacia delante; no me he conformado nunca con vivir de rentas. Cuando llegas a efemérides de este tipo, es inevitable que hagas recapitulación y mires hacia atrás y estoy muy contento con mi carrera, cómo la he llevado, las cosas que he hecho. Y, honestamente, creo que estoy en mi mejor momento, que mis mejores discos son los últimos. Para una carrera de largo recorrido, es lo mejor que puede pasar. No solo lo pienso yo: lo veo en las críticas, en las nominaciones a los Grammy, 'Septiembre' fue elegido mejor disco en revistas especializadas... Siento el reconocimiento y pienso igual; que estoy en un momento muy dulce y espero que dure y sea mucho más largo.

-Hablando de nominaciones, optan a los primeros premios de la Academia de la Música de España por la producción de 'Septiembre'.

-Efectivamente. Desde 'Corazones', he tenido las mejores críticas y de pronto los discos están nominados o ganan premios. Ahora, Víctor y Dani son nominados como mejores productores, cosa que me enorgullece muchísimo. Ojalá lo ganen. Eso me demuestra que es muy importante elegir los compañeros de viaje y eso es algo que he sabido hacer.

-¿A qué ha respondido la elección de esos compañeros de viaje, mitad de Rufus T. Firefly y mitad de Reme?

-La primera elección de todas fue la de Dani, al que escuché en la radio. Me trepanó, me volvió loco y acabé contactando con él, que vive en Londres y empezamos a recomendarnos discos. Fui un paso más allá y le mandé una demo, él me devolvió unos arreglos, una canción llevó a otra y nos dimos cuenta de que estábamos trabajando de forma continuada. Me fui a Londres a conocerlo en persona y decidimos que íbamos a trabajar juntos y en esa misma cena decidimos llamar a Víctor, que había producido el último disco de Reme, yo era muy fan y Dani prefería tenerlo a su lado. A Víctor le encantó el plan y nos convertimos en los tres mosqueteros. Justo yo me fui a Estados Unidos tres meses y teníamos llamadas semanales desde tres países, con las que fuimos puliendo en la distancia hasta que pudimos juntarnos. Mikel Erentxun es una especie de marca en la que todos estamos trabajando juntos. No me siento como un cantante con unos músicos detrás, sino como una banda. De hecho, se grabó en directo, a la vieja usanza y se nota. Tiene alma analógica y setentera.

-¿Siente responsabilidad por ser su propia marca, el producto que crea y defiende?

-Cuando desaparece Duncan Dhu y empiezo a firmar con mi nombre, ya no hay filtros, para bien y mal, todo recae sobre mí. Al principio fue más difícil, pero ya lo llevo bien. Siempre me gusta, cuando me meto en un disco y quitando los discos de Paco Loco, que fueron a cuatro manos, meterme en una banda y que suene a eso.

-¿Sigue sin hacerle feliz hacer canciones?

-Me cuesta sobre todo hacer letras, pero en cuanto engraso un poco el músculo creativo y lo pongo en movimiento, la cosa no para. Cuando termino un disco, me quedo como desfondado unos meses, en blanco, pero en cuanto arranco una canción, esa lleva a otra y es como una bola de nieve. Tiendo a producir más de lo necesario. En mi cajón de canciones olvidadas empieza a haber muchas descartadas, unas 50 o 60.

-Podría formar su ansiado disco triple.

-(Ríe) Es que este disco iba para triple, el de verdad. Víctor trabaja despacio, hiperperfeccionista, yo soy muy impulsivo. Le dije que teníamos dos semanas para grabar 30 canciones y casi se desmaya. La idea original era el 'All things must pass', de Harrison. Ya sabes que siempre me gusta tener referentes en la cabeza y es mi sueño grabar un triple, pero no dio tiempo. Mi sueño sigue intacto.

-Algún día haremos la entrevista hablando de ese disco.

-Cada vez es más difícil por la forma de vender la música. Las compañías piden lo contrario; dame canciones sueltas, como mucho un disco corto. La gente no tiene tiempo ni ganas de meterse a escuchar un disco largo, menos un triple. Soy consciente. La música se ha convertido en algo de usar y tirar y ha perdido la fuerza que tenía antes. En los 70 la gente dedicaba mucho tiempo a un disco. Ahora eso se ha acabado y es imposible luchar contra ello.

-¿Ya está pensando en lo siguiente o vive el ahora?

-Debería estar en el ahora, porque mi mujer me lo dice todos los días, pero estoy también en el mañana, escribiendo canciones, con un proyecto muy bonito, una cosa menor que me apetece mucho que es un disco de navidad. Escribir un disco de Navidad en abril es una cosa bastante curiosa. Y en el ahora, disfrutando de la gira de 'Septiembre'.