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Al otro lado del teléfono Yelsy Heredia transmite la alegría de su origen. El contrabajista cubano se excusa en cada pregunta y repite que no tiene el don de la palabra porque lo suyo es la música. Y no deja de cantar cuando quiere ... expresarse. Y eso que, según confiesa, su verdadera vocación es la de bailarín. «Bailar es lo que realmente se me da bien», asegura con una gran carcajada, pero la casualidad me llevó al contrabajo. Lo dice sin falsa humildad, pero lo cierto es que se ha convertido en uno de los contrabajistas más importantes de la escena musical actual. Esta noche lo demostrará en el Casyc de Santander durante un concierto con el que se abre el ciclo 'Excéntricos'. «Vamos a tocar para hacer sentirse culpables a los que no vayan», bromea. Durante la actuación desgranará los temas que conforman su último disco. «En 'Lo nuestro' aflora en mí el sentimiento de pertenencia a mi tierra. Es también mi cuarta producción y estoy encantado con el resultado porque he tenido la venia de ser nominado a un premio Grammy al mejor álbum tropical», señala este músico afincado en Madrid.
«Me lo tomo como un premio a la constancia y a la perseverancia ya casi estaba a punto de tirar la toalla», dice. El disco tiene mucho que ver con Guantánamo, su tierra, un lugar que en el mundo está muy identificado con la cárcel y que él quiere que pase a ser reconocido también por sus sonidos. «¿Quién no ha cantado alguna vez 'Guantanamera'? Esa es mi tierra en la que también nació el changüí. La música es algo indisoluble en la historia Cuba. Es la parte más linda porque al final lo que más identifica a un pueblo es su música», afirma.
Protagonista Yelsy Heredia presenta en formato cuarteto (voz principal, piano, percusión y contrabajo) su disco 'Lo nuestro' en el que predomina el changüí cubano.
Escenario y hora Teatro Casyc (C/Tantín). A las 20.30 horas.
Próxima cita El ciclo continuará el día 12 de marzo con la estadounidense P. P. Arnold.
Del changüí recuerda que forma parte del legado multicultural que se respira en su isla. «Lo más característico es su espontaneidad. Es un tipo de música en el que la improvisación es esencial. Los cantantes tienen que ser bravos» afirma.
En 'Lo nuestro' no falta el changüí aunque con el sello personal de Yelsy Heredia. «No es mi intención ser un transgresor en este género, pero es cierto que he cambiado la tipografía musical. Lo tradicional de esta música sería lo que conocemos como un tres cubano: maracas, güiro y marímbula, así se tocaba en el año 1500, pero estás hablando con un negrito que nació en el siglo pasado que tiene que ser coherente con la sonoridad de su tiempo», puntualiza.
El contrabajo, su instrumento, no es nuevo en la música cubana. «El son, por ejemplo, es un formato de sexteto. Cuando nació en Santiago de Cuba se interpretaba con una botija y unas cucharitas y cuando llegó a La Habana, y estamos hablando de principios de 1800, ya se había cambiado la botija por el contrabajo. Este instrumento es tan cubano como la maraca o la marímbula».
Sin embargo, según recuerda, llegó a él por casualidad «Se puede decir que me lo encasquetaron», vuelve a reír. Fue su padre el primero en notar que tenía grandes actitudes para la música y por tanto en matricularlo, con ocho años, en la escuela vocacional de Guantánamo. En realidad el instrumento que le eligieron fue el piano. «Pero a mí no me gustaba porque yo lo que quería era poder presumir en la calle y claro, no iba a cargar con un piano de cola. Cuando ya estaba a punto de dejarlo otro profesor me animó a intentarlo con el contrabajo. Y eso sí fue lo mío».
Una vez graduado y siendo aún muy joven llegó a España y se sumergió en el mundo flamenco, un género que según confiesa tuvo que investigar en profundidad para poder llegar a entenderlo y al que debe todo. «Aterricé aquí en 1997 y en esa época se estaba viviendo una comunión muy rica entre los músicos cubanos y el flamenco. Yo por entonces participaba en descargas de jazz en las que también actuaban músicos flamencos. A decir verdad toda la vida ha habido mucha relación entre ambos géneros», continua. En una de esas descargas le surgió lo que a la postre se convirtió en la oportunidad de su vida: participar en la gira de 'Lágrimas negras', el disco que Diego El Cigala grabó con Bebo Valdés. « No lo dudé porque el repertorio era muy cubano y yo lo conocía bien, con la de veces que había tocado 'Lágrimas negras' en los restaurantes de Cuba pensé que con ese proyecto yo iba a echar barriga. En uno de los parones de la gira a Diego le ofrecieron hacer diez conciertos de flamenco y me pidió que le acompañara. Ahí sí que empecé a sudar, menos mal que él tuvo mucha mano izquierda conmigo».
Fruto de aquellas colaboraciones Yelsy Heredia entró en contacto con prestigiosos músicos del género como Paquete, Dorantes, Diego del Morao, Tomatito, Isidro Muñoz o Remedios Amaya. Si bien fue Diego, El Cigala, con el que al final ha tocado durante 14 años el que le animó a trabajar su proyecto personal. «Durante años sólo me contrataban para tocar flamenco por eso suelo decir que en la música soy bilingüe porque tengo tan interiorizada la sonoridad flamenca como la cubana».
Dos personas fueron fundamentales para que diera el paso de sacar su propio disco. Una, ya se ha dicho, El Cigala, «me impulsó en los dos primeros discos y luego me dijo que ya tenía que volar solo». La otra, y a la que probablemente más caso hizo, fue su madre. «Vino a visitarme a España y me vio tan introducido en el mundo flamenco que un día así como suavecito con ese tono tan lindo que tienen las mamás me preguntó si no había pensado en hacer algo cubano. Yo creo que se asustó la pobre». Y todo este periplo ha hecho de él un músico «con una parte cubana que atesoro y otra flamenca que me han prestado porque las letras me salen muy cubanas pero tampoco puedo evitar tocar las palmas y meter candela».
Además de tocar el contrabajo el público que asista esta noche al Casyc también comprobará que canta. «Hago la segunda voz. Una de las peculiaridades del changüí es que los textos se cantan a dos voces. A Santander vamos a ir en una formación austera, que no es la grande. Seremos un cuarteto: voz principal, piano, percusión y contrabajo. Todos haremos los coros y nos va a quedar un concierto muy cubano que espero que sea inolvidable».
Cuando no interpreta su música ni canta changüí se le puede ver tocando junto a Dulce Pontes a la que acompaña ahora en su gira de treinta aniversario de su trayectoria . «Es otra grande. Una sabia que, por desgracia, se prodiga muy poco», concluye.
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