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ISABEL URRUTIA CABRERA
Jueves, 19 de septiembre 2019, 20:04
La última noche de los Proms, el festival veraniego que acoge el Royal Albert Hall de Londres, se ha vivido en un clima todavía más ... efervescente de lo normal. Que haya 6.000 personas pertrechadas con matasuegras o bocinas, dispuestas a rugir o pegar botes en la zona de platea no es lo sorprendente. Forma parte del espíritu de un certamen de música clásica único en el mundo. Extremadamente popular y 'british', con la BBC Symphony Orchestra en el escenario y todos los músicos vestidos de etiqueta. El escenario es cosa muy seria en Reino Unido. Y justamente por esa misma razón, la mezzosoprano bisexual Jamie Barton (Georgia, Estados Unidos, 1981) no se arredró el sábado a la hora de empuñar la bandera del arcoíris mientras soltaba 'Los británicos nunca seremos esclavos', el estribillo más épico de la canción 'Rule, Britannia!' (¡Gobierna, Britania!).
Es un tema que siempre ha sido de obligada interpretación en la última noche de los Proms. Igual que el himno nacional, 'God save the queen' (Dios salve a la reina), o 'Jerusalem', de Hubert Parry, que hace honor a la leyenda de que Jesucristo viajó a Inglaterra. El orgullo patrio es un ingrediente más del jolgorio de un festival impulsado en 1895 por el director de orquesta Henry Wood para acercar la música clásica al pueblo llano. Eso sí, lo del sábado rompió todos los esquemas.
La mezzosoprano Jamie Barton, que no es inglesa sino estadounidense, ya había advertido el viernes que rendiría homenaje a la comunidad LGTB en una entrevista concedida a la drag queen Dinah Lux (nombre de guerra de Jacob Mallinson Bird, modelo y licenciado en Musicología por la Universidad de Cambridge). «No es una reivindicación política ni nada parecido. Se trata de celebrar el derecho de todo el mundo de querer y amar con plena libertad. ¡Libertad! ¡Diversidad! Eso es lo que refleja la bandera del arcoíris. Y en mi caso, claro, represento al colectivo bisexual», recalcaba la cantante en horario de máxima audiencia. Llegados a ese punto, los responsables de la televisión pública inglesa se frotaban las manos. Todo apuntaba en su favor.
Las audiencias y, sobre todo, el debate en las redes sociales estaban más que garantizados. Dicen las malas lenguas que el único propósito de la BBC era poner sordina a la controversia de otro estandarte. En los últimos tres años, las enseñas de la Unión Europea han restado protagonismo a los colores de la Union Jack que siempre han ondeado con orgullo en el Royal Albert Hall durante los Proms. Una controversia, la de las banderas, que da mala imagen en la pequeña pantalla. De ahí que el blasón multicolor actuara como un fogonazo. Un toque de atención que imprimió nuevos bríos a los compases de 'Rule, Britannia!'.
La celebérrima canción, que data del siglo XVIII y es un alegato a la hegemonía británica en los mares, sonó muy distinta. La nostalgia imperial se volatilizó por arte de magia. El público aulló y prorrumpió en vítores, mientras el director de orquesta, Sakari Oramo, alzaba lo brazos para sumarse al entusiasmo. Nunca había sucedido nada parecido en los Proms.
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