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Afirma Luz Casal (Boimorto, 1958) que no tuvo miedo en absoluto ante el oscuro panorama que dibujaba la pandemia para el sector artístico. Su agenda vuelve a estar repleta. Habla de camino a Murcia. Después llegará Granada y Barcelona antes de Santander, donde el ... miércoles abrirá el ciclo La Plaza. En la capital cántabra se podrán escuchar las canciones de su último disco, 'Las ventanas de mi alma', que hace el número 17 y contiene una docena de canciones de las que dice que es su colección de temas más personales. La artista gallega estará acompañada por otro paisano, Andrés Suárez.
-Afirma que en este disco ha sacado temas que aparecen por primera vez en sus canciones. ¿Por qué ha tardado tanto en hacerlo?
Miércoles 13 Luz Casal y Andrés Suárez.
Jueves 14 Miguel Poveda y María Peláe.
Viernes 15 Los Secretos y la Banda Municipal de Santander.
Sábado 16 Pastora Soler e India Martínez.
Domingo 17 Los Morancos.
Entradas En www.laplazasantander.com
-Hablar de defectos de una manera muy clara no se hace habitualmente. Se habla de las virtudes, de relaciones sentimentales, pero decir que el peso del rencor es una enfermedad, no ha sido una línea que yo haya tenido en discos anteriores. He trabajado de manera muy entregada en el álbum. He hecho mucho trabajo de composición, he escrito mucho e imagino que todo ese tiempo que hemos estado privados de libertad de movimiento, ha supuesto menos dispersión que la que suelo tener habitualmente. También menos viajes y he estado más concentrada. Me han salido canciones más, no serias, porque verdaderamente hay muchísimo sarcasmo e ironía a lo largo del álbum.
-Dice que la meta de su camino es comunicarse. ¿Qué trata de decir con estas doce canciones?
-La música en mi vida significa muchas cosas. Es una compañía, es mi manera de crecer y cuando hablo de comunicarme con la gente a través de las canciones que elijo, que compongo, es dialogar con ellos de alguna manera. Por eso es tan placentero para mí que una determinada canción haya servido para algo. Me comunico mejor a través de la música, cantando y escribiendo que hablando.
-¿Tiene más seguridad?
-Es un diálogo más abierto, más entregado, más visceral. Más todo.
-Eso se produce cuando está sobre un escenario y es usted la única que habla a miles de personas.
-Sí, es un ejercicio impúdico muy grande, pero es lo que tenemos los que nos dedicamos a esto. Podemos ser muy parvos, muy tímidos en el día a día, pero luego somos capaces de desnudarnos de manera emocional e incluso física y no tener ningún tipo de pudor, de reparo ni de nada. Te estás entregando. Esa es la faena y las faenas hay que hacerlas con entrega.
-Esa entrega parece que ha salido muy bien, porque afirma que este es su mejor trabajo.
-Y no es por la novedad, porque ya llevo meses distanciada de él. Sobre todo del recuerdo de la grabación y de alguna manera me he desentendido. Ya estoy en otra historia que son los conciertos. Pero sí; creo que tiene canciones muy buenas, que está muy bien interpretado, muy sucinto. En otros discos he tenido muchos músicos, en este muy pocos y esa simpleza, aunque no lo parezca, me parece que es como ir quitándole maquillaje a todo y dejarle solo los labios rojos, por ponerle una imagen.
-También suele ser más difícil ir quitando capas y quedarse con esa sencillez que lo contrario.
-Las capas lo que hacen es que si tienes una canción y le metes cincuenta sonidos, la canción tiene cincuenta sonidos, pero si es un bluf, da igual que le pongas dos o todos esos. Si es buena, le pones la voz y dos detalles y ya está.
-Andrés Suárez, que tocará con usted el miércoles en Santander, la definía como maestra. ¿Se siente un referente?
-Cuando un colega mío dice eso, lo tomo como un elogio y puedo llegar a analizarlo y pensar; tengo más álbumes que él, he hecho más conciertos, he viajado más... Pero no es algo que vaya por la vida pensando, lo que significo para los demás, tanto colegas como gente en general o los híper admiradores que llevan siguiéndome años y años. No puedo plantearme esa realidad como algo cotidiano, porque si no, verdaderamente, me bloquearía. Tú puedes agradecer que alguien te considere importante o que hayas abierto para ese músico algo determinado, que mi desarrollo personal en algún momento de mi vida haya ayudado a alguien, pero en mi día a día no me miro al espejo y digo: ah, soy una maestra (ríe).. No va con mi carácter.
-¿Y qué dice cuando se mira en ese día a día?
-Pues depende. Si tengo los labios pintados me veo mejor que sin ellos, por ejemplo. Me miro mucho más al espejo para hacer ejercicios que luego reviertan en mi trabajo, que mirarme para analizarme o embellecerme.
-Está a punto de llegar a cincuenta años de carrera.
-Me queda un poco todavía. Creo que siempre, desde mi primera entrevista, he dicho que la música no era solo una posibilidad como profesión, sino que forma parte de mi vida; es mi vida. Entonces, mientras viva, tendré relación con la música. No puedo ni quiero imaginarme qué es lo que puede pasar dentro de diez años. No es algo me preocupe. Hoy me preocupa hoy y mañana me preocupará mañana y llegar a hacer las cosas que tengo que hacer de la mejor manera.
-Los artistas en general siempre ponen como ejemplo a Francia como país donde se cuida especialmente la cultura. Un país que la ha nombrado Comendadora de las Artes, su máximo galardón.
-Cualquiera de los galardones que he recibido han sido importantes, porque no deja de ser una prueba de afecto, de cariño, de respeto, del público. Y luego me lo dan las instituciones, pero verdaderamente es el resultado de lo que significas para la gente y en ese sentido, la relación que tengo con Francia, desde los años 90 hasta hace pocos días, para mí es lo más importante. A nivel musical y personal, que haya un hueco para lo que yo hago en ese país es emocionante.
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