Secciones
Servicios
Destacamos
Tras el sonido de un solo de guitarra con los acordes del Himno de Cantabria llegó anoche la exaltación de la música popular a la Sala Argenta del Palacio de Festivales. De ello se encargaron los más de 200 de intérpretes, como doscientas ramas que brotan con fuerza de las raíces cántabras, y que participaron en la Gala del Folclore que, tras 23 ediciones, sigue presentando nuevas voces, estrenando temas inéditos, recordando a las grandes figuras y, sobre todo, apostando por la tradición y la cultura musical de una tierra, que también tras otras tantas ediciones, responde con su presencia a la cita. Tras ese solo de guitarra y justo cuando el solista acabó la frase: «Me embarga el susurro del viento del norte...» se levantó el telón de una noche en la que el Cartero de Correpoco recibió su justo homenaje; se recordó a El Malvís a Esperanza Zubieta y, sobre todo, nuevos intérpretes unieron su amor a Cantabria con el de los más veteranos. Y todo ello, con un fin benéfico pues la recaudación se destinará a los trabajos que desarrolla la Obra San Martín.
Los debutantes en la Gala, los que fusionan las melodías más modernas con las más tradicionales fueron los primeros en subir al escenario. El Grupo Altamar, que desde hace años lleva el pop de los años sesenta y setenta por toda Cantabria, fueron los primeros en actuar. Sorprendía verles con sus trajes negros y sus corbatas entre tanto traje regional como se lució anoche, pero ellos han versionado dos de los temas más populares relacionados con Cantabria: 'Viento del Norte' y Santander la marinera' con los que iniciaron su actuación y, además, han añadido uno de su propia cosecha: 'Los raqueros', composición de uno de los miembros del grupo, Joaquín Igareda. Altamar, además y tal y como explicó el presentador de la Gala, el periodista Juan Carlos de la Fuente, tiene en sus filas a Sito Ruiz, que formó parte del Grupo La Bohemia, que representó a España en el Festival de la OTI de 1984, y que además es hijo de otro de los grandes de la tonada cántabra: el desaparecido Aurelio Ruiz, quien durante años participó en esta misma Gala.
Tras esta primera actuación, Irene Atienza y Yoel Molina o lo que es lo mismo, Casapalma, demostraron que el folclore casa con la música tecnológica y las nuevas tendencias sonoras. La actuación fue una de las apuestas de la Asociación Cultural Proa, organizadora del evento, por revalorizar el cancionero popular de Cantabria desde una perspectiva más contemporánea. Ayer actuaron por primera vez en este festival con 'Callejuca, callejuca', 'Trepeletré' y 'Con el agua de limón' que fueron muy bien recibidos por el público, más de 1.200 personas, entre las que se encontraba la consejera de Cultura, Eva Guillermina Fernández; la alcaldesa de Santander, Gema Igual y el consejero de Economía, Luis Ángel Agüeros, quien durante 13 años también fue uno de los intérpretes en esta cita con la música popular que lleva por bandera el reconocimiento de nuestra identidad.
Y tras las nuevas incorporaciones, el Grupo de Danzas de Santa Justa de Ubiarco, bajo la dirección de Conchi García Alonso, llenó de música y color una Gala aún guardaba muchos momentos emotivos. El primero, el recuerdo a Julián Revuelta, El Malvís, un fijo de este mismo encuentro durante veinte ediciones y «el mejor cantante de tonadas que ha tenido Cantabria» para la asociación organizadora que preside Juan Antonio Prieto.
El Malvís falleció en enero de este mismo año y para recordarle, además de proyectar algunas de sus actuaciones más míticas en este foro, cinco amigos, también grandes figuras del folclore regional que le tenían como un maestro además de compañero, le brindaron un bello tributo con sus voces y sin ningún tipo de instrumentación que les acompañara: Luis Camus, Esteban Verdeja, Esther Terán, Puri Díaz, Pedro Álvarez y Álvaro Fernández. Un momento muy bello y emotivo que precedió a la actuación de la Banda de Gaitas Cantabria, dirigida por Roberto Diego, y que previamente, como todos los años, recibió al público con su sonido a la llegada al Palacio de Festivales. En el escenario interpretaron la danza de palos trasmerana: 'Soy vaqueru, machácala Pedro' y un pasacalles montañés: 'Todo lo que te quiero'.
El gran protagonista de la noche, José Manuel Cuesta, El Cartero de Correpoco demostró con su característica voz y fina ironía porque merece el Premio Proa que se le concedió este año tras interpretar la divertidísima trova: 'El asno y el animal'. El premiado, que actuó calzado con albarcas, es, además, uno de los tres intérpretes que mantienen viva la trova en Cantabria.
A este cartero, ya jubilado, que antes pasó por mil oficios, las trovas siempre le llamaron la atención, desde que comenzó a escucharlas a los mayores en Correpoco, y aprendió los primeros ripios de maestros como Pepuco y Pare. Desde entonces tiene escritas más de 320 trovas y es el único que se ha atrevido a grabar un disco donde alterna sus versos con sus cantos de tonada. Bajo el título 'Trovas de El Cartero de Correpoco', se trata un documento histórico, por su peligro de extinción. Emocionado, recogió el premio que le entregó Juan Antonio Prieto y aprovechó para hacer un lance a las autoridades presentes en la Sala. «Cuando empecé a actuar en Cabezón de la Sal, había bastantes trovadores ahora no, apenas quedamos tres por eso me ofrezco a ir gratis a la escuelas a enseñarles a los jóvenes porque si no coge alguien el relevo están destinadas a desaparecer», señaló.
Y tras la trova, el rabel, otro de los instrumentos más característicos junto a la gaita, el pitu y la pandereta de la música popular. Fue Miguel Cadavieco el encargado de interpretar 'La capitana del mar' además de dedicarle una trova a José Manuel Cuesta: «El Cartero es una gran persona que tiene buenos sentimientos», según rimó
Proa trabaja durante todo el año en recuperación de algún tema desconocido del folclore que merezca volver a ser escuchado. Este año fue 'A la buena de Dios', una canción escrita en 1912, con música del maestro Cándido Larruga y letra de Ceferino R. Avecilla, que fue estrenada por la vicetiple Resurrección Quijano, una de las grandes la época, como Raquel Meller, la Bella Chelito, la Fornarina, la Goya o Pastora Imperio. Para interpretar esta canción, el maestro Vicent Pelechano se encargó de los correspondientes arreglos para banda. La voz la puso la joven música torrelaveguense Sara Súa que, cambiando todos sus registros, debutó en la canción popular llevándose un gran aplauso por parte de los espectadores.
Y si en el inicio un simple sonido de guitarra abrió la noche la despedida fue multitudinaria. Los organizadores quisieron recordar a Esperanza Zubieta, la gran compositora de Colindres ya fallecida que escogió precisamente esta Gala para estrenar su 'Sinfonía Cántabra', en 2010. En su honor, la Banda Municipal de Santander, el Orfeón Cántabro, el Coro del Colegio de Economistas de Cantabria y el Grupo de Danzas Santa Justa de Ubiarco, bajo la batuta de Vicent Pelechano, volvieron a interpretar esa sinfonía y evocar a su autora.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.