Ainoa Buitrago: «Escuchar la voz de mi madre en este disco la hace eterna»
entrevistas ·
La cantautora madrileña cerrará este viernes la primera edición del ciclo 'Tabacalera Botánica', una propuesta musical del Ayuntamiento de Santander y Galerna Norte
¿A cuántos artistas conocen cuya primera gira tenga más de cuarenta fechas? Piensen en ello y mientras tanto déjenme darles un nombre: Ainoa Buitrago. Quien diera sus primeros pasos en la música de la mano del flamenco ha terminado recorriendo la geografía de nuestro país con una guitarra y su canción de autora, la misma que le ha traído hasta la capital cántabra, donde actuará este viernes presentando 'La Ruta de las Flores', su primer disco.
- Su concierto clausurará el ciclo 'Tabacalera Botánica', una propuesta por la que también han pasado Valeria Castro y Santero y los Muchachos. Horas antes charlamos con la madrileña.
- ¿Se ha acostumbrado ya a escucharse a sí misma en el taxi?
- (Risas). Literalmente me ha pasado hace unas horas. No, no me acostumbro, me hace muchísima ilusión y me pongo a señalar la radio como una niña pequeña y a decirle al señor o señora taxista que la que suena soy yo.
- La Ruta de las Flores le trae hasta el ciclo Tabacalera Botánica; si llegan a planearlo, no les sale.
- Eso seguro… La verdad que me hace mucha ilusión.
- El 2021 ha sido su año; primera gira, primer disco, primera vez tocando en Latinoamérica… ¿primera vez también en Santander?
Eso es. Hace dos años toqué en Colindres, que aunque no sea Santander está cerca, pero sí; tengo muchas ganas y además me han hablado muy bien del sitio y me apetece un montón.
¿Le acompañará Saray Saez a la batería?
- Eso es, sí. Iremos Saray y yo, ella con la batería y yo con la guitarra, que es un formato que me gusta mucho. Normalmente suelo dar los conciertos en acústico, sola, pero estamos intentando meter a Saray en todo lo que podemos para ir calentando el formato banda.
- En este álbum canta a la sensación de derribar barreras; dejar un trabajo en la administración y dar forma a su proyecto musical bien lo escenifica. ¿Tiene parte de culpa Andrés Suárez?
- ¡Pero muchísima! Tiene toda la culpa del mundo. Es la persona que me hizo pensar si realmente quería dedicarme a esto, o al menos intentarlo aunque no saliera; si no sale no salió, pero no quería quedarme con las ganas.
- Que un artista de su alcance muestre interés por su proyecto debe ser un chute de adrenalina.
- Para mí es el chute de adrenalina más grande que me ha dado la vida. Es una persona que admiro desde hace muchísimos años y a la que ya escuchaba cuando empecé a consumir música por mi cuenta, así que… Me ha enseñado mucho. En todo.
- Hace unos años tocó en la sala Sónar de Compostela, uno de los lugares donde él empezó. Casualidades.
- Eso es, sí sí. Fue uno de los conciertos más guays y más bonitos de la gira, con Martha Carpe y Yoly Saa. Me lo pasé muy bien en él, qué bueno que lo recuerdes.
Las flores vertebran el disco y lo hacen en parte por tradición familiar, y en parte por su afán por la época victoriana. ¿Cómo se equilibra esta historia?
- Estaba con mi tía Rosi tomando una caña recordando a mi abuela, y me contó que sentía que mi abuela le había dejado el testigo de ir a poner flores a la familia un domingo al mes: a mi abuelo, a mis tíos… Y lo hizo riéndose, con una frase: «Bueno, pues un domingo al mes voy a hacer la ruta de las flores». A mi me cambió la cara a un nivel que no se me va a olvidar en la vida ese momento. Empecé a apuntar la idea en el móvil y después se desarrolló todo lo demás. Lo de la época victoriana viene porque me gusta mucho, mucho, mucho la historia; esa época fue muy extraña y la gente tenía cosas súper random, como enviarse flores porque no podían mandarse cartas de forma libre y cortejarse en condiciones. Los padres las interceptaban, entonces las flores fueron un lenguaje secreto. Todo el mundo tenía en su casa un libro de floriografía para interpretar las flores enviadas y si, por ejemplo —y esto me lo invento— te mandaban una rosa roja con una margarita blanca quería decir algo así como: «tía, me molas mazo pero me tengo que casar con otra piva, así que lo siento». Cuando vi que el disco podría estar vinculado al concepto de las flores me pareció una locura unir ambas cosas, y al final resulta que pudimos hacer un guiño a la historia y cada canción tiene su flor.
- ¿Las mujeres de su familia son para usted fuente de inspiración?
- Totalmente. Todas las mujeres de mi familia son unas luchadoras que se han currado todo mucho y las admiro un montón. Son todas unas reinas; esta familia es un matriarcado.
- «Me siento muy orgullosa de ti porque me estás demostrando lo fuerte y valiente que eres. Si no te mueves nunca la vida te pasa en blanco y negro, y yo quiero para ti un mundo de colores. A vivir, hija». Lo dice su madre en 'La Apuesta'. ¿El mensaje más potente de todo el disco?
- Sí, 100%. Que en mi primer disco esté mi señora madre, persona a la que quiero y admiro tanto… imagínate. Hay una canción de Andrés (Suárez) que dice una frase muy bonita: «mis canciones han viajado más que yo, han besado más que yo, sonarán cuando yo no». Siempre que me preguntan por esto pienso en esa frase, porque tengo la suerte de que mi madre a partir de ahora va a estar siempre en una canción y será eterna porque siempre va a estar ahí. Eso lo voy a llevar en el corazón siempre.
- El lunes estuvo rodando parte del videoclip del primer single de su próximo disco. La maquinaria no para. ¿Ha pasado mucho frío?
- No veas a qué nivel, hubo momentos de querer llorar por el malestar y todo. Estábamos en el campo en Guadalajara, que hace un frío increíble, y al final estas cosas son duras porque no estás solo tú trabajando sino que hay quince o veinte personas más trabajando en tu proyecto. Para mi es algo jodido, porque hay que respetar el curro de la peña. Piensas: «venga, vamos a hacerlo rápido», porque al igual que yo tengo ganas de llegar a mi casa, darme una ducha caliente y meterme en la cama, la persona que está grabando también; la de luces, también; la maquilladora, también. Hay que ser consciente de esas cosas.
- ¿Puede avanzar algo de ese single?
- (Duda). Ay, ¡no! Pero pronto.
- Yoly Saa, Paula Mattheus y Teddy Geiger, productora de Christina Aguilera o Pink, han dejado su rastro en 'La Ruta de las Flores'. Con las primeras le une una buena amistad; la segunda le ha acercado al pop internacional. ¿Cree en la sororidad como base de su carrera musical?
- Totalmente. Hay una concepción muy chunga de la industria que hace que la gente acabe enfrentándose mucho. Parece que para las mujeres no hay tanto espacio. Hay un montón de cantantes que hacen lo que hace Alejandro Sanz y cuando empiezan no dicen de ellos: «ay, este chico se parece a tal artista»; en cambio, a una mujer que toca la guitarra y canta sus canciones siempre la van a comparar con Vanesa Martín, y creo que el mundo de fuera ya es bastante difícil como para matarnos entre nosotras. Esa no es la solución, entonces sí que entre las chicas estamos gestionando bastante el tema del respeto y la no competición.
- Sobre Geiger, su producción conjunta en 'Dispárame' le ha dado la vuelta al tema, alejándolo de su versión acústica inicial. Su próximo trabajo, ¿seguirá esa misma línea?
- Tengo un montón de material compuesto y creo que el segundo disco ya está prácticamente cerrado, a no ser que de repente se componga algo que tenga que estar 100%. La idea es seguir encontrando el sonido y buscar la crítica del pop internacional fresco, algo que aquí en España no se escucha tanto. Estamos buscando la técnica.
- Preguntas sobre el futuro aparte, disfrute del presente. El viernes, en Santander.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.