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Capaz de crear música y experiencias con sonidos grabados en su cocina o en plena naturaleza, de usar las matemáticas y la informática para deshacer y recrear esos sonidos en piezas que ha interpretado en algunos de los centros de arte más destacados del mundo, ... el músico, artista y desarrollador de software Robert Henke (Munich, 1969), una de las referencias de la música electrónica a nivel mundial, fue ayer el protagonista de una nueva cita del programa 'Música abierta' del Centro Botín de Santander.
-¿Cómo definiría 'DUST', el espectáculo que ha traído a Cantabria?
-'DUST' es una pieza que incluye una gran variedad de sonidos en la oscuridad, por lo que la gente no ve nada y puede concentrarse por completo en escuchar. Es una pieza marcada por las texturas, que no tiene ritmos musicales porque en la mayoría de los casos son solo sonidos complejos que cambian lentamente. Algunos de esos sonidos son grabaciones que he realizado y que desmenuzo en pequeñas partículas para reorganizarlas con el ordenador y crear algo que tiene parte del sonido original, pero que también es muy diferente. Algunos de los sonidos provienen del agua, otros de mi cocina o de mi estudio... Es una gran mezcla de pequeños sonidos. Después de deshacerlos cuidadosamente los esparzo para convertirlos precisamente en polvo, de ahí el nombre de la pieza. A veces es muy tranquila, otras es atronadora y tiene mucho de improvisación, por lo que nunca sé exactamente cómo se va a desarrollar la performance.
-¿Cómo concibió este espectáculo? ¿Qué objetivos persigue en él?
-Para mi el objetivo más importante es que la gente experimente algo que encuentre inspirador, algo que no hayan experimentado nunca antes, algo realmente nuevo y que les guste, por supuesto. Creo que es importante que la gente viva el concierto descubriendo y percibiendo algo bonito. La emoción es fundamental, porque sin emoción solo hay vacío. En ese sentido 'DUST' es una pieza viva, porque para mi cada situación es diferente: mi propia emoción es diferente, el espacio es diferente, la audiencia es diferente y lo que yo presento es un diálogo. Hay gente que piensa que si trabajas con ordenadores todo está predefinido, y en mi caso no es así. Yo intento hacer algo que tenga sentido en este momento, en esta ciudad, con esta gente. Por eso nunca sé del todo cómo será la pieza en cada actuación.
-Lleva décadas explorando y abriendo nuevas fronteras en la música electrónica. ¿Cómo han evolucionado tanto usted como sus creaciones?
-Como artista siempre quieres evolucionar, aprender y ser mejor, pero eso no quiere decir necesariamente que tus piezas se estén volviendo mejores. Como mucho más refinadas. Ahora sé cómo trabajar mejor con mi tecnología, sé cómo expresarme mejor, pero si escucho música que hice hace 20 años no diría que lo que hago ahora es mejor. Simplemente es diferente. Hay trabajos antiguos que hice que no sé cómo los hice. Eso es parte de la magia, de una belleza que no puede construirse con la lógica.
-Cuando llega el momento, ¿cómo afronta su proceso creativo?
-Es diferente en cada pieza. Las hay que ponen el foco en la música o en algún aspecto visual que quiero explorar, y en esos casos conozco la tecnología y no tengo que pensar demasiado en ello; entonces voy al estudio y me dedico a componer sin inventar nada. Otras piezas requiere mucho trabajo técnico y apoyo en la programación u otros elementos, así que depende mucho de cada caso.
-Mezcla sonidos, lenguajes, texturas, creaciones audiovisuales, programación y algoritmos, láser... El suyo no es un formato nada comercial, pero su éxito es internacional.
-Nunca he sabido como definir el éxito. Creo que he conseguido lo que he conseguido porque no me preocupaba demasiado conseguirlo. Siempre he hechos cosas en la vida para pagar mi alquiler y porque las encuentro interesantes. Ingeniería, trabajo con sonidos, escribir software... Son cosas que me daban la libertad para trabajar en aquello en lo que quería trabajar sin pensar demasiado en cuánta gente estaría interesada en ellas. Para mi eso es muy importante, porque creo que solo puedes ser libre como artista si no estás pensando constantemente en la audiencia. Muchas de las cosas que hago son interesante para poca gente, pero continúo haciéndolas. El último artículo de mi web, por ejemplo, que es largo y complejo, solo lo han leído 75 personas, pero si esas 75 personas se han interesado y les ha cambiado, entonces estoy contento.
-Sus creaciones han estado presentes en algunos de los centros de arte más destacados del mundo -Tate Modern en Londres, el Centro Pompidou de París... ¿Qué debe aportar el arte a la sociedad?
-Creo que como artista soy potencialmente más libre para hacer lo que quiero en mi trabajo que alguien que trabaja en un supermercado. Lo que espero de los artistas es que usen esa libertad no solo para crear arte bonito y palpable, sino que también alcen su voz si sienten que es importante sobre temas que afectan a la sociedad, a la política... Para un artista es más fácil de hacer porque la gente espera de mi que me exprese en ese sentido. Si toco en un país puedo usar mi voz para hablar de determinados asuntos y comentar temas sociales, medioambientales, políticos... Creo que es muy importante, aunque a veces sea incómodo o difícil. Es algo que creo que los artistas debemos aportar a la sociedad. Con esos mensajes, con la música, interactuando con la gente... podemos ayudar a cambiar la sociedad.
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