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Bala: «Una ciudad que no cuida su cultura está condenada a la extinción»En el primer disco fue a Joan Vollmer, una de las figuras más destacadas de la Generación Beat; en el segundo a las Flapper, aquellas mujeres que, desafiando a la opinión pública, reconvirtieron los bares en clubes de jazz en los años veinte, y en ... el tercero, a Bessie Stringfield, la mujer negra que cruzó sola en moto la América racista de los años 30. El dúo formado por Anxela Baltar y Violeta Mosquera -Bala- lleva ocho años en la carretera recuperando nombres propios en sus álbumes y dándoles en directo el reconocimiento que merecen. «Es nuestra manera de poner en valor cuestiones que nos importan e interesan, y acercarlas al público», dicen. Esta noche estarán musicando esos valores en la capital del Besaya, afrontando su primera vez tocando en Cantabria: «Tenemos muchas ganas de este concierto y llevaremos una buena cantidad de ruido para compartir con aquel que se acerque».
-Omertá era el término empleado por la mafia italiana para no delatarse ante las autoridades, para guardar silencio y respaldarse. A él recurren en su segundo disco. ¿Ser dos desde el principio refuerza esa idea de apoyo mutuo, de respaldo?
-Siempre tuvimos claro que queríamos ser dos y nunca nos hemos planteado cambiar el formato. Nos encanta contar de vez en cuando con colaboraciones, lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo en el futuro, pero la banda somos dos y así seguirá siendo. La idea de apoyo mutuo obviamente resulta indispensable. Al menos es lo que nos ha traído hasta aquí.
-¿El formato dúo ayuda a saber rápido lo que sí se quiere y lo que no?
-Tiene muchas ventajas. Cabemos en un sólo coche, las decisiones son más fáciles de tomar y gestionar las agendas también es más sencillo. Para otras cosas no lo es tanto. Por ejemplo, desempatar sólo con dos se hace complicado (risas).
-Las decisiones firmes marcan caminos, como el de Bessie Stringfield. ¿Una historia así tenía que estar en 'Maleza'?
-En todos los discos nos gusta hacer nuestros particulares homenajes a causas y/o personas a las que admiramos. En 'Human Flesh' le dedicamos un tema a Joan Vollmer; en 'Lume' a las Flapper, y en 'Maleza' a Bessie… Es nuestra manera de poner en valor cuestiones que nos importan e interesan y acercarlas al público. Nos gusta pensar que así contribuimos de alguna manera a mantener vivo su legado.
Esta noche estarán en la VI jornada 'La Cultura como Base del Pensamiento Crítico'. ¿Una ciudad que no cuida su tejido cultural está destinada al letargo crónico?
-Una ciudad que no cuida su cultura está condenada a la extinción.
-Su actuación llega en un momento en el que el Consistorio municipal tiene bloqueada la tramitación de una Ordenanza de Eventos que permita a los músicos tocar en los locales de su ciudad. ¿Dónde empezó Bala?
-Bala empezó en centros autogestionados, gaztetxes y okupas. Venimos empapadas de la cultura DIY y nos flipa formar parte de los circuitos underground, tanto de público como banda. Ahora que vamos creciendo a veces se hace más complicado poder hacer todas las cosas que nos apetecen, pero aún así nos gusta poder volver a estos templos de la autogestión y de la cultura hecha por y para la gente y disfrutar de su programación.
-¿Qué le queda a un músico si no puede desarrollarse profesionalmente en su ciudad?
-Desarrollarse profesionalmente en la música no es tarea fácil, la verdad. Y no creemos que se trate tanto de una cuestión geográfica, sino más bien de las condiciones en general que rodean la vida del artista. Por eso siempre reivindicamos la necesidad de abordar la problemática del Estatuto del Artista y avanzar para conseguir dignificar la profesión, para lo que todavía queda mucho camino. Lo que está claro es que es responsabilidad de las administraciones y los ayuntamientos el compromiso con las bandas locales y emergentes. Son quienes deben encargarse de preservar un tejido cultural vivo, amplio y para todos los públicos.
-En dos meses entran a grabar disco nuevo. ¿Repetirán en Estudios Ultramarinos?
-Efectivamente. La primera semana de julio volveremos a Ultramarinos Costa Brava a grabar con el gran Santi García nuestro cuarto trabajo. Todavía estamos trabajando en las canciones, así que nos quedan unos meses moviditos en cuanto a conciertos y trabajo con los nuevos temas, las letras, etc. Pero estamos muy ilusionadas y tenemos muchas ganas de terminarlo y, sobre todo, de compartirlo con el mundo.
-¿Qué veremos esta noche sobre el escenario?
-Llevaremos una buena cantidad de ruido para compartir con aquel que se acerque, así que recomendamos que la gente traiga tapones… Nos parece importante cuidar la salud auditiva de nuestro público, ¡que nos tiene que durar mucho! De instrumental llevaremos lo de siempre: batería, dos amplis, guitarra, distorsión y muchas, muchas ganas de hacer ruido.
«Prefería que me condujeras por algún camino fácil, sin demasiados sobresaltos, pero ocupaste el asiento del copiloto para observar hasta dónde era capaz de llegar en silencio». En 'Maleza' les encajó el verbo salvaje de Lúa Mosquetera, adaptando uno de sus poemas a lo musical. ¿Coger prestadas las palabras de otro artista es algo que se hace desde la admiración o desde el respeto por la obra ajena?
-Podemos presumir y presumimos de que, además de ser fans de Lúa, somos sus amigas. Cuando Anxela leyó «Agitar después de usar», el nombre del poema que utilizamos para la canción, tuvo clarísimo que queríamos llevarlo más allá poniéndole música. Lúa estuvo encantada con la idea y la verdad es que el resultado nos ha flipado a las tres. Lo bueno del arte es que permite siempre explorar otros horizontes, y aunque fue un experimento, no descartamos repetirlo en un futuro.
-'All girls to the front'. ¿Qué representan estas cinco palabras?
-(Duda). Muchas cosas. El lema conmemora el movimiento feminista de los 90 en el que se promovía la presencia activa de las mujeres en el punk y en el underground en general. Nos gusta reivindicar y reivindicamos eso. Como mujeres vivimos cada día un montón de situaciones que nos hacen tener que pelear por ese espacio que, aunque nos pertenece, mucha gente cuestiona. Y es un lema además que muchas mujeres agradecen en nuestros conciertos, porque a veces desgraciadamente aún hay que decir: «ey, dejad espacio a las chicas, dejad que se acerquen a primera fila». No debería ser así; sigue ocurriendo. Por eso creemos más que necesario rescatarlo y traerlo a nuestros días, para seguir reivindicando y conquistando cada vez más espacios.
-Las esperamos para convencernos de que, como dicen en el cierre del disco, «no está todo perdido».
-Tenemos muchas ganas de este concierto y prometemos mucho ruido. Y pocas nueces (risas).
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