Betacam: «La clase media de la música está igual que la clase media de la vida real: hecha una mierda»

Javier Carrasco se puede considerar un obrero de la música, y actualmente es parte activa en las giras de artistas como Lidia Damunt o Tulsa. Pero, desde hace más de una década, también tiene un recomendable proyecto de pop electrónico en solitario bajo el nombre de Betacam, que en los últimos tiempos ha tenido bastante repercusión en el panorama musical alternativo de nuestro país.

El músico lleva tiempo instalado en Madrid y no se ha prodigado en exceso en nuestra región, pero este sábado pisará el pub Zeppelim —con entrada gratuita—, dentro del nuevo ciclo de conciertos y sesiones que el local santanderino ha decidido organizar un día al mes en horario de tarde, con gente relevante en la escena nacional. El evento comenzará a las 17.00 horas y contará también con el DJ Bluemonday.

- ¿Qué nos puede contar sobre Betacam?

- Básicamente soy yo, haciendo lo que me pide el cuerpo, y sin tener que rendir cuentas con nadie, salvo con mi sello discográfico. Es un proyecto que ha ido cogiendo forma a la vez que he sido parte activa de los grupos Rusos Blancos y Templeton, además de acompañar a otros artistas en sus giras. Ahora, por ejemplo, estoy inmerso en el 'tour' de Lidia Damunt, que acaba de publicar disco, y habrá que presentarlo por el país.

- ¿Cómo acaba tocando para otros músicos?

- Muchos artistas somos pluriempleados de la música. En mi caso, todo empezó cuando la cantautora Tulsa, a la que no conocía de nada, me contactó para que me uniera a su gira. Fue la primera vez que me vi tocando con gente con la que no tenía un contacto directo, y me di cuenta de que es otra forma de sobrevivir: si alguien necesita un teclista o un guitarrista, pues ahí voy yo. Además, no tengo un caché muy alto, soy asequible. Hasta ahora he tenido la suerte de que siempre me han llamado para cosas muy guays, pero a lo mejor mañana me llaman para formar parte de una orquesta de pachanga, o para tocar con David Bustamante, y musicalmente puede ser abominable, pero es trabajo.

- Intentar vivir de la música en este país es bastante complicado.

- La clase media de la música está igual que la clase media de la vida real: hecha una mierda. El rico cada vez es más rico y el pobre cada vez es más pobre, y mientras tanto, muchas ratas estamos peleándonos por un pastel muy pequeño, algo un poco triste. Los músicos no dejamos de ser una pequeña empresa en la que no siempre salen las cuentas, y por el camino, uno trabaja con toda la fuerza o capacidad que puede usar.

- Contaba recientemente en redes sociales que 2019 era el primer año en una década en el que no había publicado ningún disco con alguno de sus proyectos.

- A veces he llegado a sacar incluso dos o tres —entre Rusos Blancos, Templeton y Betacam—, y me he dado cuenta de que se me hacía raro no haber lanzado nada. Pero también es verdad que últimamente me he centrado más en mi parte en solitario, con la que en los próximos meses voy a quemar las naves: es ahora o nunca. No sé si me dará tiempo a lanzar mi segundo disco en solitario, pero sí tengo idea de entrar a grabarlo. Además, tengo un listo un pequeño EP de cuatro canciones que verá la luz en febrero, e iré publicando temas sueltos a lo largo del año. Bromeo con los amigos de que voy a inundar el mercado, pero ese es un poco el plan.

- ¿Puede darnos alguna pista sobre el EP?

- Es un trabajo con guitarras, que no tiene sintetizadores, en contra de lo que era mi primer disco como Betacam. La idea es ir generando ruido hasta que llegue el álbum largo, y además, me apetecía darle una vuelta a mi sonido, dejando de lado los teclados, que ya toco los teclados con muchos otros artistas y acabas harto de ellos. También quiero hacer una gira para presentar los nuevos temas y llevar conmigo una banda, siempre y cuando consiga pagar bien a los músicos. Cuando no se pueda, iré yo con mi teclado y ya veré cómo me las apaño, como hasta ahora.

- Hay cierta expectación con sus nuevos lanzamientos, muchos medios nacionales eligieron 'Mítico', su debut en solitario, como uno de los mejores trabajos de 2018.

- Estoy un poco asustado con el siguiente disco, ya que creo que, aunque a un nivel pequeño, hice algo importante, y me gustaría que el resto sea igual o mejor, que tenga relevancia y llegue a la gente, que de eso se trata. Eso sí, mi debut como Betacam lo empecé a componer en 2012 y se acabó publicando mucho después, así que con mi nuevo álbum espero que no me pase lo mismo. 'Otras chavalas', por ejemplo, que ha sido mi mayor éxito, vio la luz seis años después de su creación. Ahora tengo unos veinte temas compuestos, y aún así más de la mitad se irán fuera, ya que no quiero que haya relleno, quiero que haya diez canciones increíbles.

- ¿Qué podremos encontrarnos en su concierto en Santander?

- Tuve una época en la que me apetecía tocar los teclados de una manera más clásica, como si fueran un piano, pero ahora cada vez toco menos en directo. Creo que llenaba mis conciertos de cachivaches, y al final ni eran divertidos ni eran buenos, ya que me centraba en que todo saliera bien, y ni siquiera tenía tiempo de mirar a la gente. No había un vínculo visual, y eso es algo importantísimo. Tienes que mirar a tu público, que sino se aburre. Mis conciertos ahora están a medio camino entre la 'performance' y el karaoke. Lo bueno es que los músicos nos hemos conseguido liberar de la tiranía de tener que tocarlo todo y de que todo tiene que ser tocado en directo. Por ahí van los tiros, los artistas pequeños tenemos que tirar por el 'show', por ser algo más que un paisano con una guitarra o un piano en el escenario, que al final ya llevamos unas cuántas décadas de eso.

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