«El bolero es el género musical que mejor define el romanticismo»

Lemaur, que es un hombre discreto, acoge el reconocimiento con ilusión, insiste en agradecer a la asociación el premio y, sobre todo, les pide que no cesen con la labor de difundir un género musical que le ha acompañado durante setenta años de trayectoria. ¿Cómo se puede definir un bolero? y a lo gallego, este santanderino responde «¿Cómo se puede definir el amor?»

«El bolero, en realidad, es la mejor forma de definir el romanticismo. Es el género musical que más se acerca a ese sentimiento que produce el amor y el desamor. Por eso gusta tanto y los temas más populares siguen teniendo tan buena acogida generación tras generación».

El veterano guitarrista llegó al bolero de niño y, como mucha gente de sus años gracias a la radio. Primero escuchándolos, luego interpretándolos en la guitarra, pero siempre amándolos. Ahora mismo a sus 87 años es capaz de tocar 800 sin partitura y, aunque no hay ninguno que no le guste, no duda a la hora de elegir el favorito: 'Mil besos' cantado por Emma Elena.

El bolero le acompañó en sus inicios profesionales que fueron muy precoces. A los 13 años fundó el grupo Tres del Norte, un referente en la región en este tipo de música a la estela de Los Panchos, considerados los Rolling Stones de este género. A partir de ahí inició una carrera en solitario que podría haberle llevado por todo el mundo pues fueron varios los grupos, como por ejemplo Los Paraguayos, que quisieron contar con él en sus formaciones.

Pero este hombre prudente, de talento reconocido por los profesionales, nunca buscó fama y popularidad. La felicidad se la daba, se la sigue dando, el poder tocar su guitarra y sus temas favoritos. Por eso cuando pudo comenzó a trabajar como primer oficial en una notaría de la ciudad, al tiempo que seguía con las actuaciones.

En Educación y Descanso (EyD), un círculo cultural y recreativo que ha sido cantera para una gran parte de los artistas de la región en los años cuarenta y cincuenta conoció a la cantante Victoria Soto que pronto se convirtió en su pareja, tanto artística como sentimental y de la que ya no se ha separado nunca. Emprendió así una nueva etapa como su músico acompañante e incluso le escribió 14 canciones para que incluyera en su repertorio.

Es ella la que explica que en Santander cuando alguna agrupación musical necesitaba un acompañante flamenco llamaban a Alejandro Martín o a Ramón Fernández, los otros dos grandes guitarristas de la generación, pero si lo que se requería era alguien para lo que por entonces se llamaba música ligera había que llamar a Alberto Lemaur». Eso le permitió tocar en muchos escenarios, como la mítica Porticada, sede del FIS. También con Victoria Soto ha recorrido prácticamente toda España. «Música ligera es todo aquello que no se considera música clásica, ópera o zarzuela y a mí no se me da mal», explica el guitarrista. Al trabajo de intérprete suma el de profesor particular de guitarra, una tarea que ha desempeñado durante décadas y de la que se siente muy satisfecho. «Me gustaba dar clase y si veía que alguno de mis alumnos no valía y se lo tenía que decir lo hacía, con pena, pero lo hacía».

Ahora mismo conserva en su domicilio en Santander cinco guitarras distintas que utiliza dependiendo el tema que quiera interpretar. Y sí se le tira de la lengua critica las nuevas modas musicales. «Con composiciones absurdas y letras que no transmiten como lo hacía Antonio Machín, para mí el mejor cantante de boleros». Lamenta que la televisión «que tantos esfuerzos está haciendo en programas musicales no promocione más el bolero». Esta noche el género y sus adeptos le agradecerán tantos años de servicio.