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Atienza y Molina en su centro de operaciones en Valle rosendo
'CasaPalma', el proyecto que reinventa el folclore tradicional de Cantabria
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'CasaPalma', el proyecto que reinventa el folclore tradicional de Cantabria

Irene Atienza y Yoel Molina han compuesto y editado un trabajo que, desde Cabuérniga, adapta jotas y tonadas a los ritmos electrónicos

Lunes, 23 de mayo 2022, 11:51

«Llevaba años cantando el folclore de otro país y me pregunté, ¿por qué no el mío?». Con esa premisa, Irene Atienza encontró un objetivo inesperado, pero que siempre había estado latente. Llevar las canciones que escuchaba en su casa, a su madre, a su abuelo, aquellas que cantaba desde pequeña, a otro terreno. Aquellas que daban vueltas y vueltas en una cassette cuando, cada verano, la familia hacía el camino hasta Casa Palma, su casa en Cabuérniga.

Allí, en Valle, se instaló la cantante al regresar de Brasil, tras más de una década de peripecias vitales y musicales en el país latinoamericano. Una pandemia y el aislamiento general la llevaron a llenar horas en el mundo virtual. Ahí se cruzó en su camino (tecnológico) Yoel Molina, músico de jazz madrileño al que esa misma pandemia llevó a replantearse su lugar en el mundo, al menos el de residencia, y se trasladó a Valderredible. Atienza le contó su proyecto de meterse de lleno en la música tradicional y Molina le contó que estaba deseando empezar en algo parecido. Un año después, esa idea se ha transformado en once canciones. La primera de ellas, 'Morenuca', es el estreno de un sonido totalmente diferente a lo que uno puede imaginar cuando le hablan de jotas, tonadas, pasodobles o trepeletré. No han dejado un palo sin tocar. En el proyecto 'Casa Palma' han encontrado acomodo.

En el primer encuentro en persona bosquejaron casi el cien por cien de los temas. Irene proponía un tema y Yoel construía una base rítmica. «Si vamos a hacer esto me quiero informar de cómo es este mundo», planteó el madrileño. Así, los dos meses siguientes se dedicaron a estudiar, lo que traducido significa imbuirse de los conceptos tradicionales de la mano de quienes mejor los conocen. Lo hicieron de una manera personal y no académica, sin seguir una metodología. «A lo visceral». Se encontraron con el luthier y gaitero David López, con el rabelista, violinista y también constructor del instrumento, Esteban Bolado, con los miembros del Coro Ronda La Fuentona. «También fuimos a tomar blancos y hablar con gente mayor de la zona», bromean. Bebiendo de las fuentes para las que la etnografía musical es su día a día. Sin ese trabajo previo, el resultado no habría sido el mismo. Lo tienen claro. «Este proyecto no habría tenido sentido si lo hubiéramos hecho desde nuestras ciudades; tienes que estar y vivirlo».

A nivel sonoro «los dos teníamos unos referentes en común -explica la cantante- Lo que hizo Raúl Refree con Rodrigo Cuevas, María Arnal y Marcel Bagés, pero no me imaginaba que iba a ser así, mucho mejor de lo que tenía en la cabeza». Para Molina, su idea de cabecera fue 'Los Ángeles', el disco que dio a conocer a Rosalía al gran público, también producido por Refree. «Fue una sensación de descubrir que aquí se podía hacer música de primera división y me cambió totalmente la perspectiva».

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Implicación local

Cuentan con la posibilidad de que el proyecto, de entrada, haga arquear las cejas a más de uno, pero no les preocupa. «Lo hemos hecho pensando en que le guste a la gente de los pueblos. Si no le gusta a alguien más purista que viva en Santander, por ejemplo, nos da un poco más igual. A Nando 'El Asturiano', que vive ahí al lado, le ha gustado. Y eso es lo importante», afirma Molina. «La convivencia con los vecinos también se plasma», inciden. Desde la sensación de quedarse aislados con una nevada a compartir un rato de calle. «La implicación de todo el mundo ha sido muy bonita». De hecho, su idea es que sean ellos los primeros en escucharlo.

El disco es un compendio de autoproducción. Los bártulos con los que han trabajado durante todo este año ocupan la mesa del salón-cocina de Casa Palma. Cables y teclados junto a panderetas y una cafetera que no descansa. Casi todo ha tomado forma en ese espacio, salvo un mes de trabajo en Valderredible y algunos arreglos pulidos en el estudio Vumeter, con Javeta López.

Calendario y planes

Tras la publicación de un par de singles, esperan dar sus primeros conciertos este verano, antes de presentar el disco completo en el mes de septiembre. Poco a poco irán sumando músicos al directo, un teclista y un percusionista, para un espectáculo para el que están definiendo aspectos visuales.Y avanzar, apoyados en la riqueza del folclore, hacia trabajos posteriores.

Dalles, pito y tambor, capas de samplers, voces antiguas, tintineos, sonido de aguja de vinilo o choque de huesos encontrados en el monte. La suma de elementos hace que los más mayores les hayan dicho emocionados «esto es lo que escuchaba de pequeña» y chavales de 22 años en plena modernidad, se hayan dejado enganchar sorprendidos. «Es un nexo de unión curioso. Esas canciones han sobrevivido tanto tiempo por algo. Son ADN», dice Molina.

En la música del noroeste de Brasil, la cántabra encontró múltiples similitudes con su tierra de origen. El rabel autóctono se llama rabeca al otro lado del océano. En Pernambuco, el carnaval cuenta con zarramacos, osos encadenados, como una versión tropical de la Vijanera. En las letras, el amor, desamor y las labores del campo ocupan la temática de ambas orillas. «Lo que tengo que decir es más verdadero si es lo mío. Esto es realmente mi voz en el mundo», afirma rotunda Atienza. Ahora, esa voz es de todos.

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