El Arrebato
«Este disco está lleno de rinconcitos de mi corazón»Conciertos ·
El sevillano presenta su nuevo disco, 'Una tarde cualquiera', en el que le canta al amor, esta noche en Escenario SantanderSecciones
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El Arrebato
«Este disco está lleno de rinconcitos de mi corazón»Conciertos ·
El sevillano presenta su nuevo disco, 'Una tarde cualquiera', en el que le canta al amor, esta noche en Escenario SantanderAl amor, en todas sus facetas, ha decidido cantarle Francisco Javier Labandón, El Arrebato (Alcalá de Guadaira, 1969). Con esa premisa, escribió diez canciones que forman 'Una tarde cualquiera' (Universal), publicado en diciembre del pasado año. Tras veinte años de carrera, el sevillano puede presumir ... de mantener la conexión con su público, que tendrá oportunidad de verle el próximo viernes en Escenario Santander (20.30 horas. Entradas: 38 euros)
–La vida cotidiana parece una fuente de inspiración constante para usted
–La verdad es que sí. Uno no lo hace premeditadamente, pero cuando terminas el trabajo te das cuenta de que se inspira en ese día a día, en lo que vives. Intentas adornarlo un poco, pero es la fuente de inspiración más bonita. Todos los días ocurren cosas maravillosas; la felicidad pasa a diario por nuestro lado y hay que estar pendiente para capturarla.
–¿Uno aprende a estar pendiente de ello o se deja llevar esperando a que surjan?
–Uno aprende. Desde pequeño he sido muy observador. De todo; las personas, las cosas, el paisaje, la luna… El caso es mirar. La belleza está ahí.
–En este disco ha mirado a algo universal: el amor.
–Sí, además es al amor en muchas de sus facetas. El amor a la pareja, a la familia, a tu tierra… Estamos esperando siempre el momento perfecto y una tarde cualquiera, como se titula el disco, ocurre. Esa que no esperábamos nada, puede haber sido la más bonita de nuestra vida. Este disco está lleno de rinconcitos de mi corazón.
–Con el miedo que le da volar, enamorado de los aviones no está.
–(Ríe) Ni ellos se lleva bien conmigo, no es todo culpa mía.
–Pero de la profesión sí.
–Sí, y de una forma ya consolidada. Me siento privilegiado por lo bien que me va, modestia aparte. Son muchos años y sigo estando ahí, recibiendo el sí de la gente. Cada vez que voy a sacar un disco pienso que quizá ya no sea lo mismo, intentas no bajar el listón, estar a la altura de esas expectativas y luego al final, vuelve el público a sonreir. Es un amor para toda la vida.
–¿Uno tiene que hacer cierto esfuerzo por no acomodarse?
–Sí, tienes que hacerlo. A veces es algo innato a la persona. Si te quedas en la zona cómoda, al final la gente puede caer en el aburrimiento contigo, por eso siempre hay que sorprender con algo. La música trata de emocionarte y para conseguirlo tiene que haber una sorpresa. Hay gente que critica la música nueva, pero a mí me recuerda a mi padre o mi abuelo cuando yo empezaba. Hay cosas mejores o peores, pero me gusta mirar ahí para aprender, encontrar la pureza de alguien que hace algo que quizá no se ha hecho antes. Esa inquietud es buena mantenerla.
–¿Todos hemos sido nuevos en algún momento'
–Claro, eso es así. Mi padre decía: «¿Triana como va a ser bueno? Bueno es Manolo Caracol y Juanito Valderrama».
–Y ahora Triana son ya unos clásicos
–Fíjate. Todo lo nuevo alguna vez será clásico, como todo lo puro acabará siendo una mezcla. No hay que poner tantas etiquetas, sino aprender cada día para ir mejorando.
–Como buceador en la raíz, ¿se fija mucho en los que estuvieron antes que usted?
–Me inspiro sin querer. Son referentes que están ahí dentro. Camarón, Los Chichos, Bambino, gente que escuchaba desde la infancia. Hay que tener la capacidad o la suerte de sacarlo con tu personalidad y aportarle algo propio. Las reminiscencias están ahí sin duda.
–En un comentario, un seguidor le definía como una persona «luminosa». ¿Qué cree que aporta usted al público?
–No lo sé muy bien. A veces a uno le da miedo saberlo y estropearlo (ríe). Lo que noto es que la gente me mira y me habla con mucho cariño. Sincero. No como una frase hecha. Es como si fuera un familiar que está cantando. Me siento arropado y me muestro como soy. No es que sea un mérito, sino que no sé hacerlo de otra manera.
–Tiene pinta de que después de veinte años, esto ya no va a cambiar
–Sería difícil fingir todo esto durante tanto tiempo.
–Lo de que el videoclub que montó antes de dedicarse a la música no funcionará, que bien visto desde hoy...
–Qué bien, qué bien (ríe). Mi compadre Dioni (Camela) me metió en un lío, yo le hice caso, el videoclip fue una ruina pero la maqueta que hicimos fue muy bien. Yo tenía esperanzas, porque había trabajado antes con un grupo, que me saldría alguna actuación de fin de semana y poco más. No sabía lo que la vida me tenía preparado
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