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Como prueba irrefutable de su devoción por José Luis Cuerda, un póster de 'Amanece que no es poco' preside el salón de su casa, ubicada en una de las calles más castizas de Madrid. El rockero Ángel Stanich (Santander, 1987) apenas concede entrevistas, pero recibe ... a El Diario Montañés para charlar de su concierto de mañana, a las 21.00 horas, en Escenario Santander dentro de la gira de su disco 'Polvo de Battiato'. Piensa mucho lo que dice, pese a ser una persona a la que le brotan ideas cual personas en bancales.
–Después de muchos años sin conceder entrevistas, hay que preguntarle de inicio por esta particular Perestroika. ¿Qué tal lleva esta gradual apertura al exterior?
–Bueno… para mí es complicado. Me pongo todavía bastante nervioso… pero bueno, ahí estamos. ¡Intentando parecer una persona social!
–Comencemos por el principio. Por sus orígenes y lugar de nacimiento: Santander. Agendar un concierto un 30 de diciembre en casa es de auténtico estratega.
–Es un poco el cuento de vuelve por Navidad. Se empezó a hacer cuando empezamos a girar, se ha repetido, yo creo que a veces por casualidad, y ya es raro el año que no tocamos aquí a finales de diciembre. Mientras a la gente le siga pareciendo una buena fecha, lo seguiremos haciendo así.
–El concierto de Escenario Santander se enmarca dentro del 'Polvo de Battiato Tour'. Aunque también le solemos ver en festivales, ¿cómo es sacar adelante una gira propia en estos tiempos?
–Es una necesidad. Ir a ver a un artista en sala, en su gira propia, es como ir al mercado o comprar al por mayor a quien ha cultivado las hortalizas. Es más directo y es necesario, al menos para mí, y creo que para otros muchos. Sí que hay artistas que se pueden permitir tirarse un año sólo con fechas en festivales muy bien remuneradas. En mi caso, hay que trabajárselo. Además, tocar en sala es algo que nos gusta.
–¿Estoy tirando de sensiblería si le digo que los conciertos en lugares como Santander tienen siempre un toque emotivo y especial?
–Lo tienen, lo tienen. Sientes que eres de allí. En Santander es cierto que ya no estoy tanto, que vengo sobre todo en fechas señaladas, pero tengo muchos recuerdos que me invaden al venir. Te sientes algo más comprometido porque, además, sabes que en el público hay gente que te conoce. En cualquier caso, todos los conciertos son importantes y al menos así lo siento yo.
–'Polvo de Battiato' era un álbum que no lo tenía fácil al haber sido 'Antigua y Barbuda', su anterior LP, un trabajo tan elogiado y exitoso. ¿El artista también lo siente igual? ¿Nota ese listón alto y la presión?
–Cierto, cierto. 'Antigua y Barbuda' gustó y fue un salto importante para nosotros. Pero también ha pasado el tiempo suficiente para crear algo distinto, que sea heredero en parte, pero también desligándose de lo anterior. Me gusta tomarme los álbumes largos como una peli.
–Curioso concepto ése.
–Bueno... No sé si es curioso. A mí me parece un concepto muy clásico en el fondo. Lo que pasa es que ya no interesa tanto el formato LP porque la vida va tan deprisa, tan Sputnik, que ya no hay tiempo para escuchar 40 o 50 minutos una tarde… es demasiado (con ironía). Y además, con canciones que no pretenden ser singles, sino una parte de un todo. Y eso es lo que me gusta de hacer discos. Me encanta hacer canciones, pero si encima puedo hacer una película...
-¿Hay mucha producción guardada en su despensa o casi toda acaba saliendo al mercado?
-Hay, hay, sí que hay. Lo que pasa es que hay muchas que son todavía muy maqueta y no están cerradas del todo. Otras sí se pueden considerar canciones completas y se quedan en esa despensa.
-¿Uno sabe cuando tiene un hit como 'Mátame camión' o eso es como un melón que, hasta que no lo abre y comparte con el público, no se sabe 100%?
-Hay muchas veces que crees que lo tienes y no. Lo del hit es una búsqueda eterna. A veces aciertas y a veces te equivocas. Y a veces sabes que hay algo que sí… pero no te acaba de salir. Por un lado, va la melodía y por otro, el contenido. Y hasta que no se casan, no vale la canción. Y otras veces uno se lía demasiado la manta la cabeza y se vuelve loco. Algunas letras se me eternizan y no hay que olvidar que hay que llevarlas a un formato canción. Al final, muchas veces acabas con una cosa que escribiste al principio y, con un poco más, rematas la canción.
–¿Qué tal va la canción que lleva tiempo pensando en honor al 'Amanece que no es poco' de su amado Cuerda?
–Pues el otro día no sé si soñé con ella o estaba despierto y no me dormía… Pero el caso es que se me ocurrió ya la estructura. Y tengo bastante letra. Quizá luego me ponga con esa estructura que me moló… y piense que aún no, todavía es un poquito larga. ¡Ojalá me salga!
–Con la lírica que tiene, y el panorama abierto a artistas que publican libros, ¿se ha planteado publicar algún poemario o incluso novela?
–Sí, me lo he planteado. Pero de momento no me he aventurado. Es algo que puede estar bien. Pero a la vez yo soy una persona que va con un biorritmo que no es el de la mayoría de la gente (risas) y necesito todo pensarlo y macerarlo mucho. Para escribir una novela, tendría que irme a un monte y dedicarme a ello por completo. Porque si no, voy a escribir un libro, pero lo publicaré cuando esté a punto de morir.
-En Santander, veremos flanqueándole a los músicos de la Stanich Band, que gozan de merecido prestigio. Víctor L. Pescador (guitarra y coros), Álex Izquierdo (bajo y coros), Lete G. Moreno (batería) y Javi Ryjlen (teclado). Está es su banda. ¿Qué clase de jefe es Ángel Stanich?
-Pues uno regulero. No he nacido para ser jefe, la verdad.
-¿Es usted más Del Bosque o más Mourinho?
-Sería más del bosque, pero hablando de naturaleza.
-La última vez que le vi tocar en directo, justo antes agarró un tarro de miel y le dio un lingotazo tremendo para la garganta. ¿La vida del trovador es más dura de lo que parece o tampoco puede uno ir llorando por las esquinas?
-No hay que llorar, lo que pasa es que también nos volvemos casi de cristal como Johnny Winter (genio del blues) y sin tener su enfermedad. Nos volvemos muy inseguros… lo seríamos ya, pero con el caminar en este mundo nos volvemos más susceptibles a según qué cosas, maniáticos... somos de psiquiatra, sí.
-Le lanzo una contradicción en sus términos. No es usted un jovenzuelo proclive a lanzar sólo singles y epés… pero a día de hoy tiene más epés (4) que elepés (3).
-Normalmente, siempre que hemos ido a grabar, nos ha sobrado metraje. Y hay canciones que quieres sacar ya. Porque luego lo que pasa es que las dejas de ver, estás en otro punto personal, te han salido otro tipo de canciones… y ya no ves eso anterior. Así que, cuando tenemos cosecha, si nos dejan sacarla, la publicamos.
-«Cuando llevas muchos años, corres el riesgo de imitarte», le contaba a Virginia Díaz y Julio Ródenas en El Típico Programa de Radio 3… ¿qué mecanismos activa para detectar eso y evitarlo en las canciones o en los directos?
-Buff, bufff… (resopla y medita la respuesta) Al final es prepararte cada concierto de forma personalizada. Incluso yo ahora me traigo un rollo que no veas (se ríe) porque, según a la ciudad a la que vayamos, me miro datos de la ciudad y engarzo unos discursos que, lógicamente, no valen al día siguiente en otro lugar. Eres tú siempre, pero al menos cuentas cosas diferentes. Y además, yo no soy un gran turista, pero sí me gusta leer y conocer.
-¿Es más lector y cinéfilo que turista?
-Desde luego. Sobre todo, cinéfilo.
–No hay muchos músicos del ámbito alternativo que sean también grandes seguidores del deporte. Usted lo es. ¿Cómo ha vivido el dilema del reciente Mundial en Catar?
–Este tema sí me lo he preparado y yo de un evento tan vergonzoso como este no voy a hablar. ¡A lo mejor lo he visto! Pero no voy a hablar. Es indignante lo que ha pasado, especialmente con los trabajadores que han fallecido construyendo los estadios.
–Otra afición suya es el cine. ¿Cómo está viviendo el que dicen es el mejor año del cine español en este siglo?
–'Los renglones torcidos de Dios' la vi el pasado sábado y está muy bien. Te da para reflexionar. Me falta ver la de Sorogoyen e Isabel Peña ('As Bestas'), que seguro me gusta porque todo lo que hacen es increíble. Y no he visto todo lo actual porque yo también tiro mucho a los clásicos.
–Pues recomiéndenos un clásico.
–Voy a recomendar uno que no necesitas ni estar suscrito a una plataforma, porque está en Youtube: 'Total', de José Luis Cuerda (risas). Es de la trilogía de fumada máxima (risas de nuevo) junto con 'Así en el cielo como en la tierra' y 'Amanece que no es poco'. No llega a una hora, pero está a la altura de las otras dos. Si te gusta este estilo de humor, los Monty Python y José Luis Cuerda. No creo que haya mucho más a ese nivel.
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