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Ismael Serrano (Madrid, 1974) regresa en su versión más clásica para presentar una propuesta renovada en medio de la nueva normalidad. Será mañana, viernes, a partir de las 21.45 horas en los Jardines de la Feria de Muestras, en Torrelavega, en un recital para ... el que aún hay entradas disponibles.
–Entre su concierto de Santander y el de Torrelavega han pasado solo cinco meses, pero parece que haya sido una eternidad...
–Sí; es verdad. Parece que ha pasado toda una vida. Además, volvemos en unas circunstancias un tanto excepcionales; en esta nueva normalidad en la que tenemos que aprender casi a hacer todo de nuevo, desde relacionarnos entre nosotros a hacer conciertos. Pero con muchas ganas después de unos meses de confinamientos que han sido muy duros. Creo que en estos tiempos la música y los conciertos son una forma de encuentro; es casi terapéutico.
–De nuevo en acústico. ¿El espectáculo de Torrelavega recordará al de Santander?
–Es diferente. Cambio el repertorio, voy a cantar incluso canciones nuevas, porque estoy inmerso en la grabación de mi próximo disco, con el que estoy a punto de entrar en estudio. Me apetece cantar algo de ese disco y hacer alguna versión de temas clásicos.
–Sus conciertos buscan la cercanía. Difícil en nueva normalidad.
–Ese es el reto: conseguir esa intimidad y esa cercanía: convertir el concierto en una guitarreada entre amigos, y las noches de verano son ideales para eso. Sobreponernos a ese distanciamiento social que imponen las circunstancias y ser capaces de sentirnos cerca. Creo que es posible.
–Ya había comenzado a trabajar en él antes del confinamiento. En ese sentido, pese a resultarle duro, sí que le ha cundido...
–El disco estaba ya bastante avanzado; quedaban por componer un par de condiciones y sí, las escribí durante el confinamiento. Pero no he sido capaz de escribir sobre lo que nos estaba ocurriendo; lo sentía demasiado cercano y me costaba. Y me sigue costando. Sí que me llevaba el encierro a hablar sobre la vida que había quedado congelada. Era una toma de tierra para pensar que la vida se recuperaría.
–Durante esa etapa ofreció muchos conciertos desde su casa. Con canciones propias y versiones. ¿Era su forma de contribuir; una terapia...?
–Han sido muy emocionantes para mi y para la gente. Creo que había necesidad de contactar los unos con los otros. Era como un espacio de calma que nos hacía entender que la vida seguía; como recuperar durante un tiempo una parte de normalidad. Había una necesidad de encontrarse y establecer vínculos. De la misma manera que salíamos a los balcones a buscarnos los unos a los otros, la música ha tenido ese mismo sentido. Una de las cosas que ha tenido en confinamiento es poner en valor ciertas cosas, como lo público y la necesidad de ejercer como animal social. Los conciertos han sido muy emocionantes,
–Uno especialmente; el que siguió a la muerte de Luis Eduardo Aute...
–Sí; ha sido terrible. A mí su muerte me golpeó muy fuerte no solo porque es una referencia en lo musical; quizá me dedico a la música por él, sino porque fue en lo personal muy generoso conmigo. Antes de sacar mi primer disco ya venía a mis conciertos en los cafés de Madrid y cantó conmigo en mi primer gran recital. Era una persona excepcional y fue jodido, sí.
–Conciertos en redes y los balcones, aplausos a los sanitarios.,.. Y ahora crisis de la cultura y los MIR de Madrid, la zona cero, en huelga. ¿La sociedad olvida rápido?
–No. Yo creo que la sociedad no olvida y reconoce la deuda con los sanitarios. Son algunos políticos los que no están a la altura. Creo que si haces una encuesta a la ciudadanía reconocerá claramente esa deuda, y creo que apoyaría la huelga de los MIR en Madrid la apoyaría. Lo que pasa es que en Madrid, como en otros sitios, tenemos un problema: que no se prioriza el cuidado de lo público. No se quiere aprender la lección. Cuando se tienen otras prioridades que no son el bien común, sino los intereses particulares, ocurren estas cosas.
–Y ese disco nuevo, ¿qué versión de Ismael Serrano traerá?
–En este caso va a ser una presentación de las canciones en formato clásico: guitarra y voz, aunque evidentemente el disco va a tener otra producción. Está muy pensado hacia la puesta en escena y el relato que uno quiere contar. Cada vez me gusta más pensar en los discos y conciertos como un relato; darles un carácter muy teatral, y este disco lo va a tener. Hay una historia de fondo, casi con presentación nudo y desenlace. Pero en este caso van a ser canciones aisladas En la gira del año que viene tendrán otra producción y otra puesta en escena.
-Antes de la pandemia también tenía en marcha un proyecto poético y una novela. ¿Qué ha sido de ellos?
-La verdad es que aquello quedó un poco paralizado, fundamentalmente porque tenía preparado el lanzamiento de un cuento infantil que se tuvo que posponer y también tenía pensado publicar una obra de teatro escrita hace tiempo. Lo queríamos presentar para la Feria del Libro y ha quedado todo congelado, como los poemas y la novela. Ahora espero poder editar todas esas cosas después del verano y supongo que ya el año que viene retomar el libro de poemas y la novela.
-Ha sido casi terminar el confinamiento, retomar la gira y tener un disco en ciernes. Está saliendo de la pandemia mucho mejor que muchos artistas y cantantes...
-Sin duda. En ese sentido soy un privilegiado. Vienen tiempos muy duros para la música en muchos aspectos. A multitud de orquestas y de profesionales de la música les va o nos va a tocar vivir tiempos difíciles, porque al confinamiento y la pandemia su junta una crisis económica que nos recuerda a la que ya nos tocó vivir. Van a ser tiempos difíciles para todos y va a tocar pensar en ellos. La Administración tiene que pensar en los muchos profesionales que lo van a tener muy difícil y que necesitan de su amparo para sobrellevar una larga temporada en la que será muy difícil hacer conciertos regularmente.
-Y coincide con una nueva generación de cantautores. Los Rozalén, Marwan, Carmen Boza... ¿Vuelven a ser tiempos de cantautores, como a su generación se la vio como relevo de los Aute, Serrat, Sabina...?
-Siempre va a haber un recambio generacional en ese sentido. Siempre va a haber un muchacho o una muchacha que coja una guitarra y haga la crónica social de su tiempo. Y un público que demande esa música e incluso esa mirada social de gente como Rozalen y Marwan. Es un género que siempre va a tener referentes, aunque no siempre cuente con las plataformas de difusión que merece. El caso de Rozalén ha roto un poco la dinámica. Se ha convertido en una de las cantantes de referencia, con gran capacidad de convocatoria, lo que demuestra que, sobre todo entre la gente joven, hay demanda en este tipo de música.
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