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«El flamenco enamora en cualquier parte del mundo»
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«El flamenco enamora en cualquier parte del mundo»

Heredero de una saga que se remonta a dos siglos, Manuel de la Tomasa abre mañana el ciclo de flamenco del cine Los Ángeles

Viernes, 17 de enero 2025, 14:54

«Voy a tratar que suene con la mayor sinceridad que tengo en mi corazón, con todo el cariño del mundo al cante para llevarlo a un lugar donde nunca he estado». Así presenta Manuel da la Tomasa su concierto del sábado en Santander. En el cine Los Ángeles abrirá un ciclo con tres citas que traerá a la capital cántabra sones del sur. Una aventura bonita y emocionante para el cantaor de 25 años cuyo nombre resuena como el de una promesa a tener en cuenta.

Además de hacer lo que le gusta y le interesa, se siente afortunado de descubrir «lugares maravillosos». Su viaje no se detiene y, de hecho, ha llevado su voz hasta Estados Unidos o Turquía. Así, va sumando experiencia y se da cuenta de que «el flamenco enamora en cualquier parte del mundo y tiene esa capacidad de transmitir y llenar de pasión a personas donde no es la cultura principal».

Desde muy pequeño, De la Tomasa ha estado «muy pegaíto» al mundo del arte. Empezó a tocar la guitarra con quince años y más tarde, a partir del impulso de las seis cuerdas, le surgió la necesidad de cantar. «Siempre he sido un poco reservado y por eso no había cantado antes». Sin embargo, cuando dejó surgir ese talento que ahora es alabado por donde pasa, las piezas encajaron. «Es mi forma de expresarme, de vivir, lo que me hace sentir lleno».

Es habitual escuchar a los jóvenes, los 'peros' que les ponen en casa cuando anuncian que quieren dedicarse al mundo de la música en cualquiera de sus ramas. Pero en el caso de Manuel, el apoyo fue total desde el primer momento; no en vano, de casta le viene al galgo. Es hijo de Manuel Goergio González, el primogénito de José el de la Tomasa. Nieto, por tanto, del gran cantaor de la Alameda de Hércules, biznieto de La Tomasa y Pies de Plomo, tataranieto de Pepe Torres y con sangre del genial Manuel Torres. Yendo más atrás, un hermano de la madre de Manuel Torres, Tomasa Loreto Vargas, era el célebre Joaquín Lacherna, de los pescaderos de San Miguel. Una tradición flamenca y saga gitana que se remonta casi dos siglos en el tiempo van por sus venas, pocos genes hay con tanto arte.

«Siempre he sido muy reservado y no había cantado antes, pero ahora es mi forma de expresarme»

«Mis padres siempre me han animado a hacer lo que me haga feliz y me he sentido muy libre para hacer lo que me gusta y hoy día vivo de ello». Se siente, por ello, contento y un privilegiado, por «levantarme cada día con la ilusión de seguir trabajando, esforzándome y aprendiendo más, con cariño y respeto a los maestros».

Cuando era «más chico» le tiraba aprender los cantes clásicos que le ponía su abuelo José o su padre, «de los grandes». Con el tiempo, «el oído se va refinando y me fijo en cosas más pequeñas, que a la vez son las más interesantes». Detalles cómo la manera de cuadrar un ritmo que tiene un cantaor o en dónde se apoya la letra. «Me gusta mucho escuchar y de todo el mundo se aprende y se coge algo».

Entre los referentes que más le emocionan mira cerca. «Para estudiar me gusta escuchar a los grandes maestros, enciclopedias que han dejado un abanico de cantes». También a aquellos que con su forma de transmitir, «son fuentes de inspiración». Su primera referencia es su casa. «Tener a mi abuelo José cerca y aprender de él es un regalo, es una fuente de sabiduría». También su padre, un gran aficionado que toda la vida fue acompañando a don José por escenarios y festivales. «Una vez que uno va evolucionando vas mirando hacia fuera y poco a poco descubriendo cosas nuevas, pero la primera referencia fue la de casa».

«Tener cerca a mi abuelo José y aprender de él es un regalo porque es una fuente de sabiduría y mi primera referencia»

Cantar representando ese legado es «una responsabilidad». «Quieras o no, el público espera cierto nivel, pero me lo tomo como un regalo que me ha abierto muchas puertas; allá por donde ha pasado mi abuelo José, ha dejado su bandera en lo alto». Un público que quería escuchar al nieto de José, que después ha ido despuntando con su propio estilo. «Tengo el cariño de mi afición y mi público que me da apoyo y hace que esté en el candelero». Precisamente, a José de La Tomasa le rindieron homenaje a finales de año en la Bienal de Sevilla, donde recibió el Giraldillo Internacional. «Es importante, porque gracias a ellos el flamenco está donde está y mientras estén vivos, qué menos, porque son leyendas que han estado toda la vida luchando por un camino que no ha sido fácil».

El nieto de José, acaba de pasar por la Bienal de Sevilla, «uno de los festivales más importantes» y se ha llevado el Premio a la Seguiriya, «un reconocimiento muy bonito que me llena de ilusión». Valora el momento actual como muy positivo, con proyectos nuevos y «muchas ganas de entregaros mi cante y compartir el compromiso con lo que me gusta, aportando mi granito de arena».

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