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Tiene aires de pirata, José Manuel Sánchez, elreylagartón. Con su barba larga, el pendiente de aro y pisando con seguridad en el foso de los escenarios por los que transita cámara en mano. La suya es una firma visualmente reconocible en la fotografía musical.
Elreylagartón ... juega con luces y sombras de forma magistral. Silencioso y discreto evita posar con los protagonistas de sus imágenes y en esta entrevista, que da comienzo a una serie centrada en quienes trabajan en torno a los escenarios, anuncia que cambia de registro para dedicarse a nuevas aventuras.
- ¿Recuerda cuándo sacó la primera fotografía y que era?
- Con certeza no lo recuerdo ya que desde muy niño he estado arrimado a cámaras fotográficas, en ese aspecto fui un afortunado porque siempre las hubo tanto en casa de mis padres como de mis abuelos, pero si tengo un recuerdo asentando en la memoria de una fotografía hecha a mi abuela Aurea y realizada con una de sus cámaras.
- ¿La mirada a través del objetivo es distinta de la normal?
- La mirada a través del objetivo es una conjetura de realidad, de ilusión, de deseo y de narración. Suelo decir que en el momento en que te llevas la cámara a la cabeza te comportas como un voyeur, mirando a hurtadillas la realidad parapetado y escondido tras la cámara e intentando capturar una ilusión que cada persona que la vea más tarde la interpretará a su manera. Por eso creo que en cada fotografía se esconde la realidad, lo que como fotógrafo quieres captar y lo que los demás interpretarán, es similar al misterio de la Santísima Trinidad y que lo resumo en el 3 en 1.
- Respecto a la fotografía musical; ¿qué es lo más complicado de plasmar de un espectáculo de música en vivo?
- Creo que lo más difícil de capturar es la adrenalina que envuelve todo lo concerniente al concierto. Desde las colas de espera de los más fans que pueden pasar horas y horas de espera para ser los primeros en entrar al recinto del concierto y con ello asegurarse el espacio en primera fila, a los preliminares de los artistas antes de subir al escenario y comenzar su actuación, siguiendo por el éxtasis que se suele producir en la parte final del concierto donde se da el clímax de conexión entre artista y público y sin olvidarme tampoco de organización y promotores que se la juegan en cada concierto y ello conlleva también mucha adrenalina.
- ¿Tiene artistas que se hayan convertido en favoritos a lo largo de su trayectoria?
- Por supuesto, todos tenemos un favorito, da lo mismo que seas fotógrafo, que seas técnico, que seas prensa musical o público. Pero creo que no te diré cual es el mío porque, además de los celos profesionales, hoy es uno y mañana puede ser otro. Y es que los gustos y los colores cada día nos afectan de manera distinta y son siempre oscilantes.
- ¿Alguna foto pendiente de hacer?
- El fotógrafo no debería tener una lista de fotografías pendientes de capturar y que va tachando a menuda que las hace, sino que éstas deben de ir llegando por sí solas, al menos así es mi opinión. Y pienso también que sería muy triste el tener un camino ya marcado de imágenes a capturar y olvidarse de la aventura que supone la casualidad de todo aquello que vas encontrando por la diversidad, por ello no me marco metas sino que sigo lo que mis tripas me vayan indicando en cada momento. Y es que he leído hace poco sobre que los intestinos de alguna manera alojan otro cerebro nuestro. La vida proveerá y decidirá sobre lo que podré o no fotografiar.
- ¿Es maniático?
- Lo soy y te voy a contar una manía en lo referente a la fotografía musical: No me hago fotografías con ningún artista salvo que tenga una relación de amistad con él y aún así las imprescindibles y a ser posible fuera del entorno del concierto. Y no lo hago porque no me gusta hacerme fotografías con personas a las que no tengo afecto y también porque no quiero molestar, sé que por lo general acaban los conciertos agotados, realizan un trabajo de gran esfuerzo y nadie va por ahí fotografiándose con el fontanero que les arregló la avería de agua o con el butanero cuando te sube la botella a un sexto sin ascensor. Esto en alguna ocasión no ha sentado bien a determinadas personas cuando me he apartado del grupo en el momento de hacer la foto en la que se suponía debería de estar o simplemente he rechazado el ofrecimiento de hacernos una fotografía juntos artista y yo.
- ¿Qué consejo daría a alguien que empieza?
- Aconsejo cordura y respeto máximo al público y al artista. El público paga por el espectáculo y merece todo el respeto, con esto quiero decir que el llevar una cámara en la mano no te concede superpoderes para transportarte a primera fila y quitar de allí a un espectador o taparle la visión del show durante todo el concierto. El artista realiza un trabajo y ofrece lo mejor de él, así que también se tiene merecido ese respeto, procura no molestar ni distraer durante el show. También aconsejo no respetar a quien no te respeta y si un tour manager te impone realizar las fotografías del show arrodillado en el suelo simplemente por capricho de él o del artista y fuera de toda lógica, lo correcto es tapar el objetivo, recoger la cámara y no fotografiar la actuación porque el respeto ha de ser mutuo simplemente por educación. Y como últimos consejos he de indicar que es necesario don de gentes y formación fotográfica. Comprar una cámara no te hace fotógrafo al instante, por ello se necesita la formación y crear tu propia identidad para que cuando alguien vea una fotografía tuya la reconozca por el estilo personal sin necesidad de firmas al pie de foto y no sea una imagen más del montón que quizás técnicamente sea perfecta pero esté ausente de alma y no sea más que una copia de otros cientos de ellas similares de otros fotógrafos, en definitiva, has de ser tú y único.
- ¿Ha hecho amigos gracias a su trabajo de cámara?
- Por supuesto, pero como te surgirían en otros campos de la vida. El roce es un factor importante para la amistad y cuando acompañas tantas veces a una persona, a un equipo (artistas, otros fotógrafos, prensa, producción técnica, etc...) o se convierte en tu amigo o te rechaza. También la fotografía no deja de ser una artesanía y como artesano realizas tu obra con amor hacía ella y cuando se la entregas al artista, a la prensa o al promotor les estás entregando amor y eso es fraguar amistad. Pero no todo es amor y amistad, estoy seguro de que algún enemigo me habré ganado, a veces escucho murmullos a mis espaldas, pero ya lo dijo Alaska: «¿A quién le importa?.
- ¿Ver un concierto mientras hace fotografías, impide disfrutar de la música o es un aliciente?
- Un concierto donde más se disfruta es siendo público y comportándose como tal, pero disfrutar es innato en la condición humana y hay que aprender a dosificar la cámara para también compaginarla con la alegría, con el disfrute y con la adrenalina de un concierto. No sería lógico echarte la cámara a la cara con la primera nota musical y comportarte como un burro con la cabezada puesta durante todo el concierto, no viendo y no viviendo más que lo que te llega a través del objetivo.
- Ha decidido dejar su alter ego, elreylagarton, para pasar a lo que llama anonimato. ¿Por qué?
- Porque las tripas en este momento me están gritando anonimato, me gritan también experimentación y sumergirme en el estudio de la historia y obra que compone esta otra dimensión que llamamos fotografía. «elreylagarton» como alter ego creo que ya ha cumplido su objetivo que fue el de darme a conocer en su momento, con este nombre que por cierto proviene de Jim Morrison (The Doors) fue más fácil que si hubiera optado por «fulanito de tal». Estos meses pasados han sido cruciales, comencé el año 2020 proyectando una escuela de fotografía, ya me había puesto a mirar locales en Torrelavega y Santander y sondeado profesorado para el equipo. Llegó la pandemia y con ello el confinamiento, este recogimiento obligado en nuestros hogares me permitió adentrarme mucho más en la extensa colección de libros de fotografía y arte que alojo en casa y comencé a pensar en que la mayoría de los fotógrafos que admiro se les venera por un libro, una colección, un proyecto o incluso por una única fotografía y entonces surgió en mí una la metamorfosis y pensé en ¿qué era yo?. Y me respondí de inmediato que no era nada, un grano de arena en el desierto, una gota de agua en el océano de la fotografía, abandoné las redes sociales, dejé de mostrar mis imágenes, comencé a dar mucha más importancia al menos que al más, es decir no exponer al mundo nada de lo que luego me pueda arrepentir y aparté la idea de la escuela de fotografía tal y como la tenía planificada en la cabeza. Quizás más adelante tenga la motivación necesaria para regresar a ese proyecto.
- ¿A qué figuras de la fotografía admira?
- Admiro a muchos fotógrafos que abarcan un amplio espectro que va desde la fotografía documental al retrato, pero quiero mencionar a uno y se trata de Jacques Henri Lartigue quien en una ocasión dijo: «Desde pequeño tengo una especie de enfermedad: Todas las cosas que me maravillan se escapan sin que pueda guardarlas lo suficiente en la memoria»: Lartigue falleció en 1986 a los 92 años de edad y desde los 7 años hasta su muerte nunca dejó de tomar fotografías, yo creo tener esa misma especie de enfermedad que él y también quiero tomar fotografías mientras tenga un aliento de vida.
- ¿A qué compañero le gustaría ver en esta sección?
- Me gustaría pasar el testigo de esta sección a María Gil Lastra porque es una excelente fotógrafa con la que he compartido muchos fosos de escenario y cuando no está echo en falta esa complicidad que tenemos al realizar nuestra labor.
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