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Comenta que el público cántabro es repetuoso. «Muy de escuchar». Con esa premisa, Juan Zelada protagonizará este lunes la próxima cita del ciclo 'Cajas de Música' (Cines Groucho, 20.30 horas). En esa cuidada selección que realiza cada año Los Huesos de Portobello, en esta ... ocasión la sala 2 se llenará de sonidos soul, rock y aires setenteros. El músico, con seis discos en su haber y una interesante trayectoria, avanza que habrá sorpresas.
- ¿Qué ofrecerá este lunes Juan Zelada en Santander?
- Para quienes no me conozcan, tocaré algunas canciones que les gusten, con teclado y guitarra y tendré la oportunidad de rascar composiciones que no suelo tocar, tanto en español como en inglés.
- ¿Tiene ganas de enredar en su propio repertorio?
- No conozco a un músico al que no le guste enredar un poco.
- Ponerse ese reto de seguir descubriendo matices, ¿indica que la curiosidad se mantiene en plena forma?
- En este contexto, me atrae la idea de sacar canciones inéditas, que hace tiempo que no tocaba ni tenía en mente. Es un doble reto. Ver la reacción y comenzar un diálogo distinto. Con banda el vínculo entre unos y otros suele ser lo que transmites y aquí, sin embargo, es conectar con la canción y contar su historia. Al ser en una sala de cine, de fondo tenemos el hilo del séptimo arte y se puede hacer algún guiño.
- Fijándonos en lo más reciente, su último trabajo es 'Cercedilla Sessions', que cuenta con una carga simbólica para usted por elegir ese lugar
- Parece que hace un siglo, pero lo grabamos el invierno pasado y pasé allí toda la pandemia. La presentación y promoción hubo que cambiarla. En marzo volví a encerrarme para seguir componiendo, pero ya se había publicado y fue un poco extraño.
- Muchos músicos se han visto en esa peculiar situación como consecuencia del covid
- Fue una especie de coitus interruptus por no poder rodar esas canciones muy sinceras que plasman la energía de la banda. Estos son los temas que estaba sintiendo y quería transmitir. Fue un quiero y no puedo. Con lo que venga después del verano, quiero reconectar con esas canciones y añadir otras nuevas. Ya han surgido como para tres o cuatro discos.
- ¡Ha sido prolífico en cuanto a composiciones en este periodo!
- Sin querer ser tópico con la temática, lo que intento es contar sensaciones. He tenido la suerte de poder estar bien en esta situación, arropado con familia y con otros músicos, pero con sensaciones nuevas. Tengo muchas canciones que voy reduciendo en filtros sucesivos hasta dejar las que quiero que entren en un disco.
- Tener entre manos esas canciones, querer que sigan su camino y no poder compartirlas con el público, ¿hace que el trabajo del artista pierda su sentido?
- Sí, pierde sentido porque el comienzo de este arte es en parte comunicación. Una cancion no la puedes guardar en el armario; la tienes que compartir con alguien, con tu familia o con las redes. Pero si se quedan guardadas, no tienen mucho sentido. Pierdes una parte de la interacción. Cuando las concibes te conviertes en más que un músico, en el vehículo que las traslada, porque a veces te llegan, acudes a tu instrumento y es como si la canalizases por automatismo. Me encantan esas canciones que parece que se han escrito solas y tú pasabas por ahí. Suelen ser las que se hacen en 15 o 20 minutos.
- Ha pasado más de una década en Reino Unido. ¿Qué destacaría de aquella época formativa y profesional?
- De pequeño había ido al colegio a Inglaterra, ya era bilingüe y siempre habíamos mamado música anglosajona en casa. Mi nuevo viaje, ya de adulto, no fue por huir, sino por encontrarme con esa música que tanto me gustaba. Era lo que me salía y daban una beca para la escuela de Paul McCartney, en Liverpool, y ahí empecé mi carrera. Lo que más me llamaba la atención era lo que se empababa la gente de música, en la radio, o en los programas de televisión. No eran solo el formato tipo OT, sino música de todo tipo mezclada en formatos muy distintos. Entendí todo lo que había detrás y me fue muy útil para descubrir esa cultura musical.
- ¿Fue un camino fácil?
- Me fui haciendo un hueco. Tuve trabajos de piano bar, en todo tipo de bandas y después de Liverpool llegué a Londres y empezó una operación enorme. En Londres era un artista 'wannabe' más, a veces llegaba a fin de mes tocando en cruceros. En paralelo intentaba avanzar con la acústica en ciclos de showcases de cuatro o cinco artistas. Si tenías suerte y generabas ruido, empezaban a verte ojeadores de distintos sellos. Me recuerda como a la vieja escuela, firmando adelantos para sellos y el sueño de tener un gran contrato. Durante 3 o 4 años, varios músicos hicimos eso y terminamos firmando con Decca, un sello mítico, pero seguías con el culo al aire en muchas cosas. Fue un aprendizaje intenso e intensivo. La conclusión es que tener buenas canciones y experiencias en la mochila que compartir es lo que perdura.
- ¿Qué valoración hace de las movilizaciones del 17S que han sacado a la calle al sector musical para reivindicar mejores condiciones profesionales?
- En este país somos todos partícipes de que las cosas estén como están. No podemos criticar el reggaeton si al 80% del país nos encanta perrear. Más que criticar, me gusta contar lo positivo. Desde que vine aquí he conocido músicos increíbles y solo veo cosas buenas. Es más complejo que estar mejor o peor que otros países.
- Una de las principales peticiones es una mejor protección institucional
- Empatizo con toda la iniciativa, pero el problema ya existía antes. La pandemia sólo ha puesto de relieve algo que ya se daba para muchos en este sector, que no tienen su situación regularizada, con instituciones que no promueven hacer las cosas bien y parece casi de kamikaze querer ser autónomo. Con cuatro meses sin cobrar nada, con familias que no pueden subsistir y sigues pagando 300 euros al mes a Hacienda. No entiendo donde cabe el incentivo para darse de alta.
- Y para lograr mayor respeto para el sector
- La cobertura de las instituciones, no solo del ministerio, que también, es que se dé mayor valor a lo que aportan los eventos culturales a la idiosincrasia de nuestras comunidades. Es toda la gente que hay detrás de una gira. Esto pone en alerta para saber todos los profesionales que hay detrás. La cultura es el reflejo del ánimo de la gente, y que demos esta visión de desamparo y falta de cobertura es un poco triste.
- Este verano atípico, tuvo ocasión de girar en formato cuarteto.
- Sí, nos hemos llamado los Souls Brothers, en una formación con Adrián Costa, Julián Maesso y Alberto Anaut. Al juntarnos nos dimos cuenta de que todos tenemos algo que contar, con una perspectiva distinta. Te juntas con gente así y la esperanza para la música la ves de una forma diferente.
- También es diferente la manera de comunicarse con el público, ahora que solo se les ven los ojos tras las mascarilla
- Habrá que adaptarse e ir sacando recursos, subiendo más las manos, haciendo algunos gestos. Es una barrera más de comunicación y todo lo que lo limite es un rollo, pero toca sacarle el mayor partido. Hay gente muy convincente y muy expresiva a pesar de las mascarillas.
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