Como dirían los irlandeses Thin Lizzy, «boys are back in town», o al menos lo estarán por una noche. Esa noche, la de hoy, quizá no se parezca a aquella en la que tocaron en Belgrado delante de 100.000 personas durante su gira por ... los Balcanes, pero también es especial a su manera: vuelven a los escenarios diez años después de parar de manera indefinida. Ese reencuentro será en Torrelavega, la ciudad en la que dieron sus primeros acordes y en la que, con la mirada puesta en el presente, echan en falta una ordenanza que ampare la realización de pequeños conciertos bajo un marco legal, algo que supondría «un hito que acabaría con un mal endémico de nuestra cultura base» y que está pendiente desde 2017, cuando se aprobó la redacción de la misma.
En un tono más amable hablan sobre una hipotética continuidad, a la que no cierran del todo la puerta, si bien «dependerá de si salen cosas interesantes». De momento la primera ya tiene nombre: 'KSC Revival', el nombre con el que bautizaron al grupo de whatsapp donde se gestó el reencuentro.
- ¿Dónde han estado metidos los miembros de King Size Co. hasta ahora, musicalmente hablando?
- Tras el parón yo —Juanma— seguí con Soulbane, mi otro grupo, y próximamente comenzaré con una nueva banda llamada Louder; Víctor tenía La Chica & La Grande, que estuvieron funcionando hasta hace unos años, además de sus canciones en solitario como Oleaje; Berto, Manu y David montaron The Northern Rocket junto a Luisja y Jesús un tiempo después de parar con KSC e incluso David por su parte también toca en Green River Tribute, banda homenaje a la Creedence Clearwater Revival; Fer, guitarra original de la banda, está en Stone House Syndicate... La verdad es que no hemos perdido el tiempo, y a quien me comentaba que qué pena que hubiésemos parado siempre le contestaba que de ahí han salido otras tantas cosas interesantes. Al final tenemos el gusanillo y no creo que seamos capaces de quedarnos quietos, moriremos tocando de una u otra forma.
- Vuelven a los escenarios 10 años después, ¿lo hacen de manera definitiva o serán como esas familias que solo se ven en Nochebuena y Año Nuevo?
- (Risas) ¡En abril ni siquiera sabíamos que íbamos a volver a juntarnos! Siempre hemos sido el espíritu de la improvisación y no hemos sido conscientes de que ahora era un buen momento para juntarnos hasta que la gente de ACPT nos propuso participar en sus Jornadas de La Llama. Mikel y Álex llevaban un año presionando y la propuesta final llegó en el momento justo. Nos llamaron y en veinte minutos ya había un grupo de whatsapp llamado 'KSC Revival' y ya estábamos hablando de repertorio. Que coincida justo con los diez años desde nuestro último concierto ha sido una casualidad redonda. Sí que es cierto que todos tenemos claro que queremos seguir con el resto de proyectos que tenemos en marcha, y la continuidad de King Size Co. dependerá un poco de si salen cosas interesantes. El repertorio está ahí y estamos disfrutando mucho resucitándolo, y aunque realmente todo este trabajo para un concierto es lo menos rentable del mundo, con volver a 'montar el pollo' nos vale. Si en el futuro se puede aprovechar esto para seguir haciendo conciertos será genial y será que nos compensa, pero no hay ningún plan en marcha.
- En su momento fueron una de las bandas de Torrelavega con mayor proyección incluso a nivel internacional; llegaron a girar por los Balcanes. ¿Miran al pasado con nostalgia?
- Más que con nostalgia, con orgullo. Nos sentimos realmente afortunados por haber vivido la experiencia de girar por los Balcanes y tocar ante 100.000 personas en Belgrado, es lo que siempre sueñas cuando empiezas a dar tus primeros acordes. Pero lo más importante es haber vivido eso y otros tantos conciertos memorables como un grupo de hermanos y grandes amigos que solo buscaban y buscan hacer liadas brutales, con la intensidad, riñas, abrazos, besos y puñetazos que supone la hermandad. Cuando seamos mayores —aún más— serán las batallitas que nos repetiremos una y otra vez, porque las tendremos grabadas a fuego.
- Si nos quedamos un momento ahí, en el pasado, ¿qué dirían que les llevó a cesar su actividad como banda?
- Muchas cosas. Al final es mucho tiempo juntos, compartiendo muchas cosas de forma muy intensa, y a veces eso puede trascender a lo personal; si el clima no es el adecuado lo mejor es parar para tener más perspectiva. Musicalmente estábamos en un punto en el que intentábamos dar un paso más preparando mejor la grabación y los arreglos del disco que estaba por venir, matizando más los conciertos… y para eso hay que estar muy en forma anímicamente, más incluso para hacerlo literalmente por amor a lo que estábamos haciendo juntos. Somos de la vieja escuela y aún creemos en el romántico concepto humano de banda.
- Ya en el presente, parte de su regreso pasa por colgar sus trabajos en plataformas digitales. ¿Han pensado en la posibilidad de ser redescubiertos por los hijos de quienes antes estaban en las primeras filas de sus conciertos?
- ¡Ya hay hijos de KSC entre nuestras propias filas! En ocasiones ya me han sorprendido chavales que se acuerdan de la banda, y eso que echando cuentas debían de ser unos niños de aquella. Siempre es bonito ver a nuevas generaciones que se reenganchan, y si es en nuestro concierto, ¡más pelo y agilidad veremos! Hasta ahora, más allá de los vídeos que hemos subido, solo teníamos nuestras canciones registradas en soporte físico. La forma de difusión ha cambiado radicalmente y, ya puestos, nos pareció una buena idea hacer más accesible nuestra música. Si sirve para que llegue a más círculos, tanto mejor.
- Uno de esos trabajos que «han hecho más accesible» es 'Six Lost Songs', una demo de seis canciones grabada en 2012 que nunca llegó a convertirse en un disco.
- En el 2012 teníamos material nuevo y le dimos vueltas a cómo grabarlo. Había temas muy en la línea de lo que veníamos haciendo y otros con matices diferentes que nos parecían muy interesantes. Tuvimos un primer intento de ir al estudio, pero justo la semana antes de entrar, Manu se hizo una fractura en el brazo en su desafortunada primera subida a la nieve y cancelamos la grabación. Ahí fue cuando decidimos cambiar el concepto y grabar un disco en directo dentro del estudio, con menos temas y grabando la sesión en vídeo. Para ello comenzamos una preproducción con nuestros propios medios para tener claro todo antes de entrar en el estudio y así trabajar los arreglos en condiciones, lo que se ha convertido en las 'Six Lost Songs'. Pero al final durante ese proceso no estábamos en nuestro mejor momento a nivel personal y decidimos pararlo todo. Hace unos pocos meses se retomaron los últimos flecos que quedaban de grabar en esa demo y hemos hablado sobre publicarlo con la única pretensión de que quede constancia de las canciones. En mitad de todo esto ha salido este nuevo concierto y todo encajaba muy bien.
- Son seis a ponerse de acuerdo, ¿han conseguido hacer un setlist a gusto de todos para el día 4?
- Ha sido increíblemente sencillo; vamos a tocar prácticamente todo lo que tenemos a excepción de nuestras versiones más habituales para que no se nos haga de día tocando por segunda vez en nuestra vida. El orden ha salido de una lista de canciones de uno de nuestros últimos conciertos con algunos remiendos; como esa disposición implicaba mucho cambio subiendo y bajando y podía quedar deslucido, se nos ha ocurrido salir con tres guitarras, ¡como los Maiden! Los ensayos han sido muy divertidos y creo que va a dar un toque fetén. Además pensamos que sería muy chulo que Fer, como guitarra original, tocara los temas del EP 'Five Rock Songs', mientras que David se encargara del resto.
- ¿Habrá sitio en ese setlist para material nuevo y/o inédito?
- Lo más novedoso que plasmaremos son los temas de las 'Six Lost Songs', aunque alguna ya nos acompañó en nuestros últimos conciertos. Se puede decir que esos temas serán los 'inéditos' de la velada.
- La capital del Besaya siempre fue caldo de cultivo para aquellos que quisieran montar una banda. ¿Sigue siéndolo? ¿Todo pasa por la voluntad, o hacen falta más cosas, más recursos?
- En Torrelavega hemos tenido constantes altibajos con el tema de los conciertos locales dependiendo de la permisividad del consistorio de turno. Hay cosas que han avanzado mucho en estos últimos años, como son los locales Illera, la Muestra de Bandas y 'Escenario 39300', el 'Torrelavega Soundcity', las Jornadas de 'La Cultura Como Base del Pensamiento Crítico', los conciertos en Ítaca o los eventos de la asociación Octubre; todos ellos llevados adelante con mucha participación y trabajo de asociaciones sin ánimo de lucro, de forma colaborativa o independiente. Es cierto que se está trabajando en acondicionar espacios como el 'Sergio García', muy de agradecer aunque quede un abismo para llegar al nivel de infraestructuras del deporte base, pero para que la cultura base de Torrelavega tenga buena salud se tiene que poder autogestionar desde sus cimientos. Siempre me pareció muy cruel que se monten talleres de música para chavales y que luego, cuando se enganchan, descubran que montar pequeños conciertos en bares y pequeñas salas para empezar a crecer, como hemos hecho nosotros, es ilegal. En el 2017 se aprobó, en Pleno y por unanimidad, la redacción en seis meses de una ordenanza facilitadora para dar un marco legal a estos eventos, pero cinco años después no se ha presentado más que un borrador esmirriado que ha quedado en el olvido. Sacar esto adelante sería un hito que acabaría con un mal endémico de nuestra cultura base, pero falta voluntad y trabajo municipal. Para mí es su principal asignatura pendiente, no se puede sacar pecho por votar a favor de una moción y luego esconder la cabeza. Si tan difícil es, una de dos: o se votó a favor a sabiendas de que era imposible o se votó sin leer la Ley de Espectáculos publicada seis meses antes. Y eso sería totalmente injusto.
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