Luz, bondad y resiliencia; son las palabras con las que Marwán habla sobre su padre, nacido en un campo de refugiados y obligado a combatir en la guerra con dieciséis años. Ambos protagonizan la portada del último trabajo del cantautor, 'El Viejo Boxeador', 2020), un ... disco de diez canciones con espacio para el enfado, el amor y sobre todo las ganas de seguir adelante pase lo que pase.
Esas canciones sonarán en directo, con vistas a la bahía, este sábado 18, justo cuando acaban de cumplir un año desde que salieron al mercado.
- Actúa este sábado en Santander dentro del ciclo de conciertos 'Life the roof'; aforo de 120 personas, entradas agotadas. Suena bien, ¿no?
- Sí… El hecho de ya solo poder tocar suena tan bien después de la pandemia, que es maravilloso se haga en el formato que se haga. Pero si encima le añades que las entradas están agotadas y que va a ser un concierto especialmente íntimo y en un sitio súper bonito, la verdad que eso da más pie aún para disfrutar y para que estemos a gusto y hagamos un buen concierto.
- La pandemia ha dado pie para desarrollar estos formatos más pequeños.
- Sí, y es un formato que en mi caso ya hacía unos años que no hacía porque los últimos conciertos eran más grandes, de setecientas o mil personas. Pero el formato del sábado es un formato en el que siempre me he desenvuelto bien y que estoy encantado de volver a él.
- Llevaba como cuatro o cinco años sin hacer guitarra y voz yo solo, y está muy bien. ¿Como cuando venía a tocar con Lucas, 'Pez Mago'?
- Tal cual, eso es. Es el mismo tipo de concierto y yo creo que va a ser muy bonito.
- Será en la terraza de La Tabacalera, con vistas a la bahía. ¿Pueden las canciones transmitir sensaciones distintas según el entorno en el que se interpretan?
- Pues no lo sé, pero los sitios bonitos y cómodos uno siempre los recibe, como espectador y como artista, con mayor cariño. Cuanto más bello es algo, más se disfruta, y en este caso creo que así va a ser. O sea, que sí influye.
- En el disco cuenta cómo un productor le sugirió hacer un reggaetón. Sería curioso ver a un cantautor tan en las antípodas de su propuesta. Ese momento, ¿sucedió?
- En el mundo de la música y en general se trata de hacer algo que encaje. Uno muchas veces intenta encajar a toda costa y es algo que quería denunciar de un modo divertido. Los cantautores nunca hemos estado muy cerca de la música comercial y de las últimas tendencias, y hoy en día que muchos artistas con una calidad suprema se están lanzando a hacer reggaetones y cosas de esas. Pensé que estaría bien tratar de abrir el debate y preguntarse por qué tratamos de hacer tanta música que encaje y no la música que realmente nos conmueve. Yo creo que eso es un grandísimo error.
- «Pilotar a cielo abierto», canta en 'La Pareja Interminable'. ¿En eso consisten las cosas que emocionan, en no poner barreras?
- Sí, esa canción habla de tratar de perseguir el amor como uno lo sueña sin, como dices, ponerle barreras.
- Este disco encierra el rap de Nach con música orquestada pero también canciones más sencillas con guitarra acústica. Antes de crear un disco, ¿tiene claro a qué quiere que suene?
- Pues en este disco sí que tenía muy claro que quería cambiar la sonoridad y que fuera más orquestado, por eso me fui a grabarlo a Inglaterra con Collin Elliot, que es un productor increíble que ha grabado a artistas como Kylie Minogue. Sabía que era especialista en cuerdas y en arreglos delicados, y fui en su búsqueda. Quería hacer un disco que se saliera de las producciones convencionales, sobre todo de las producciones comerciales que se hacen en España, y que tuviese más clase; que fuese más bello.
- Ha rescatado del diccionario todos los descalificativos posibles para interpretar '5 gramos de resentimiento'. Ahora que todos parecemos tan felices tras la pantalla, no está de más cantarle a la rabia.
- Totalmente. El disco en general habla mucho sobre salir adelante en cualquier situación. Hablamos sobre la resiliencia, sobre segundas y terceras oportunidades, sobre superar los obstáculos… y lo hace tanto a nivel individual como de pareja e incluso a nivel grupal, por eso de los cambios sociales. Vivimos en un mundo de 'happycracia' —el término es de Edgar Cabanas—, y parece que uno no se puede enfadar o estar triste, así que con esta canción no hago una apología del enfado, pero sí una apología al derecho a enfadarse cuando abusan de uno. Expresar eso a través de la música y hacerlo con un poquito de humor e ironía, sin dejar de decir las verdades, me sentó muy bien; me sirvió para darme ese derecho que en muchas ocasiones no me había dado cuando recibí críticas muy duras y hubo gente que no se portó bien conmigo.
- ¿Cuántos se habrán dado por aludidos al escuchar el tema?
- Yo creo que la gente, en general, no se da por aludida; nadie piensa «yo soy un hater» ni piensa que forme parte de algo que, los que lo vemos desde fuera, vemos claramente.
- ¿Asusta la facilidad con la que podemos influir negativamente en la vida de alguien que ni siquiera llegaremos a conocer?
- Te voy a poner un ejemplo: el de los artistas. Los artistas nos hemos hecho artistas porque, al menos en mi caso, tenemos un sentimiento de no pertenecer a nada. Es a través del arte como encontramos una comunidad, como nos comprendemos a nosotros mismos y hacemos que nos comprendan y nos escuchen. A través del arte mitigamos ciertos dolores, y creo que en ese sentido hemos sido demasiado sensibles a la crítica. Evidentemente, uno con la edad se va endureciendo e incluso a veces te da absolutamente igual. Pero lo cierto es que recibir insultos gratuitos o críticas muy poco constructivas a lo que uno hace o expresa hace que a muchos artistas que tengan esa sensibilidad de la que te hablo le hagan mucho daño. Le pueden llegar a bloquear muchísimo. Algunos incluso prefieren mantenerse en el anonimato a seguir teniendo una cierta relevancia. Hasta ese punto llega.
- Viene de participar en el spot publicitario de Mahou, con la música de Pau Donés como protagonista y la premisa de que 'la vida es más vida cuando nos reencontramos'. Por experiencia propia, ¿coincide?
- Pues sí. Somos seres gregarios y creo que esta pandemia lo ha demostrado más que nunca; nos gusta vivir en comunidad, aunque uno deba estar bien, en la medida de lo posible, con una cierta cantidad de soledad. Pero lo cierto es que nos gusta estar con los nuestros, cuidar y ser cuidados por aquellas personas a las que queremos. La vida de una persona que tenga buena compañía es incomparablemente mejor que la vida de las personas que no la tienen, eso lo tengo clarísimo.
- ¿Ganar calidad de vida?
- Yo creo que sí. De hecho el otro día escuché que España es uno de los países con mayor esperanza de vida a pesar de la coyuntura socioeconómica. Quizá dentro de diez años estemos por encima de Japón y seamos el país donde más larga sea la esperanza de vida, y probablemente eso sea por el modo de vida tan social que tenemos. Y eso es bonito.
- Cuba, El Cairo, Nigeria, la franja de Gaza, Alepo.... 'Seguiremos' es contar cómo está el mundo a través de la canción.
- Sí. La canción habla de dos cosas; por una parte vas repasando los lugares del mundo donde no existe la igualdad y ves la desigualdad entre Europa y otros lugares; por otra, creo que tiene un mensaje bonito: que la humanidad, pese a todo y de manera mística, está unida. Lo mejor de todo es que es una canción pre pandemia pero parece post pandemia porque habla sobre la capacidad de la humanidad de salir adelante a pesar de todo.
- Termina uno de sus poemarios escribiendo «este libro se terminó de imprimir en un otoño en que empezaba la libertad». Un poco como ahora, finales de septiembre, que ya empezamos a ver la luz al final del túnel. ¿Qué efecto ha tenido en usted la pandemia, creativamente hablando?
- Muy grande, porque tenía mi libro a medias y, al disponer de tantísimo tiempo sin viajes, lo terminé. Tuve mucho tiempo para leer más, para tocar más la guitarra, para escribir poemas y también canciones… Durante la pandemia escribí para muchos artistas. Por ejemplo, ahora en el disco de Sergio Dalma hay dos canciones que he compuesto junto a otros amigos. Ha sido un momento muy creativo a pesar de lo malo; lo cierto es que los artistas necesitamos un grado de soledad muy alto para poder crear, y la pandemia nos lo proporcionó.
- ¿Tocar las canciones de este trabajo es el mejor homenaje que puede hacerle a su padre?
- Pues sí. No es un homenaje escrito expresamente para él a pesar de que salga en la portada del disco, pero lo cierto es que este trabajo, 'El Viejo Boxeador', tiene una canción con el mismo nombre que viene a contar la autenticidad y la manera de perseguir los sueños que uno tiene; sobre liberarse de los dictados de los demás y perseguir lo que uno quiere, y en definitiva superarse. La historia de mi padre es una historia de superación absoluta, de haber nacido en un campamento de refugiados, haber luchado en la guerra con dieciséis años, de haber tenido una vida y una adolescencia que para nosotros sería impensable. Es una persona con una luz y bondad increíbles, y al hablar tanto de resiliencia me apetecía hacer este homenaje a mi papi.
- Que el público de Santander se sume a ese homenaje, entonces.
- Va a estar muy bien, seguro.
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