Mikel Izal: «Está en riesgo la cultura musical de un país, con las bandas emergentes detenidas»
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La banda, a punto de publicar su quinto álbum, 'Hogar', abre el ciclo La Plaza este jueves en SantanderDesde la altura que le proporciona su más de metro noventa centímetros, Mikel Izal habla de manera sosegada. Sale, junto al resto de la banda a la que su apellido da nombre, de Salamanca hacia Santander. En la capital cántabra abrirán el ciclo de conciertos ... que recupera la Plaza de Toros como espacio para la música. Llegan, además, con nuevo material del que será su quinto disco, 'Hogar', para cuya publicación queda poco menos de un mes. Un disco que nace de un lugar distinto, pero que, avanza, seguirá sonando a Izal.
- Son muchas las bandas que se han visto obligadas a reinventarse en este periodo¿En qué ha consistido su caso?
- A nosotros nos pilla todo esto en pleno comienzo del final de gira de 'Autoterapia', después de trabajar durante meses en un show audiovisual que solo pudimos desplegar en tres ciudades, Granada, Zaragoza y Barcelona y tuvimos que retirarnos como todo el mundo. Después han venido meses en los que hemos hecho cosas en formato muy pequeño. Nos hizo ilusión hacer algo para nuestro equipo técnico en varias fechas y también para nosotros para no estar parados. Para un músico acostumbrado a estar de gira, los patrones pueden llegar a ser deprimentes.
- El verano pasado pudieron hacer conciertos, una rareza, a pesar de los formatos reducidos
- Fuimos de los privilegiados que pudimos hacer 15 o 18 conciertos y este verano hemos ampliado el aforo y hemos podido hacer hasta 3.000 personas, según el tipo de recinto. Nos podemos considerar afortunados. No es la tónica general de nuestros compañeros. Los grupos que dependen de las salas pequeñas o las propias salas, están en una situación muy complicado y no hay que despistarse.Corre riesgo el desarrollo musical de un país, si durante dos años, su semilla de las bandas emergentes ven absolutamente perdida la progresión. Un desfase musical importante. Más allá de eso, hemos tenido mucho tiempo para pensar y para trabajar en la sombra mientras esperábamos para poder trabajar al sol.
- Para hacernos una idea,¿Cuánta gente mueven en una gira como la suya?
- En esta gira llevaremos un personal técnico 15 o 20 personas. Es un gustazo que puedan hacer su trabajo igual que nosotros el nuestro.
- También una responsabilidad que quizá no se planteaban al principio. Es casi una empresa
- Si, efectivamente, todo va creciendo y te das cuenta de que eres una pyme hecha y derecha que mueve mucha gente que depende en parte de ti para sobrevivir y para tirar adelante en la vida. Es un gustazo como te digo que en estos dos años tan malos hayamos podido hacer bastantes fechas para poder volver a reunir al equipo y salir a la carretera. Estos dos añios hemos sido unos privilegiados.
- Hacer conciertos para 3.000 personas, ¿es para ustedes como viajar a épocas iniciáticas?
- Sí, ha sido adaptarse desde el privilegio. somos un grupo que en el estado en que nos cogió hemos podido ser de los pocos que pueden aspirar a grandes recintos y a meter ellos 3000 personas que e sun numero respetable. Es cierto que llevamos unos años acostumbrados a los «wizinks», a los festivales de 20.000, a nuestros conciertos de 10.000, pero con la que está cayendo, sincertamente, nos está sabiendo a gloria. Nos han sabido a Palau, a citas importantes. La energía, pors las ganas acumuladas, parecían no 3.000 sino 30.000 personas.
- Están a apenas un mes de publicar su quinto disco, 'Hogar'. ¿Cómo ha sido el proceso de trabajo?
- Curiosamente, no va a ser un disco pandémico. Las canciones de 'Hogar' estaban escritas antes o bocetadas o los temas estaban sobre la mesa. Algunas de las que vienen después, las generan más sentimientos ajenos a la pandemia. Obviamente, la pandemia me dio mucho tiempo para sentarme. Si no lo hacía me volvía loco, también. Había que ocupar la cabeza, desempolvar esos bocetos, escribir nuevos y salió un disco desde la intimidad y la calma más absoluta. De unos meses en los que no salíamos mucho.
- Su primer adelanto, 'Mequier', es decir, requiem, hace referencia a una música religiosa asignada a los difuntos. ¿La plantearon con ese sentido?
- Precisamente es lo contrario. Es un canto a la vida, a levantarse de una dificultad pero todo el mundo piensa que escribí en los días más duros y recurrentes y está escrita en 2018, después de un bloqueo importante como compositor. Venía de una sequía muy larga desde 'Pausa'. Para un creador es la pescadilla que se muerde la cola. Cuanta más ansiedad acumulo por no escribir,por no encontrar nada que me emocione, más difícil es hacerlo. Esta es una canción que habla de la vida, de los miedos, de las cosas que bloquean a las personas y de cómo superarlas. Es el mejor ejemplo de que todo lo llevamos a ese terreno.
- En su caso, ofreció su trabajo de forma distinta, con canciones en directo cada tarde. ¿Fue un bálsamo a esa rutina?
- Sobre todo sirvió para sentirme útil. Durante los primeros 40 días de la locura, cada día, a las 8 de la tarde, ofrecía unos cuantos minutos de música sencilla desde mi casa, repasando toda la discografía, algunas versiones y aluciné con lo que la gente agradeció esa tontería. Soy muy poco constante, pierdo muy rápido el interés en las cosas, pero ese ha sido uno de los periodos más constantes (ríe). Me sirvió como una escapatoria y una idea para levantarme con algo que hacer.
- Ha dicho que a la gente le gustó esa «tontería» en referencia a esos breves espacios de música. En este sentido, ¿cree que es justo el desequilibrio entre la demanda de Cultura que ha mostrado el público y las trabas para su normalización frente a otros sectores?
- Es que es un tema muy delicado. Estamos todos con la tentación de jugar a ser epidemiólogo, autoridad sanitaria, jefe de producción...Yo soy músico. Lo que creo que nos cabrea es la comparación. Ver lo que se hace aquí y lo que se hace en otros, pero también nos comparamos con otros lugares y nos comparamos con quien nos conviene. Quiero pensar que todo se está haciendo como tiene que hacerse. Como no tengo datos ni pruebas que me sostengan para dar una opinión a favor o en contra, deseo que se hagan bien las cosas. Eso es un acto de fe. Solo podemos jugar a saber lo que no sabemos o indignarnos por nuestras ganas de volver a trabajar como antes. Hay que ser un poco prudente con las opiniones.
- No opinar es un bien escaso a día de hoy
- Opinar categóricamente es un deporte nacional.
- Este disco que, como destaca, nace de la intimidad y de la calma, ¿tiene como resultado un sonido diferente a los anteriores?
- Hemos intentado a lo largo de nuestra carrera que el disco nuevo fuera siempre nuevo. Al principio fue todo tan rápido... En medio de un veranos de 25 festivales grabamos 'Agujeros de gusano', 'Copacabana', tres cuartos de lo mismo, no parábamos ni dos meses. Intentábamos experimentar y a veces lo conseguiamos. A nivel compositivo y de grabación intentamos hacerlo novedoso para no aburrirnos. Si nos aburrimos, no nos emociona lo que hacemos. Esta vez hemos tenido el tiempo que hemos tenido, sin saber ni siquiera cuando se iba a reactivar nuestra profesión. Más tiempo y más calma que nunca. A nivel compositivo creo he dado un salto, no sé hacia qué lado, pero otro. Con matices; ahora no hago cumbias pero sí necesito más estímulos para que me interese lo que compongo. Es el disco en el que más me ha sucedido. En 'Autoterapia' ya surgía esa enfermedad del creador. En este quinto álbum, con muchas canciones, necesito un gancho musical, un paisaje que me aporte cosas nuevas, si no no me interesa. Dicho lo cual, va a ser un disco de Izal. Algunas canciones se alejan, otras se acercan. El segundo adelanto, 'Fotografías', un viaje muy diferente a lo acostumbrado, ha levantado pasiones, ha removido el árbol, con gente que no ha entendido nada o que ha entendido todo. Te hace ver que quedan muchos caminos. 'Hogar' es eso.
- ¿La curiosidad es una necesidad básica?
-Totalmente. Si nos conformáramos todos los días con lo mismo, la vida sería extremadamente aburrida.
- Mirando al pasado, a aquella Bienal de Jóvenes creadores en Macedonia, donde surgió el germen de Izal, ¿se siente satisfecho, con los objetivos de entonces cumplidos?
- Parece una frase tópica, pero jamás me habría atrevido a soñar nada de lo que he vivido como músico, a nivel de impacto y vivencias. Se alinearon los astros, las canciones conectaron con mucha gente, muy distinta, que creo que es una de las claves. En nuestros conciertos cada uno es de su padre y de su madre y eso es muy positivo. Significa que has hablado de una forma correcta el lenguaje universal de la música. Desde ese 2008, han pasado 13 años. Entonces aspiraba a poder pagar las facturas viviendo de la música. Nunca habría sido tan optimista. Lo disfrutamos con normalidad. Aunque hubiéramos sido mileuristas habríamos sido igual de felices. Somos los mismos pringaos de hace trece años con o sin éxito.
- Un poco más mayores, también
- Sí (ríe) eso ha sido lo que más ha cambiado, lo de jóvenes
- ¿Qué parte positiva sacan de estos meses extraños ante lo que venga por delante?
- Lo mejor un disco enterito, que tampoco tenía yo muy claro en la hoja de ruta. El más emocionante y especial que he escrito. Eso queda para siempre. Y las dos giras de verano que hemos hecho que han sido muy bonitas. Nunca había tenido tantas ganas de salir a la carretera. Gustan más las alegrías cuando estamos en la mierda. Las dos giras y el disco creo que son tres premios muy golosos y somos muy afortunados.
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