«La muerte planea sobre este disco que, paradójicamente, tiene una vitalidad brutal»

-Viene de ganar el Premio Ondas a la Trayectoria. ¿Piensa mucho en cómo pasa el tiempo?

-Bueno, parece ser que últimamente sí he pensado mucho en ello. Ha habido acontecimientos recientes, compartidos y generacionales, que me han hecho pensar en el paso del tiempo, en la fragilidad de las cosas e incluso en la muerte. Este es un disco sobre el que la muerte planea, aunque paradójicamente el resultado final es un disco con una vitalidad brutal; es un disco que tiene zonas oscuras pero también zonas muy luminosas. Yo creo que cuando se plantea la muerte, la única huida posible es hacia la vida y vivir las cosas más intensamente. Igual es un topicazo, pero es así. Cuando uno toma conciencia -por la edad y por cuestiones personales como la muerte de mis padres y ser padre al mismo tiempo- de que el paso del tiempo no es una broma, ve que el asunto es muy interesante, muy rico y con muchas posibilidades. De hecho es lo que da una unidad al disco.

-En el discurso que dio al recibir el galardón reivindicó la necesidad de que las radios y televisiones vuelvan a apostar por la música. ¿Los medios de comunicación masivos han empobrecido musicalmente a su audiencia?

-Muchísimo. Antes no había tanta obsesión por las audiencias, y ahora el capitalismo y el mercado, el querer crecer constantemente, la cosa empresarial, se ha metido en nuestra forma de entender la vida desde hace bastante tiempo. Esa obsesión de querer crecer constantemente se ha puesto en manos de unos señores que estudian una serie de índices, valores y estadísticas, y que han decidido que el rock y el pop español, o al menos un determinado pop y rock español, no son rentables para las audiencias, lo cual yo creo que es un error. Hay muchísimos grupos o artistas a los que los algoritmos, las estadísticas y los estudios de mercado dejan fuera -yo incluido- que llenan los conciertos. Hay algo ahí que se les está escapando; Vetusta Morla no suena en ninguna radiofórmula y acaban de llenar dos Wizinks.

-¿Diría que todo lo que acaba deja huella?

-(Duda) Bueno, no sé si todo, hay cosas que se acaban y más vale que sea así. No dejan huella ninguna. Otras sin embargo, sí.

-Lo que estuvo a punto de acabarse fue su vida a manos de Chuck Berry cuando tenía veinticinco años. ¿Figuras como la suya siguen influyéndole a la hora de concebir un disco?

-Chuck Berry es uno de los padres de todo. Puedes encontrar su mano hasta en el 'Ok Computer' (1997) de Radiohead, por muy sofisticado, moderno y revolucionario que fuera en su momento. Chuck Berry es el padre del rock and roll, y todo el que se cuelga una guitarra eléctrica está en deuda con él, lo quiera o no. Entonces claro que sí, en este disco sigue habiendo muchísima influencia roquera y guitarrera, y por lo tanto directamente de Chuck Berry. No hay escapatoria a él.

-Berry era de Misuri y su primer contacto con la música fue en la Iglesia. 'Como los gatos salvajes', góspel incluido en el álbum que presenta, podría sonar perfectamente en cualquier parroquia estadounidense.

-'Como los gatos salvajes' es una canción absolutamente fundamental del disco. Es una canción de la que tanto José Nortes, el otro productor del disco, como yo, estamos muy orgullosos. Creo que el riff de ese tema fue de lo primero que consideré como objeto muy a tener en cuenta cuando el tema solo era un boceto para el disco. Así que sí, es muy posible que esa fuera la punta de lanza para el resto del disco.

-Anni B. Sweet, Araceli Navarro, Álex Olmedo, María Ovelar y Jacobo Serra llevan este tema a otro lugar. ¿'Aunque estemos muertos' es un disco coral?

-Hay mucho trabajo de banda pero la composición de los temas es mía, exceptuando 'Místico'. Cuando ya tenía muy avanzado el disco había tres o cuatro bocetos que no sabía si eran lo suficientemente buenos como para que terminasen siendo una canción. Entonces hice un experimento que hacía mucho tiempo que no hacía, que fue llevarlos al local sin terminar. En toda mi carrera como solista siempre he llevado los temas terminados al local, pero con Los Ronaldos, al ser un grupo, ensayábamos muchísimo; muchas veces llegaba al local con un riff que me había inventado esa mañana, empezaba a tocarlo y Los Ronaldos me seguían. Ahí te dabas cuenta de que un riff molaba que te cagas y que podía acabar siendo una canción. Así que quise volver a hacer ese experimento en este disco precisamente por las dudas que tenía y un poco también por estimular el espíritu de banda, de decir: «vamos a hacer este trabajo partiendo de cero, juntos». Eso generó un espíritu de 'todos a una' grabando el disco, y de entre esos tres o cuatro bocetos uno de ellos era 'Místico', la segunda canción del disco.

-¿Y el resto de bocetos?

-Funcionaron también, porque también están en el disco. Son 'Baila en la oscuridad', 'El Dragón' y otra que, si te digo la verdad, ahora mismo no recuerdo cuál era. Pero vamos, que las cuatro terminaron entrando.

-¿Qué van a encontrarse quienes hayan comprado una entrada para ver mañana a Coque Malla?

-Vamos a prestarle mucha atención al disco nuevo en la primera parte del show. De hecho, la banda es exactamente la misma que lo ha grabado. Entonces digamos que vamos a hacer vudú y el espíritu del disco se va a personar en el escenario. Y luego haremos una segunda parte con todos los 'hits' y en recuerdo a Los Ronaldos. El público encontrará una banda en forma y con un nivel de conexión absoluta.