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A sus veintinueve años, el cantaor Israel Fernández (Toledo, 1989) vive «en una nube en la tierra». Un trance en el que tiene mucho que ver el haber llegado a esa edad con su cuarto disco, 'Amor', recién publicado, convertido en la nueva estrella del ... flamenco para la crítica y tras ser alabado por artistas que van desde Rosalía o C. Tangana a Pablo Alborán. El creador, cuyo álbum ha recibido recientemente el Premio Odeón al Mejor Álbum Flamenco, protagonizará hoy en el Centro Botín de Santander una doble cita que contempla primero, a las 18.00 horas en el Auditorio del centro cultural cántabro, un taller creativo y después, a las 20.00 horas, un concierto en el que actuará acompañado por el guitarrista Diego del Morao, quien ha acompañado a figuras de la talla de José Mercé, Enrique Morente o Diego el Cigala, entre otros. La actuación forma parte del ciclo 'Música Abierta. Momentos Alhambra' del Centro Botín.
–Llega a Santander para ofrecer un taller sobre su proceso creativo y un concierto. ¿Cuál va a ser su propuesta?
–Soy más de inspiración y del momento, así que según se vaya desarrollando el encuentro voy improvisando. El concierto se centrará en los cantes del disco y lo que me venga a la cabeza en ese momento. En el taller explicaré mi forma de sentir, mi forma de componer, de escuchar el cante, todo de una forma natural.
–En el caso del proceso creativo que usted sigue, ¿cuáles son las claves?
–Lo primero que hago es encontrar un motivo que me lleve a vivencias, que pueden ser mías o con un amigo o con alguien que simplemente he visto en la calle, o algo en un cuadro que me ha llamado la atención. Todo te puede inspirar para componer.
–Además de cantaor también toca. ¿Se considera guitarrista?
–La palabra guitarrista es muy grande. Yo soy un aficionado a la guitarra, me gusta mucho y llevo tocando desde chiquitín, pero realmente toco en casa, me defiendo para componer y ya. En Santander me acompañará Diego del Morao, que para mí es un privilegio que esté conmigo. A él no le gusta que se lo digan, pero yo lo tengo por un genio, como un espejo donde los jóvenes se miran porque ha creado una forma diferente de tocar la guitarra, que es algo que consigue muy poca gente.
–Pese su juventud cuenta con ya cuatro discos y la crítica lo define como la nueva estrella del flamenco. ¿A qué cree que responde su éxito?
–Para mí siempre es un reto, pero creo que cuando uno, como en todo en la vida, hace las cosas de corazón, con sinceridad y de verdad, al final ahí tiene que haber una respuesta. En este caso la respuesta del público, que es soberano y quita y pone, me hace estar muy contento y muy agradecido a esta afición tan bonita, que mezcla juventud y personas mayores.
–¿Cómo es su relación con una música como el flamenco?
–El flamenco es patrimonio de la Humanidad y tiene las puertas abiertas para todo corazón que quiera entrar. Pero también es verdad que según entras a una casa, así te reciben. Por eso siempre que entro en la casa del flamenco, que es la de todos, lo hago desde la humildad, el respeto y la afición. Lo que yo tengo por el cante y por el flamenco es devoción, algo que llevo dentro desde pequeño y que viene conmigo como una sombra.
–Acaba de presentar 'Amor', su cuarto trabajo. ¿De dónde surge, qué características tiene este proyecto?
–Es muy importante para mí porque he escrito el 90% de las letras y es un trabajo de mucho corazón, de ahí su título. El hecho de que esté conmigo Diego del Morao, de que haya producido el disco y estado codo con codo conmigo para mí es un sueño cumplido, y no hay nada más bonito que los sueños que se cumplen. Ese es el milagro de la humanidad: que los sueños bonitos se cumplan. En este caso se ha cumplido por todo eso y por el recibimiento de la afición, con el Premio Odeón al Mejor Álbum Flamenco, así que estoy en una nube, pero una nube en la tierra.
–¿Qué significaron para este género y para usted dos figuras como Camarón y Paco de Lucía?
–El flamenco es muy extenso y hay muchos cantaores, guitarristas, bailaores... En el caso de Camarón y de Paco marcaron un antes y un después que es muy claro. Ellos cogieron toda esa afición y la época de oro y las trasladaron a un espacio sin fin, infinito. Según lo veo yo, todo el que quiera entrar en la casa del flamenco tiene que pasar por Camarón y Paco, no hay duda.
–El flamenco siempre ha marcado unos límites bastante estrictos. Frente a esa tradición, propuestas como la de Rosalía están traspasando esos cánones. ¿Cómo ve ese nuevo escenario?
–Todas las músicas tienen un canon, si no existiría el estilo. El canon tienen que estar ahí. Más allá de eso, es muy importante que haya libertad en la música, en todos sus palos. Pero la libertad se pierde cuando faltas a la melodía o te equivocas de carretera. Lo importante es que cada uno, con su libertad musical y su corazón, le dé su forma de sentir a la música pero respetando su esencia.
–En su caso, ¿cómo le ha afectado la pandemia?
–Durante el confinamiento pasé mucho tiempo escuchando cante, escribiendo, componiendo... He estado muy metido en mí mismo y ha habido momentos para todo, de estar mal por estar encerrados y no poder ver a los amigos y la gente que quieres... Pero me he refugiado en mi salvación, que es el cante.
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