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Lleva décadas sobre los escenarios, desde donde dispara letras críticas, directas y contundentes que acompaña de ritmos llenos de fuerza y potencia. Jorge Martínez (Asturias, 1955) es el cantante de Ilegales, uno de los grupos de rock de referencia en España. La formación, que ha ... retomado su actividad tras un dilatado parón, ofrecerá hoy un concierto en Escenario Santander a las 21.30 horas para presentar su nuevo disco, 'Rebelión'. Hablamos con su líder, hombre culto, directo y con un mordaz sentido del humor, sobre los grandes retos que afrontan las sociedades modernas y también de música, arte, historia o literatura.
-¿Por qué hay que rebelarse? ¿Contra qué se rebelan ustedes con este nuevo disco?
-Una rebelión en estos momento, dadas las grandes proporciones de los abusos que se dan a nivel económico y legal, al reparto tan sumamente injusto de los bienes existentes en el planeta y al deterioro del propio planeta, no es solo necesaria sino imprescindible y, además, es inevitable. Hay incluso grandes fortunas que son conscientes de que en la actual situación, con las tensiones a las que se está llegando, puede generar un baño de sangre, que sin duda se generará como ha ocurrido en muchos periodos históricos como la Revolución Francesa. Estamos acercándonos a un periodo realmente peligroso y doloroso.
-Ante semejante escenario... ¿qué podemos hacer?
-Estas circunstancias cambiarán queramos o no porque el mundo, tal y como está, no es viable. En el disco decimos cosas como que «las fronteras estallan de hambre pura». Y es imposible contener esas oleadas constantes. Es inevitable, no hay nada que hacer, es cuestión de tiempo. Se van a ir produciendo estallidos; los estallidos retrasan un cambio total porque sirven de válvula de escape. Las fronteras se acabarán derrumbando. Siempre hago referencia a los grandes escritores latinos como Marcial o Juvenal... Porque en sus sátiras describen muy bien la situación que hizo caer a Roma, y no dista tanto de la actual. Parece ser que la capacidad de aprender de los humanos es limitada, y la capacidad de recordar, mucho más limitada todavía.
-Hablando de música, ¿cómo describiría esta nueva etapa de Ilegales tras varios años latentes?
-Hemos pasado de ser un grupo muy ágil, que cogía una media de ocho aviones semanales porque nos movíamos con un equipo moderno pero limitado, muy aerotransportable, a perder esa movilidad. Pero hemos ganado en contundencia. Ahora, en vez de movernos cuatro o cinco personas, nos movemos once o doce. Porque hay dos técnicos de sonido, uno de luces... Un gran equipo para asegurarnos de que todo salga perfecto. Es algo que encarece y entorpece mucho cualquier movimiento, pero creo que ahora estamos mostrando una cara diferente a la que habíamos mostrado en años anteriores, en los últimos 18 o 20 años. Las dos maneras me parecen válidas. Antes tocábamos generalmente en sitios más pequeños, en las capillas del rock, pero ahora vamos a las grandes catedrales.
-¿Cómo han conseguido mantener su esencia a lo largo de tantos años?
-Ilegales nunca han estado exentos de cierta ferocidad. Aunque siempre digo que cuanto más vivimos más cambios se producen, eso no está reñido con que haya cosas que son indelebles, que no puedes borrar incluso aunque quisieras. Probablemente porque el ambiente externo produce este tipo de reacción, el mantenerse un poco a la defensiva y estar atento a todo, a todos los movimientos que se producen. No sólo políticos, sino artísticos o todos los sucesos del día a día, porque nunca se sabe qué puede ocurrir. Gran parte de las decisiones en este mundo también las toma la casualidad: estamos encadenados a un azar que nos impone una dirección determinada. Es así para todas las especies vivas, minerales, etcétera. Así es el universo.
-A lo largo de su trayectoria han visto evolucionar radicalmente al sector musical. ¿Cómo ha sido ese cambio?
-La industria discográfica se ha parcialmente derrumbado. El soporte físico es evidente que ya no existe salvo para algunos locos coleccionistas como yo. Las grandes multinacionales han acortado gastos en distribución, porque ahora todo se hace por medio de la Red. Vivimos en un momento en el que los cambios son muy rápidos, pero es algo que ha ocurrido en toda la Historia en general. En la actualidad se va a una velocidad vertiginosa. Ahora, por mucho que corras, siempre tienes a alguien corriendo delante de ti. Es algo que ocurre sobre todo a nivel tecnológico, pero parece ser que la especie a nivel de inteligencia está en clara involución. Probablemente porque nos hemos visto obligados a una especialización que provoca que unos pocos sepan mucho de muy poco; lo saben todo de algo muy concreto, pero no saben casi nada de otras cosas. Este es el momento histórico que nos ha tocado vivir. Los nuevos estudios científicos dicen que estamos involucionando, que cada vez somos menos inteligentes. Aquel hombre renacentista que tenía respuestas para todo, a veces erróneas, como el mismo Jovellanos, que a partir de sus errores siempre conseguía obras dignas de tener en cuenta, por poner un ejemplo de un intelectual del Siglo de las Luces, esas figuras ya no existen.
- Entonces, ¿es ahora todo menos auténtico, más comercial? ¿Nos estamos volviendo más mediocres?
-Estamos en un proceso que interesa a todos los Estados para mantenerse, un proceso de infantilización del ciudadano. Y en este proceso una de las cosas que se nos escamotea son las artes. En el caso de la música se nos escamotea la propia música. A las bandas les ponen un envoltorio con unas luces espectaculares, son todo imágenes, todo envoltorio, pero cuando te pones a desenvolverlo ves que dentro no hay nada. En el caso de Ilegales, el regalo, lo realmente positivo, en lo que más trabajamos y nos esforzamos es en la propia música, y veo que muchos de nuestros compañeros no. Ahora, en cambio, se aplaude las luces y las historias y se ha conseguido ya un público que no es hostil a que se le engañe. El panorama se está envileciendo considerablemente.
-La música es una parte esencial de su vida, le ha dedicado gran parte de ella. ¿Qué le aporta?
-La música mueve emociones que otras cosas no mueven, es capaz de emocionar de una forma diferente. Su efecto es tremendo, no sabría explicarlo. Esa nube sónica... Estar inmerso en ella es algo que me hace muy feliz.
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