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Andreas Scholl afirma guardar un buen recuerdo de su paso por Santander en 2018 y espera, junto al laudista Edin Karamazov, ser «capaces de deleitar y emocionar a nuestros oyentes». Una sensación que considera «un regalo que no se consigue a través de la ambición, sino de estar preparado y luego aceptar la música que habla a través de nosotros». Lo hará esta tarde, en el Palacio de Festivales (19.30 horas) con un programa que incluye piezas de Bach, Handel y canciones típicas del folclore británico.
-Se le suele presentar como el contratenor más importante del mundo. ¿Se siente responsable con estas palabras?
- Siempre habrá una presión que los artistas nos impongamos a nosotros mismos y el arte consiste en equilibrarla con una sana autopercepción. No pensar demasiado en nosotros mismos ni demasiado poco.
-Viene a Santander con Edin Karamazov, conocido también como el laudista más importante del mundo.
-Edin Karamazov no es sólo un genio del laúd, sino también un gran amigo musical y personal. Durante los últimos 30 años hemos desarrollado una comunicación casi telepática sobre ideas musicales. Ambos conservamos la alegría de hacer música y la gratitud que tiene que formar parte de ella. Seguimos desarrollando y descubriendo nuevas ideas sobre la música que tocamos. Así, cada concierto es un nuevo enfoque del repertorio y no una reproducción de un concierto anterior.
-También será posible escucharle cantando canciones populares inglesas, un tipo de música que le gusta especialmente. ¿Por qué?
-La comunicación musical puede darse a muchos niveles. La música artística suele estimular nuestro cerebro y de un proceso de pensamiento surge una emoción. En la música folclórica podemos evitar el cerebro y comunicarnos directamente con el alma humana. Las melodías tienen raíces ancestrales que no suelen tener acompañamiento. Parecen hablar un lenguaje antiguo que redescubrimos cada vez que escuchamos estas melodías.
Agenda Hoy, a las 19.30 horas en la Sala Argenta del Palacio de Festivales.
Programa 'Canciones del laúd', con piezas propias de Kalamazov, de Handel y Bach.
Curiosidad En la segunda parte del recital el repertorio serán canciones de folk inglés.
-Con la música presente en su vida y en su familia desde que era niño, ¿qué significa el silencio hoy en día?
-El silencio es una forma de comunicación tan importante como el sonido. Un concierto que comienza en completo silencio se desarrollará de forma diferente en un sentido dramatúrgico que un concierto que comienza con un público ruidoso y la gente aún moviéndose por la sala. Disfruto mucho de los momentos de silencio como momentos para reunir nuevos pensamientos.
-¿Cuál fue la principal lección que aprendió de su maestro René Jacobs?
-René Jacobs siempre busca la raíz dramática de lo que tocamos o cantamos. Me enseñó a 'saborear' cada palabra mientras la canto. Cada palabra clave de una canción contiene su significado en su sonido fonético. Oscuridad, muerte, amor, o pena son palabras que no deben pasar desapercibidas y sin significado en una canción.
-Ha dicho que lo que realmente importa con Bach es comprender el sentido de su creación. ¿Cuál es ese sentido?
-Con 'sentido' de la creación me refería a la razón por la que Bach compuso su música. Su objetivo principal era enseñar y educar el alma humana y salvarla del infierno. Es irrelevante si un cantante cree en el contexto religioso de la música de Bach, pero tiene que aceptar la realidad de esta música, la razón por la que existe. Como buen 'actor de canto' necesito ser constantemente consciente de este aspecto y de la urgencia que aporta a la música. Esta urgencia y profundo deseo de cambiar o transformar al oyente es algo que debemos adoptar de Bach. Al final convenceremos al oyente por nuestro sincero deseo de cumplir esta misión, no porque utilicemos el material de cuerda o los instrumentos históricos o la ornamentación adecuados.
-La voz por sí sola no existe sin la personalidad del cantante, dice. -¿Cómo trabaja con sus alumnos para que encuentren su propio estilo interpretativo?
-De hecho, el mayor reto en la enseñanza es el aspecto de la personalidad del cantante. Mis alumnos no deben ser una imitación mía y de mis ideas. Hay que guiarles hacia sus propias elecciones, individuales, que luego tienen que defender en una interpretación de concierto. Yo condenso el desarrollo en tres pasos: imitación, contemplación, emancipación. No hay nada malo en adaptar una idea de tu profesor, pero no te quedes ahí. Contempla lo que te hace esta imitación y luego emancípate de ella, con tus propias ideas.
-¿Cómo se sintió grabando sus canciones, como 'Never Again', en un lugar como Abbey Road?
-En cierto modo, tuve suerte de contar con el apoyo de una gran compañía discográfica (DECCA) en aquel momento. Estar en el mismo estudio en el que los Beatles grabaron sus discos fue emocionante y estoy agradecido por esa maravillosa experiencia.
-Desde el adolescente que escuchaba a Pet Shop Boys hasta el cantante de Bach, ¿cree que el lenguaje musical puede tender puentes entre generaciones mejor que otras artes?
-Creo que todas las artes pueden conseguir salvar esta distancia. El cine sería un buen ejemplo de una forma de arte igual de adecuada. Quizá el hecho de que todos cantemos y bailemos al menos en un momento de nuestras vidas hace que la música sea un lenguaje tan universal para conectarnos.
-Como aficionado al cine, si pudiera hacer una película de su propia carrera, ¿qué tipo de historia podría ser el resultado?
-Mi vida artística no es lo bastante interesante para una película. La historia es la de un cantante que tuvo la suerte de trabajar con los maestros más maravillosos y nunca dudó de sus consejos. Sería una historia sobre desarrollar la voz con paciencia y no ser excesivamente ambicioso.
-¿Qué balance hace de su propia carrera?
-Siempre fui consciente del don que recibí con mi voz. Nadie «crea» su voz. Siempre podemos trabajar y retrasar la capacidad de la voz, pero al final sólo el sonido tiene que llegar al oyente. A partir de este conocimiento intenté mantenerme humilde y modesto toda mi vida musical. Después de la pandemia esta actitud se ha hecho aún más fuerte. Estoy agradecido por cada nota que se me permite cantar.
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