Secciones
Servicios
Destacamos
Más de 150 conciertos en apenas año y medio. Sin más promoción que el boca a oreja. A miles de orejas. Si el indie tiene sentido, es precisamente el que le da el proyecto de Maria Arnal y Marcel Bagés. Hacen lo que quieren, rastrean ... en el folclore para construir un discurso propio en contenido y sonoridad. Así nació '45 cerebros y un corazón', un disco que muestra sus intenciones desde el propio título. Tienen algo que decir y van a hacerlo. Han conseguido pasar cuatro días seguidos en casa, en Barcelona, antes de continuar una gira que les trae esta noche a Santander (Casyc) a un concierto para el que hace semanas que no quedan billetes.
- Cuando uno se para a pensar que cuatro días en casa son un acontecimiento, ¿a qué ritmo va lo demás?
-Es otra velocidad, sí. Tienes que organizarte muy bien para no volverte loco, pero también es muy bonito. Está muy imbuido en un tiempo determinado. En octubre terminamos la gira y cada concierto es como uno menos que disfrutaer. Ahora la gente ya nos empieza a conocer, se dan solds out con mucha antelación, no estamos con ninguna multinacional, no hay prensa pagada y este ritmo es algo sorprendente.
- Todas esas circunstancias que menciona fueron no entraban en sus planes, entonces
-No lo esperamos, pero dedicamos nuestras vidas a esto y todo lo que hacemos tiene mucha intención. Tener un apoyo económico es determinante y en nuestro caso, el reconocimiento no ha venido desde ahí. Eso ha hecho que la propuesta haya ido creciendo rápido pero progresivamente no con un súper hype.
- ¿Ese término millenial convive con naturalidad con quien revisa el folclore tradicional?
- No pasa nada. Vive en mí y yo soy de hoy, ¡no soy una folclórica de los años 50! (ríe). Soy una chica que hace música urbana, que vive en Barcelona y tiene un discurso crítico. Y ya está.
- El abuelo de Marcel les recomendó que nunca dijera en público lo que pensaba. Se han saltado esa norma
- Sí, claro, hace rato. Para nosotros es una forma de entender el proyecto. Su abuelo vivió la Guerra Civil. Ahora, a diferencia de entonces, no tenemos miedo a que nos peguen un tiro. Eso nos permite poder hablar asumiendo la responsabilidad de hacerlo.
- ¿Qué implica esa responsabilidad?
- Que uno puede no llegar a mucha gente por posicionarse. No hacemos un disco de canciones de amor. Un disco que tiene como nombre lo encontrado en una fosa común, tiene un valor y un peso que hace que te definas y eso hace muy difícil hacer una propuesta.
- ¿Cree que la música actual carece de ese concepto de responsabilidad?
- Sí, pero por un motivo esencialmente comercial. Puede que te definas en la forma, pero el contenido, cuanto más ambiguo seas, mejor. Para mí lo interesante es poder hacer trabajos en los que no deba renunciar y que lo que quiero decir sea crítico en la medida de lo posible, o transformador. Aprovechar mi espacio para decir cosas que no se dicen o que están en ese espacio visible, sin renunciar a la experimentación, a la complejidad del discurso sonoro. También conceptual
- ¿Los efectos de sonido de las canciones son parte de esa experimentación premeditada?
- Todo lo contrario. Tenemos una forma muy física de mezclar nuestros lenguajes y nuestra manera de trabajar es muy química. Igual yo voy con una melodía y Marcel suma lo que ha pensado. Aunque nuestro proyecto empezó hace poco, siempre ha habido una conexión muy intuitiva, cada uno en su lenguaje. Somos muy directos; las canciones llegan cuando cada uno tiene lo que necesita. Traemos retales que se convertirán en algo cuando se una. Ahí empieza un diálogo en el que cada canción tiene su propio camino.
- ¿Y se imponen una disciplina o se dejan llevar por lo que surge?
- No tenemos una metodología o una forma. Trabajamos mucho desde la escucha. Eso hace que nos pongamos de acuerdo. Trabajamos muy rápido y eso nos ha dado muchas cosas bonitas. El disco lo hicimos y por eso pensamos que molaría currar con más tiempo.Con el segundo disco será algo muy importante. Depende al nivel al que trabajes tienes que tener en cuenta tu disponibilidad emocional.
- ¿Cómo se sienten en este momento?
- Cuando la gente no espera nada de ti es muy fácil sorprender. Ahora tenemos entre mano otro disco y queremos que esté mejor. Tiene que ser una continuación en todos los términos de experimentación, novedad, ironía, emoción… La sorpresa más grande para nosotros sería hacer un disco mediocre. Sentimos mucho respeto y mucha confianza con una presión distinta. Hemos hecho muestra movida y la gente ha conectado. Sigamos así. Queremos trabajar con más tiempo para estar más preparados para el recibimiento, para hacer cosas más complejas aún, con más fondo.
- 150 conciertos con un disco debut es una cifra apabullante
- Hace dos semanas estábamos en Perú, hemos pasado por Paraguay y hasta Moscú… Han sido un montón de cosas, de fechas, de lugares… En Madrid se saben nuestras canciones y las cantan en catalán. Es muy fuerte. Y ahí estamos, con ganas de seguir transformándonos.
- ¿En algún momento han sentido que este vendaval les superaba?
- No, no hemos sentido que nos sobrepasara. Eso ocurre si sientes que estás haciendo algo que no te representa o te has vuelto un personaje, pero nuestro proyecto es todo tan de verdad… Obviamente hay momentos de mayor cansancio, pero después te das cuenta de la suerte que tenemos y nos sentimos agradecidos. Estos son los frutos del trabajo y es precioso. Hacer algo potente no es garantía de que salga bien.
- Han conseguido el unánime reconocimiento de la crítica. ¿Qué peso tiene en su balance?
- Ha sido brutal porque hemos ganado como quince premios, que han llegado desde lugares muy distintos además. Si haces algo y funciona tan bien es maravilloso. Lo tenemos presente como un regalo que nos recuerda por qué estamos aquí para ir creciendo a nuestra manera.
- Vienen a Cantabria dentro de la programación de una institución académica. ¿Les parece importante este eje de actividad?
- Me parece maravilloso. Los espacios educativos han sido muy maltratados y muchos se han sumado a programas que lo que hacían era despreciar el conocimiento, creando másteres carísimos, por ejemplo. Pero ahí entraríamos en otro tema.Digamos que la universidad como institución es una cosa y después está el espacio que debería ser de libre circulación del conocimiento. Es lo teórico lo que más me interesa.Hay millones de cosas que son problemas actuales que solo con educación se podrían corregir y barrer, sobre todo en términos de género, por ejemplo.
- «Una huelga general de una semana / sería suficiente para hundir la economía», cantan. ¿La movilización del 8M servirá para cambiar la situación de las mujeres?
- Ha sido algo brutal para mí, una barbaridad. La gran movilización de los últimos años. Me parece súper potente que se pongan sobre la mesa todos estos discursos, que se genere la globalidad que tiene este discurso. Es una oportunidad también para que gracias al feminismo vayan creciendo otras luchas minoritarias. Me parece muy importante que aparezca con toda su fuerza y todas sus grietas. Que no sea tan fácil pasar de largo por encima de él. Fue una barbaridad.
- Del género al idioma. ¿Han tenido alguna limitación por hacer parte de su repertorio en catalán?
- Que va, al contrario. Toda la gente que viene a nuestros directos no debe mirar mucho la tele… Hay que dejar de mirarla, porque solo dicen chorradas. Mucho de esa confrontación no existe, solo nos han hecho creerlo. Hay empatía, sensibilidad, respeto… eso es mucho más real que lo que se ve por ahí y no tiene nada que ver con que haya personas en prisión injustamente y que los partidos se hayan aprovechado de esta situación para ganar más votos distraer de cuestiones como la Gürtel. Ha sido un uso muy cínico y una confrontación construida a propósito para despistar. Así lo vivimos nosotros, con una propuesta en la que todo convive. Mis abuelos eran de Aragón, Andalucía y Extremadura y nadie me tiene que decir qué lengua debo utilizar o cómo.
- ¿Es cierto que todo esto empezó porque se rompió una pierna?
- Esto es un poco como un relato. Estudié Interpretación, también Antropología y sí, me rompí una pierna pero ya me gustaba la música anteriormente, solo que no pensé dedicarme a ello. Por una cuestión de que si no estudias música desde pequeño parece que después no puedes hacerlo. Las otras cosas en las que me formé hacen más especial mi proyecto y después ya he estudiado canto y música. Digamos que esa rotura me hizo construir una nueva vida y elegí pasármelo bien. Este fue el resultado. Asumí también la responsabilidad de ello, porque algo que no te gusta nunca lo haces bien del todo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.