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«Tengo el corazón loco», bromea Jesús Ordovás (Ferrol, 1947) al otro lado del teléfono. Un pequeño problema de salud surgido a última hora le impide asistir hoy a la inauguración en Santander de 'Esto no es Hawaii', una exposición en la que el archivo ... del veterano periodista –junto a materiales adicionales de artistas como Ceesepe, El Hortelano o Alberto García-Alix– sirve de hilo conductor para rememorar La Movida, el movimiento contracultural que caracterizó a la España de la transición y los primeros ochenta.
Sociólogo de formación, sus libros sobre Dylan, Marley y el rock californiano le permitieron recorrer medio mundo en su juventud, hasta regresar a Madrid para ejercer de cronista en directo de la explosión de creatividad de la Transición, en especial desde sus programas en Radio 3, que abrieron las puertas de una audiencia masiva a los músicos que entonces comenzaban a despuntar.
–¿De qué va 'Esto no es Hawaii'?
–Se trata de material que he cedido al Archivo Lafuente: una selección de maquetas, de Siniestro Total o Almodóvar, por ejemplo, primeros singles, fanzines de la época, revistas como La Luna de Madrid o Madrid Me Mata, fotografías… Incluso hay grabaciones de algunos programas especiales.
–El título resulta muy familiar para toda una generación…
–Aunque comenzó como programa independiente en 1980, después se integró en 1982 en el Diario Pop, como la sección dedicada a la música española .
–¿Qué fue primero, la gallina o la canción de Loquillo?
–La canción; decidí que sería la sintonía del programa cuando escuché lo de «Si no hay olas, yo soplaré»: ése era la actitud del programa, y la de la gente que estaba empezando a montar grupos, discográficas, hacer fanzines, exposiciones…
–Gente que entonces se movía en el circuito 'underground' y cuatro décadas después son carne de homenajes y exposiciones. ¿Cómo se produjo ese milagro?
–Creo que precisamente 'Esto no es Hawaii' fue la bomba de neutrones que expandió esa explosión de creatividad por toda España; hasta entonces estábamos centrados en Madrid, pero a partir de que entramos en Radio 3, en 1979, descubrimos que la Movida era global, la había en Málaga, en Bilbao, en San Sebastián…
–Y Vigo, claro…
–El disco que marcó un antes y un después fue el de Siniestro Total; me lo pensé mucho y lo empecé a poner poco a poco, pero la gente se dio cuenta de que en Radio 3 no había censura y podían canciones aberrantes, demenciales y hasta mal grabadas, y las poníamos con la misma pasión que si fueran de Bob Dylan; más, incluso: estábamos descubriendo algo nuevo.
–Mucha innovación para un país que todavía estaba saliendo de la dictadura, ¿no?
–Procedíamos del underground, del rollo: no necesitamos a esos políticos y sus estructuras para hacer lo queremos. Pero el PSOE había ganado las elecciones, primero en Madrid y luego a nivel nacional, y era mucho más abierto en cuestiones culturales que el resto de partidos. Eso nos permitió programar lo que quisiéramos y hacer otros programas como 'Tiempos modernos', que también fue un gran revulsivo entonces.
–Eso suena a alineación planetaria, a momento irrepetible…
–Fue como si el underground hubiera tomado Radio Nacional. Y Televisión Española. Algo realmente increíble y revolucionario. Lo que hicieron Paloma Chamorro, Carlos Tena, Diego A. Manrique, Javier Rioyo o Manolo Ferreras fue romper moldes: cómo se entrevistaba, los temas, la programación, la música…
–¿Y no hubo reacción contrarrevolucionaria?
–Hubo de todo; como directores de Radio 3 que me decían que «esas porquerías no se pueden poner».
–O sea, ¿que la corrección política se inventó en Madrid?
–La inventó el PSOE, que en una segunda época se llenó de ejecutivos preocupados por el voto de la clase media. Después del escándalo de las Vulpess todo empezó a cambiar; nos controlaron más y comenzó una especie de censura encubierta.
–El término 'La Movida' suele atribuirse a Francisco Umbral…
–La primera vez apareció en la revista Sal Común; llamé a mi sección 'Movidas postrockeras'. Umbral estaba al loro de todo, oyó la palabra y empezó a utilizarla en sus columnas. También la utilizó Paco Martín para titular un libro, y ya se quedó para siempre.
–En ocasiones se ha autodefinido como 'fan fatal'. ¿Cómo era su relación con los músicos?
–Cuando descubrí a Alaska, a El Zurdo o a lo Burning me hice amigo de ellos, como de todos los grupos que me gustaban.
–¿Tenía sus favoritos, o mantenía imparcialidad de periodista?
–Por lo que ponía por la radio se me notaba quién me gustaba: Derribos Arias, Glutamato Ye-Yé, Pistones…
–No sé si es consciente de que, además de robarnos el sueño con su programa nocturno, también moldeó el gusto musical de buena parte de una o dos generaciones…
–Estoy encantado de la respuesta de la gente, allí donde voy, hasta en Facebook; acabo de colgar una lista de canciones de 1982 y muchos me dicen que tienen las canciones grabadas en casete, de cuando las escuchaban por la radio. Es emocionante, sobre todo que mucha gente haya descubierto a esos grupos a través del programa.
–¿El mundo se ha vuelto más aburrido?
–Terriblemente… Y mucho más políticamente correcto. En la radio actual sería imposible programar cualquier canción de las que yo ponía antes.
–¿Ya no interesan el pop y el rock?
–La gente joven está con el trap y el rap. Se podría decir que el equivalente al rock and roll de los cincuenta o el punk del 77, sólo que con otros ritmos.
–Entonces, si volviera el Diario Pop, ¿programaría esa música?
–Metería algún trap que otro… A mí también me gusta el perreo.
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