«El rock en España no ha sido una música de mayorías, tienes que ir a buscarlo»

-Dicen por ahí que no le molan nada las entrevistas...

-No, eso tampoco; lo que pasa es que cuando no estás sacando nada no viene a cuento estar todo el día dando la brasa, ¿no?

-Entonces, ¿la prensa ya le parece de fiar?

-Bueno, vosotros vais buscando lo que vais buscando, ¿no? Un titular para que muchos lectores se metan a ver qué se ha dicho.

-También nos gustan mucho el malditismo y las leyendas, como esa que dice que iba usted para chapista.

-Es que era chapista.

-Entonces, pasar por un taller será como un viaje en el tiempo... ¿Qué piensa cuando lleva el coche?

-Que me alegro de no tener que currar de chapista, y poder dedicarme a lo que me gusta. Algo que entonces ni me imaginaba.

-Y lo mismo en el taller están escuchando 'Nada que perder', que lleva casi ocho millones de escuchas.

-Sí, esa salió como single y es más fácil de escuchar que otras. Pero es difícil decir que una canción es mejor que otra. ¿En qué te basas? ¿En que le gusta a más gente? Para mí las canciones tienen que aguantar el paso del tiempo, que te sigan gustando. Entonces, es cuando ves si una canción es guapa o no.

-Pero alguna preferida tendrá...

-'El poder del arte'. Es la última que hice y, como siempre, lo último es lo que más me gusta.

-¿Y qué tiene de especial?

-Es una canción más extraña. Más compleja, más difícil de oír, dura nueve minutos, con muchos cambios de ritmo.

-Y que habla sobre el proceso creativo.

-De la manera de hacer las canciones y de lo que sientes cuando las haces. Siempre hay muchas capas, y hablar de una cosa te da juego para sugerir otra.

-En cierto modo, este álbum es una vuelta a los orígenes tras una obra tan experimental como 'Mayéutica'.

-Sí, pero no dejamos de experimentar, de hacer cosas nuevas e intentar sorprender.

-¿Lo va a tocar esta noche?

-¿'Mayéutica' entera? Ya nos gustaría, pero son muchos minutos. Haremos algunos trozos. Pero bueno, a nosotros realmente lo que nos gustaría más sería tocar solamente lo último.

-¿Y qué van a tocar, entonces?

-Cogeremos de aquí y de allá; de los dos primeros discos, de Extremoduro... Unas más antiguas, otras más modernas, pero son las canciones que he compuesto a lo largo de mi vida.

-Costará elegir repertorio, con tanto fondo...

-Es difícil y es bonito.

-¿Por eso hace conciertos de tres horas, por no escoger?

-Pues sí; la frase que más se oía en los ensayos era: «Y esta ¿cómo no la vamos a hacer?». Al final, lo que hicimos fue ensayar muchas y las vamos cambiando, para que ningún concierto sea igual.

-¿Pero el público no pide siempre las mismas?

-Sí, pero hay que buscar un equilibrio. No puedes tocar canciones que estés hasta los cojones, porque al final se te va a notar.

-Entonces, ¿sus clásicos?

-Esas, aunque estés harto de tocarlas, ves cómo se pone todo el mundo, como las cantan y, claro, ¿no las vas a tocar? Porque estas canciones antiguas en directo es donde cobran su sentido.

-Canciones que se recitan de memoria. Y que le han creado un aura casi de poeta maldito, con leyendas urbanas y todo...

-Pues sí, una vez me pusieron un programa de radio póstumo. «¡Qué bueno era!», decían.

-Y habrá muchas sobre drogas, un tema mayor de sus letras.

-Bueno, son metáforas. A veces hablando de una cosa estás hablando de otra. Se trata de ponerse al descubierto, pero no tanto.

-Es celoso de su intimidad...

-Vivimos tiempos muy cotillas. Yo expongo mi obra, mi vida se queda para mi familia y mis amigos. De ahí no se puede pasar.

-Lo que no es leyenda es la devoción de sus fieles. ¿Qué se siente al ver por la calle tantas camisetas de tu grupo?

-Los artistas siempre necesitamos ese calor de la gente. Cuando haces arte no es como hacer una pared, que si está recta, está recta. No hay una base para decir «esto lo hago bien»; no, no lo sabes, y ese ánimo sirve para coger fuerza y atreverte a hacer cosas distintas. Pero sí, las camisetas dan muy buen rollito.

-¿De quién se pondría Robe una camiseta?

-Llevo camisetas diferentes. Me las pinta un coleguita.

-Igual en alguna podría poner 'rock transgresivo'; ¿todavía le define esa etiqueta?

-No sé si lo que hago es rock, pero creo que sí es transgresivo. Que te mueve por dentro y te hace pensar, que remueve las tripas. Y eso siempre hay que serlo. Aparte de que te emocionen las canciones, también está bien que te hagan pensar un poquito.

-¿Está el rock en decadencia?

-¿Que si está perdiendo terreno frente a lo que llaman las músicas urbanas? A ver, el rock en España nunca ha sido una música de mayorías; a lo mejor en otros países sí, pero aquí siempre ha habido pop, disco, ahora la música urbana o muchas músicas de mayorías que es lo que oye todo el mundo. El rock siempre ha sido un poco underground, tienes que ir a buscarlo, no es algo que pongan en la radio.

-En los conciertos la media de edad cada vez es más alta...

-En los nuestros hay mucha variación de edad. Por eso empezamos a dividir la parte más cercana al escenario, que antes era un campo de batalla, en zona marchosa y zona tranquila.

-Si, como en el poema de Raúl Núñez, le pagaran un millón de dólares, ¿volvería con Extremoduro?

-Si lo necesitara para algo... Pero así que se me ocurra, no necesito un millón de dólares para nada.

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