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Componer es para él algo «visceral», le sale de las entrañas, y a la vez, un proceso laborioso, porque entiende cada disco como «un todo» y no como una sucesión de canciones. De ahí su ambiciosa búsqueda de equilibrio; de ahí su inquietud por no ... repetirse; de ahí su apuesta por no habilitar atajos al proceso creativo. Después de celebrar su 25 aniversario en la música, el cantante, guitarrista y compositor cántabro Raúl Gutiérrez, Rulo, (Reinosa, 1979) se distanció de los escenarios para terminar de dar forma a '5' (Warner), su disco más personal, desde el título y la portada (en la que posa piel con piel con su hijo pequeño Andy) hasta cada uno de los temas que lo vertebran, un recorrido por el amor, el desamor y la amistad que acelera en su vertiente más rockera y respira en brazos de las baladas para convertirse en un bálsamo frente a una sociedad acelerada y en continuo conflicto. Un camino en el que tampoco faltan distintos guiños a su tierra.
–El viernes se publica '5', ¿cómo se encuentra a apenas unas horas de que vea la luz'?
–Pues sorprendentemente tranquilo, pero se acerca el día y se empieza a notar por dentro un poco de nervio, pero el bonito. Hay algunas canciones compuestas hace ya tiempo ('Persiguiendo sombras' hace tres años) que por fin ven la luz. Ahora es cuando te das cuenta de verdad de la infinidad de horas que le dedicas a un disco y ya es el momento de desprenderme de él; ya no es mío y, a partir de ahora, lo que tiene sentido es que sea de la gente, que al fin y al cabo es lo que da sentido a la música.
–Un disco muy personal, ¿verdad?
–Si hacer un disco es desnudarse, en este he ido un poco más allá, empezando por la portada. Cada vez tengo menos pudor a desnudarme porque ya no me va a hacer daño que alguien diga una crítica destructiva. En el arte hay que desnudarse, pero cuanto más totalmente lo hagas, mejor te quedas. Y se titula '5' por cinco grandes motivos: somos cinco en mi familia, somos cinco en el núcleo duro de la banda, es el quinto disco de Rulo y la Contrabanda (el decimoquinto de mi carrera) y es mi número favorito, un número que me he acompañado siempre.
–Me ha dicho solo cuatro motivos, faltaría un quinto...
–El quinto no lo puedo desvelar, hay que dejar un poco de misterio.
–En cuanto a las letras, el amor, en todas sus vertientes, sobre todo el desamor, es el hilo conductor que vertebra los temas.
–Creo que hay un poco de todo. La melancolía es marca de la casa, al fin y al cabo soy norteño, pero no es un disco oscuro, pesimista. Hay amor, desamor, amistad...
–Estilísticamente, hay baladas, medios tiempos, rock... ¿Le obsesiona buscar un equilibrio a la hora de dar forma a un disco?
–La predisposición en la grabación no me funciona, por eso me cuesta mucho cuando me mandan hacer una canción para alguien. Componer para mí es algo muy visceral: yo voy haciendo temas y cuando ya tengo siete u ocho y los hemos grabado, ahí sí que lo equilibro, en el anterior y en este me ha pasado. De hecho, la última canción que he incluido es 'A lo bonzo', que junto a 'Confeti' es la más rockera, porque sentía que hacía falta. Compongo solo, en mi casa, muchas veces de madrugada, con la guitarra acústica y el piano, por lo que lo normal es que nazcan lentas, pero luego cuando las vistes con la ropa de la banda es cuando las puedes hacer ya más rápidas, más rockeras. Por ejemplo, 'P' aquí, p' allá' la compuse con la acústica y mira en lo que se convirtió.
El disco
Temas: 'Tu mejor versión', 'Entre mi siempre y tu jamás', 'Persiguiendo sombras', 'Cuestión de fe', 'El plan perfecto', 'Confeti', 'El día en que el amor se rompe', 'A lo bonzo', 'Dentro de una canción' y 'De parranda'.
Producción: Paco Salazar.
Mezclas: Bori Alarcón.
Firmas de discos: Madrid: 3 de noviembre. Reinosa (Impluvium): día 5. Valencia: día 7. Barcelona: día 8.
Gira de presentación: A partir del 24 de febrero.
–Ha marcado una línea muy definida en sus últimos trabajos. ¿No teme encasillarse? ¿O que le critiquen por hacerlo?
–No, para nada. Si hay una premisa que tengo a la hora de hacer un disco es que todas las canciones sean diferentes; si veo que se repite alguna o que se parece a otra, la quito o la llevo a otro terreno. Sigo pensando en el concepto disco como un todo;es como un libro: si únicamente escuchas una canción es como leerte solo un capítulo. Tengo la sensación de que los fans desean que las canciones sigan una misma línea, de que hagas un mismo disco, de que en España la continuidad colma más al público, pero yo no puedo. Para hacer este disco me tiro dos años componiendo canciones, descartando otras, grabando... ¿Qué estimulo tendría yo entonces si repito algo que ya he hecho? Pues ninguno. Como autor soy egoísta, incluso voy cambiando de productor, de lugar de grabación, para que no haya una monotonía en el oído del oyente; es una necesidad vital que tengo de no repetirme. El público más fiel lo sabe y respeta y apoya esa inquietud.
–En 'Cuestión de fe', tercer single del que ha estrenado hoy videoclip, dice que no cree ni en el pop ni en el rock. Entonces, ¿en qué cree hoy en día?
–En esta canción enumero miles de cosas y digo que no creo en muchas de ellas, aunque en realidad en algunas sí creo y en otras no, pero lo hago para subrayar lo que es una declaración total de entrega y lealtad hacia alguien, porque el tema viene a decir incluso que no creo en mí o en ti, solo si somos dos. Por eso hay frases de negación de cosas que me dan la vida como la música.
–¿Es mejor la vida que vive dentro de una canción?
–Vivir permanentemente dentro de una canción es una utopía. Tengo amigos de profesión que no paran nunca, persiguiendo esa sensación de querer vivir eternamente en una canción o en un escenario, que es como intentar mantener el puntillo bonito que te da una primera copa de vino, algo que es imposible. Pero es verdad que las canciones hacen el día a día más bello: al oyente, como consumidor de música que soy, y al revés también, como compositor e intérprete, porque, en una tarde de lluvia en casa o en un día triste, las canciones tienen el poder de revivir un viaje que has hecho y convertir esos malos ratos en algo bonito.
–O como bálsamo para huir de cruentas realidades como las que se viven en Ucrania o en Oriente Próximo y de las que habló en su último artículo de opinión en este periódico.
–Sí, es increíble que en pleno siglo XXI estemos repitiendo capítulos tan tristes de la historia, los seres humanos no hemos aprendido nada. Me preocupa y más teniendo hijos, porque me cuestiono qué mundo les vamos a dejar. Por eso las canciones, o poder tocar un instrumento, se convierten en un refugio. No hay nada más balsámico que escribir una canción. Siempre he recomendado tocar un instrumento, no hace falta dominarlo, con cuatro acordes es suficiente. En mis peores días me pongo a tocar un poco el piano y la guitarra y a la media hora me siento mucho mejor. Hoy en día casi todo el mundo compone de forma rápida con el ordenador, sobre todo los artistas jóvenes, atajando el camino creativo, pero la sensación que te da un instrumento vibrando entre tus manos es incomparable, muy distinta a lo que te puede proporcionar un teclado de un ordenador.
–Usted no es precisamente de coger atajos a la hora de componer...
–Pues no, al contrario, soy muy clásico y le dedico mucho tiempo a componer, es un camino que hay que recorrer completo. Me gusta, salgan las canciones del tirón o no encuentre la luz. Porque la creación tiene también un punto de sufrimiento, cuando no estás inspirado, cuando te atascas... Pero el placer tiene que ganarle siempre a eso; solo concibo la creación si me lo paso bien, lo laborioso es perfectamente compatible con la diversión.
–En febrero inicia la gira de presentación por salas (con conciertos en Madrid, Barcelona, Bilbao, Pamplona y Valencia, entre otras capitales) y, de momento, no hay citas en Cantabria. Supongo que guarda la fecha para una cita por todo lo alto en verano.
–El próximo verano tocaremos en Cantabria seguro. No está cerrado, no sé si será en julio, agosto o septiembre, ni dónde, pero sí. Entonces hará dos años desde la última vez que tocamos en casa y es hora de volver a hacerlo. Por mí sería mañana mismo, pero con la firma de discos del domingo en Reinosa me quedo por lo menos tranquilo.
–De eso precisamente quería preguntarle...
–Pues es el más especial de los actos de firmas de discos que voy a hacer: ir a casa, a mi pueblo, estar con mis vecinos y amigos de toda la vida presentando el nuevo disco... Y el domingo día 5, no podía ser otro (se ríe).
«Si hay una premisa a la hora de hacer un disco es que todas las canciones sean diferentes»
«La melancolía es marca de la casa, pero no es un trabajo oscuro ni pesimista; hay un poco de todo»
«No hay nada más balsámico que escribir una canción, pero es una utopía vivir dentro de ella»
–Hacer firmas de discos hoy en día es casi tan 'vintage' como publicar una edición del álbum en vinilo, algo que también ha hecho.
–Antes sacabas un disco y te hacías doce firmas por doce capitales de España. O más. Pero ahora lo hemos reducido a cuatro por un doble motivo: porque no se venden discos físicos prácticamente, aunque yo tengo la suerte de que mi público sigue acudiendo al formato CD o vinilo; y porque está de moda el 'preorder': la gente lo compra por internet antes de que salga publicado, con algún detalle de regalo y ya firmado para premiar al que lo adquiere antes. Pero aunque sean menos sitios es algo que me gusta hacer porque el público te devuelve en caliente el primer 'feedback' que ha tenido del disco. La gira no empieza hasta febrero, voy a hacer muchas entrevistas por el camino, pero ¿dónde está mi contacto con el público si no hago cosas así? Me gusta mucho hacer las firmas, hablar con la gente que se acerca y tocar algunas canciones con guitarra acústica, en crudo, como cuando los compuse.
–Un público que ya ha agotado las entradas para el primer concierto de la gira, en Madrid, el 24 de febrero en La Riviera, sin aún haberse publicado el disco. Esto es empezar con buen pie...
–Es increíble, en solo tres días se han vendido más de 2.000 entradas. No tengo palabras para agradecer tanto cariño. Después de un año sin conciertos tenemos muchas ganas de volver a pisar un escenario. Las salas en eléctrico y los teatros en acústico son los dos recintos donde más disfruto tocando, son el hábitat natural de la banda. En esta primera tanda de la gira lo haremos en algunas de las salas más míticas de España.
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