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efe
Martes, 26 de febrero 2019, 11:19
Entre sonrisas y lágrimas, la muerte de Javier Krahe dejó muchos «huérfanos» que esta semana, cuatro años después, celebran la edición de un concierto grabado en su recuerdo por artistas y almas muy cercanas a la suya, como la de Joaquín Sabina.
«Ha ... sido el mejor amigo que he tenido nunca», ha afirmado hoy, emocionado, al recordar al hombre con el que entró a actuar en el mítico bar de la capital española de La Mandrágora («Sin duda alguna el momento en que me sentí con más éxito en mi vida -ha dicho-») y declarar, pese a su «vanidad», que «Krahe era el espíritu» de aquel local, cuna de cantautores en los primeros años 80.
No ha sido allí donde Sabina ha hecho estas declaraciones, sino en la también muy madrileña sala Galileo Galilei, donde en 2016 se celebró un concierto especial, transcurrido un año de la muerte del autor de 'Marieta'.
Ente otros, allí estuvieron Javier Ruibal (que interpretó «Salomé»), Pablo Carbonell (que hizo suya «Hoy por hoy»), Pepín Tre («Paréntesis»), Eva Hache («Días de playa») o El Gran Wyoming («Antípodas»), presente también hoy en la rueda de prensa, en la que se ha revelado que él fue uno de los que gestionaron «el maldito asunto del certificado de defunción».
Con la misma «calma» con la que el homenajeado se tomó la vida, sus huérfanos oficiales (Javier López de Guereña, Andres Prittwitz y Fernando Anguita) se tomaron este tributo y la edición del mismo en un CD+DVD que, bajo el título 'La sonrisa de Krahe' (Sony Music), llega 4 años después de llorar y reír su muerte a partes iguales.
«El día que murió estábamos destrozados, llorando a mares y muertos de risa simultáneamente, porque cualquier cosa que recordáramos era un motivo de sonrisa. Javier nos dejó una sonrisa permanente», ha explicado López de Guereña durante el encuentro con los medios.
Para todo el público que se quedó fuera, la obra refleja aquella velada y añade tres temas más, incluido uno póstumo, el único que dejó inédito y terminado el artista, 'Coplas patéticas', que se ha encargado de grabar el propio Sabina.
«Siempre he necesitado maestros, gente que sabía más que yo o que era más decente que yo. El mejor que he tenido en mi vida fue Krahe, por eso me siento huérfano. A solas en mi casa no me río repasando esa canción. A veces se me planta un lagrimón», ha reconocido el de Úbeda.
Preguntado por la posibilidad de que los versos que hoy le ha dedicado se conviertan en una futura canción, Sabina se ha limitado a suspirar un sonoro «ojalá».
«Tengo el corazón todavía demasiado dolorido para escribirle, pero tengo más planes con él que no voy a contar ahora», se ha limitado a señalar.
Con todo, la rueda de prensa ha hecho bueno el título del álbum y se ha convertido en foco de chanzas y risas, especialmente de la mano de El Gran Wyoming, uno de sus más allegados, desde antes incluso de que les abandonara el anonimato.
«Este hombre, como el Cid Campeador, ha cobrado más fama tras su deceso», ha ironizado el músico y presentador de televisión respecto a su relación esquiva con la fama masiva y recordar con humor que «vender discos, no vendía»
El Gran Wyoming se ha referido a Krahe como su «instructor, la persona más sabia» que hubiese conocido nunca, «muy puntilloso» y dueño de «un pensamiento decantado». «Yo solo he tenido fe en un ser humano y era él», ha subrayado.
El homenaje se extenderá hasta octubre con la publicación de una biografía y «anecdotario jugoso» titulado 'Javier Krahe. Ni feo ni católico ni sentimental', escrito por Federico de Haro en una edición dirigida por Violante Krahe.
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